Incluido en la revista Ocronos. Vol. V. Nº 12–Diciembre 2022. Pág. Inicial: Vol. V; nº12: 137
Autor principal (primer firmante): Luis Miguel Riestra Fernández
Fecha recepción: 22 de noviembre, 2022
Fecha aceptación: 8 de diciembre, 2022
Ref.: Ocronos. 2022;5(12) 137
Autor: Luis Miguel Riestra Fernández – Logopeda – Celador
Introducción
Podemos decir sin ningún tipo de duda, que la violencia de manera general ha estado siempre presente en las diversas culturas de la humanidad y a día de hoy sigue existiendo en distintos sectores laborales. En concreto, se estima que a nivel mundial aproximadamente un 25% de los incidentes con violencia en el trabajo pertenecen al sector de la salud, aunque en España los estudios que existen reflejan unas cifras en torno al 5% (sin contar con los casos que por distintos motivos no se denuncian).
Expondremos cómo se desarrolla actualmente esta problemática, la cual aparentemente no existe para la población general o se entiende como algo residual dentro de las profesiones relacionadas con la salud, aportando información sobre qué es, las nefastas consecuencias que tiene y los mecanismos de los que disponemos para poder identificarla y prevenirla.
Desarrollo
Entendemos la violencia laboral sanitaria como el uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea en grado de amenaza o efectivo dentro de este contexto, aunque realmente podemos decir que no existe una única forma de ejercerla (esta fuerza podría ser también psicológica, institucional o de otros tipos). Mayoritariamente los estudios concluyen que el perfil de los agresores suele ser varones (pertenecientes al entorno laboral o familiares de los pacientes), y las mujeres son normalmente las víctimas que lo sufren.
Dentro del sector sanitario, los riesgos que más debemos tener en cuenta son los relacionados con los trabajadores que desempeñan sus labores de manera aislada o solitaria (en contacto con el público), los que trabajan con personas necesitadas, en los servicios de urgencia o los que trabajan en condiciones de especial vulnerabilidad (empleo precario).
Las consecuencias de la violencia en el trabajo repercuten drásticamente en la prestación de los servicios de atención de la salud, deteriorando la calidad de los cuidados al paciente y contribuyendo en algunos casos a abandonar las profesiones sanitarias. Estas situaciones afectan gravemente a la propia salud de los trabajadores y aumentan los costes del mismo sistema.
La violencia en el trabajo sanitario no es un problema individual o de cada uno, sino más bien estructural. Los factores relacionados en esta situación son sociales, económicos, organizativos e incluso culturales. Suele reflejar la violencia del conjunto de la sociedad y para afrontar estas conductas es imprescindible un enfoque integral. Es necesario identificar tanto las situaciones y/o condiciones en las que se realiza el trabajo, como el modo en que estas condiciones pueden aumentar el riesgo de las agresiones hacia los profesionales sanitarios o entre ellos mismos.
Los factores de riesgo que promueven la violencia varían dependiendo del tipo de centro, la ubicación donde está el mismo, su tamaño y el tipo de asistencia médica que ofrece. Se han identificado diversas circunstancias que tanto por sí solas como de manera combinada, pueden exponer a la plantilla a la violencia en el desempeño de sus funciones.
Existen factores relacionados con el lugar de trabajo, tanto estructurales (distribución de espacios, iluminación, condiciones de las zonas de espera, etc.), como organizativos (trabajo en solitario, medidas de seguridad, volumen de trabajo, tiempos de espera…). Otros factores se relacionan directamente con los pacientes (su agresividad o estados de agitación, ya sea por problemas orgánicos, psiquiátricos o por abuso de sustancias), o con la relación paciente/sistema sanitario (frustración, expectativas no cumplidas, etc.).
Las líneas de actuación y prevención principales, consisten en mantener los entornos de trabajo libres de violencia laboral mediante la identificación y sensibilización ante el problema, y en la capacitación y desarrollo de las habilidades necesarias tanto de los trabajadores, como del sistema de salud (protocolos de actuación), para afrontar la situación de manera adecuada y coordinada. A todo ello se le suma además el asesoramiento, apoyo, asistencia y reparación a la víctima o víctimas durante el proceso.
Resumen
La violencia en el sector sanitario es algo real y tanto la falta de formación en los trabajadores, como el déficit en las habilidades comunicativas del personal del sector de la salud, actúan como factores favorecedores y caldo de cultivo para la violencia y la degradación del entorno laboral.
La integración de la prevención en la gestión de la seguridad y salud en el trabajo, el compromiso de la organización y una cultura de seguridad y bienestar tanto de pacientes como del personal, son elementos indispensables para el éxito de las políticas de prevención.
Bibliografía
- http://istas.net/descargas/ La%20violencia%20en%20 el%20sector%20sanitario.pdf
- https://www.san.gva.es/ documents/155952/752483 /PLA_INTEGRAL_DE_PREVENCION _DE_LAS_ AGRESIONES_ SANITARIAS_2018-2021.pdf
- https://scielo.isciii.es/ scielo.php?script=sci_arttext& pid=S1135-57272019000100103