Valoración y tratamiento en geriatría desde Terapia Ocupacional

Incluido en la revista Ocronos. Vol. III. Nº 2 – Junio 2020. Pág. Inicial: Vol. III;nº2:88

Autor principal (primer firmante): Sandra Marinas García

Fecha recepción: 9 de mayo, 2020

Fecha aceptación: 30 de mayo, 2020

Ref.: Ocronos. 2020;3(2):88

Autora: Sandra Marinas García. Diplomada en Terapia Ocupacional. Coautora: Carmen Juncal Matilla Pizarro. Diplomada en Terapia Ocupacional.

Resumen

La terapia ocupacional es imprescindible para mejorar y mantener todas las capacidades tanto físicas como psíquicas y sociales de los residentes con un tratamiento basado en teorías consolidadas y con unos objetivos claros e individualizados a las características de cada paciente.

La ocupación en sí misma es una necesidad básica del ser humano y, por lo tanto, debemos promoverla con fines terapéuticos.

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Cada día existen más centros y residencias de personas mayores que deben dar servicios de calidad; aparte de la calidad asistencial y básica, los centros y residencias de mayores ofrecen un amplio abanico de servicios diseñados y pensados exclusivamente para nuestros mayores. Una de las disciplinas sanitarias presentes es la Terapia Ocupacional, fundamental para mejorar la calidad de vida de estas personas.

La terapia ocupacional centra sus objetivos en mantener durante el mayor tiempo posible la independencia en las actividades de la vida diaria.

La actividad terapéutica y propositiva, es decir, que tenga un objetivo y significado claro, es el instrumento principal de tratamiento en terapia ocupacional. Las actividades propuestas a los ancianos deben ser valoradas y diseñadas en función de las características individuales de cada paciente.

Palabras clave: Geriatría. Valoración y tratamiento en geriatría. Terapia Ocupacional.

Introducción

El comienzo de la geriatría está en relación con los pacientes crónicos de las salas donde trabajaron Marjorie Warren y otros pioneros de esta especialidad. Los enfermos de estas salas estaban muy incapacitados, inmovilizados y con múltiples patologías no diagnosticadas. Ellos las evaluaron sistemáticamente y lograron tras programas de movilización, rehabilitación, etc. reincorporarlos en muchas ocasiones a la comunidad, volviendo a convivir con sus familias. Nace así el concepto de valoración geriátrica integral, donde se contemplan no solo aspectos médicos sino también las posibles alteraciones funcionales, mentales o sociales, con el objetivo de plantearse también una terapia que incluya estas cuatro facetas.

El desarrollo de la terapia ocupacional en España comienza a partir de 1961 y es la Fundación del Real Patronato de Rehabilitación el organismo que impulsa la aparición de la profesión en un contexto de interés general por la rehabilitación.

La Terapia Ocupacional en Geriatría nace a comienzos del siglo XX debido al progresivo envejecimiento de la población. El crecimiento paulatino de la población mayor, el aumento de la esperanza de vida y la predisposición a sufrir más enfermedades agudas y/o crónicas hace que consideremos diferentes formas de mejorar y aumentar la calidad de vida para nuestros mayores.

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-Importancia de la valoración geriátrica integral

La valoración geriátrica integral se ha consolidado como una herramienta que, junto con la historia clínica de la persona, permite identificar las necesidades de atención, tanto de problemas médicos comunes como de aquellos donde se ve involucrado el aspecto psicológico, de capacidad mental, la nutrición, aspectos sociales y riesgos de dependencia, lo cual permite diseñar estrategias de intervención.

Asimismo, nos hace recordar que en la atención multidisciplinaria las actividades que se realizan están orientadas a mantener la salud, controlar los factores de riesgo presentes; tienden a conservar la autonomía de la persona, y a mantener y mejorar la funcionalidad física, psicológica, social y familiar.

Se ha visto que cuanto más temprano se realice una valoración integral, más temprano puedan hacerse planes multidisciplinarios para conservar la calidad de vida en forma global, y por tanto, los éxitos de las intervenciones son mayores.

Según la OMS entendemos por incapacidad cualquier restricción o pérdida de la capacidad para realizar las actividades en la manera o rango considerado normal en el ser humano. Prevenir o evitar la progresión de ésta va a ser uno de nuestros objetivos en la atención al anciano.

Se ha demostrado que con una valoración integral conseguimos una mejor exactitud diagnóstica, una menor estancia hospitalaria, un mejor uso de fármacos y servicios sociales, una mejoría emocional, una mejoría funcional al alta y un ahorro de costes importante. Así mismo permite diferenciar los cambios asociados al envejecimiento de los debidos a patología. La valoración de las funciones físicas y mentales puede hacerse de forma subjetiva, pero el  uso de escalas va a permitir una fácil transmisión de los datos y una mejor monitorización de los resultados. Así pues, al juicio clínico se ha de añadir en toda historia, la situación física y mental basales así como los cambios que se han producido, apoyados siempre en escalas validadas en nuestro medio. Del mismo modo será importante la valoración social.

Objetivos

La terapia ocupacional pretende conseguir la máxima independencia posible de las personas, en este caso de las personas mayores, para la realización de sus actividades diarias y el desempeño de sus roles, la máxima satisfacción y motivación personal así como mejorar su calidad de vida general.

Para ello se plantean desde este departamento una serie de objetivos como pueden ser:

Objetivos generales

  • Mantener y/ o mejorar el rendimiento cognitivo.
  • Mantener y/ o mejorar el rendimiento funcional.
  • Incrementar –en la medida de lo posible- la autonomía e independencia en las Actividades de la Vida Diaria, tanto básicas como instrumentales, de ocio y tiempo libre.
  • Mejorar el estado y sentimiento de salud.
  • Fomentar la vida social.

Objetivos específicos

  • Estimular las capacidades mentales (memoria, cálculo, lenguaje, atención-concentración, comunicación…)
  • Evitar el aislamiento social y fortalecer las relaciones sociales.
  • Dar seguridad y confianza al residente.
  • Estimular su propia identidad y autoestima.
  • Minimizar el estrés y evitar comportamientos sociales inadecuados.
  • Mantener las habilidades psicomotrices (esquema corporal, coordinación, propiocepción, lateralidad, control postural, fuerza, arco de movimiento…)

Metodología

El primer paso para llevar a cabo un buen tratamiento integral en geriatría, es la realización de una completa valoración del residente, cada profesional desde su ámbito de actuación, evalúa las diferentes habilidades y limitaciones de cada uno de ellos al ingreso en el centro.

En el paciente anciano es muy importante obtener una historia clínica completa. Para empezar debemos conocer y distinguir qué cambios pueden ser debidos al envejecimiento de aquellos que no son normales y por lo tanto modificables o curables.

Una vez establecido el diagnóstico y el grado de afectación de la enfermedad o limitaciones (funcionales, cognitivas y/o sociales), se establece un proceso terapéutico específico para cada residente, que se revisa periódicamente y se adapta a las posibles nuevas situaciones que vayan surgiendo.

En la realización de un informe detallado del área de Terapia Ocupacional se recogen los siguientes apartados:

Historia Clínica

Se recogen los datos personales del residente, una entrevista clínica clásica: nombre y apellidos, fecha y lugar de nacimiento, nivel cultural y profesión; así como datos clínicos importantes: antecedentes personales (diagnósticos médicos, ingresos hospitalarios, intervenciones quirúrgicas…), presencia de los síndromes geriátricos, historia farmacológica (qué medicación toma y ha tomado y desde cuándo lo hace, historia completa y actualizada), historia nutricional, exploración física, cambios orgánicos asociados al envejecimiento, problemas económicos, así como los hábitos tóxicos.

Durante la valoración clínica siempre es conveniente oír al propio paciente. El adulto mayor presenta factores que dificultan la entrevista clínica y la hacen más laboriosa, como las dificultades en la comunicación resultado de déficits sensoriales, deterioro cognitivo y lentitud psicomotriz. Por ello se recomiendan preguntas cortas y sencillas, acercarse, hablarle despacio y en volumen alto, darle tiempo para responder.

Exploración física

Una sistemática de valoración puede ser:

  1. Aspecto general: Estado higiénico, nutricional, de la piel, edad biológica.
  2. Peso y talla.
  3. Tensión arterial, pulso y frecuencia respiratoria.
  4. Examen de cabeza y cuello, tórax, corazón, abdomen, tacto rectal, exploración bucal (ausencia de piezas dentales, prótesis dentales…)…
  5. Exploración articular: Valorando, limitaciones en la movilidad, rigidez, dolor, deformidades articulares, tono muscular, fuerza y sensibilidad
  6. Exploración neurológica, en la que se debe incluir funciones mentales superiores, habla, temblor, rigidez, acinesia y reflejos de liberación frontal, marcha y equilibrio.

Valoración Funcional

Es una parte esencial de la valoración geriátrica desde terapia ocupacional, pues resume el impacto general de la condición de salud en el contexto del ambiente personal y redes de apoyo social; es una medida de desenlace para monitorizar la respuesta a un tratamiento o proveer información pronóstica para planear cuidados futuros.

Nos permite conocer la capacidad del anciano para realizar sus actividades de la vida diaria básicas, que incluye entre otras, el baño, vestido, aseo personal, uso del retrete, movilidad, continencia, alimentación. Así como las actividades de la vida diaria instrumentales, que son aquellas actividades de interrelación con el medio ambiente, como el uso del teléfono, ir de compras, preparar alimentos, realizar tareas del hogar, lavar la ropa, utilizar transportes, control de sus medicamentos, manejo del dinero…. Y actividades avanzadas, que permiten  al individuo actividades sociales, recreativas, trabajo, viajes y ejercicio físico intenso; incluyen ro- les sociales, familiares y comunitarios, así como participación ocupacional y de recreación.

A mayor grado de dependencia, mayor riesgo de mortalidad, mayor número de ingresos hospitalarios, mayor consumo de medicamentos, aumenta el riesgo de institucionalizarse y se incrementa la necesidad de recursos sociales.

La información sobre la funcionalidad debe incluirse en la evaluación de todos los adultos mayores. La observación directa de la función es el método más fidedigno para la valoración funcional, pero no es práctico en la mayoría de los escenarios de atención de salud.

Existen multitud de escalas que miden la situación física del anciano, pero las más utilizadas son:

  • Para las actividades básicas: Índice de Katz, Escala de Barthel, Escala de Incapacidad Física de Cruz Roja
  • Para las actividades instrumentales: la más utilizada es el índice de Lawton y Brody.

Valoración Mental

Para hacer la evaluación cognitiva es fundamental conocer la escolaridad del paciente, y se requiere la historia clínica, exploración física y neurológica, exploraciones complementarias, observación del comportamiento del paciente y aplicación de cuestionarios. Se puede complementar la información con datos aportados por el cuidador o familiar acompañante acerca de los cambios observados en la situación funcional, mental y social del anciano, así como cambios en su carácter y aparición de trastornos en el comportamiento.

Forma parte también de los cuatro pilares básicos en la valoración integral del anciano, y por lo tanto contribuye de igual modo que la valoración médica y funcional a la elaboración de un adecuado plan de cuidados.

En el área mental son dos los aspectos más importantes a valorar, el estado cognitivo y afectivo.

– Valoración del estado cognitivo. La función cognitiva incluye la atención, memoria, lenguaje, habilidades visuoespaciales y capacidad ejecutiva, praxias y gnosias. Con la edad se producen una serie de cambios en las funciones superiores que se pueden considerar normales, disminución de la memoria inmediata y de fijación, enlentecimiento del tiempo de reacción, disminución de la percepción y de la memoria fluida con preservación de la inteligencia cristalizada y de la memoria remota. Estos cambios se consideran dentro de la normalidad, siempre y cuando no repercutan en el desempeño de las actividades de la vida diaria.

En el siguiente escalón estarían aquellos pacientes que aquejan pérdidas importantes de memoria, pero sin afectación de otras funciones superiores, posiblemente sufran los llamados olvidos benignos de la vejez, y quizá precisen un seguimiento porque en algunos casos pueden evolucionar a un deterioro cognitivo más importante, más global y terminar en una demencia.

– Valoración del estado afectivo. Los dos problemas fundamentales a valorar son la depresión y la ansiedad. Los estados depresivos, al igual que la mayoría de las patologías en  el anciano, pueden manifestarse con una gran variedad sintomática, tanto tristeza como quejas somáticas, y en su valoración no se han de olvidar las circunstancias sociales del paciente (soledad, viudez, relación con los hijos), y que la patología orgánica o médica puede manifestarse como depresión o a la inversa. Algo similar ocurre con los estados de ansiedad.

Al igual que sucede con la valoración funcional o física, se puede hacer ésta de un modo subjetivo, pero el uso de escalas aumenta la sensibilidad y facilita la transmisión de la información, así como la valoración de la evolución a lo largo del tiempo.

Las principales escalas utilizadas para valorar el estado cognitivo, son: Minimental State Examination de Folstein o la versión validada en nuestro país por Lobo, el Cuestionario Abreviado Sobre el Estado Mental (SPMSQ) de Pfeiffer y la Escala de Incapacidad Mental del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja. Para la valoración afectiva la más usada es la Escala de Yesavage reducida.

Intervención ocupacional

Donde se recogen tanto los objetivos por áreas (funcional, cognitiva, social) como la intervención terapéutica adecuada en base a dichos objetivos.

Evolución

Se realizará un seguimiento constante con el fin de modificar objetivos y tratamiento en caso necesario o dar de alta y seguir un tratamiento de mantenimiento en caso de cumplir los objetivos.

Conclusiones

El colectivo de personas mayores es una parte de la población especialmente sensible a la disfunción ocupacional, el envejecimiento se asocia con un deterioro gradual y pérdida funcional, por lo que hay que proporcionarles programas de actividades variadas, recursos y adaptaciones para que mantengan sus ocupaciones el mayor tiempo posible o, en el caso de no poderlas realizar debido a problemas de salud, ofrecerles alternativas, siempre adecuadas a sus características individuales con el objetivo de maximizar la capacidad del adulto mayor  para permanecer tan independiente como sea posible.

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