Valoración de la flebitis con apoyo de una escala visual

RESUMEN

Una gran parte de los pacientes hospitalizados son portadores de vía venosa periférica para recibir un tratamiento endovenoso. Diferentes factores de riesgo pueden influir en el desarrollo de flebitis produciendo al paciente una serie de signos y síntomas, que pueden ir desde un leve dolor hasta complicaciones más graves como una trombosis venosa. El personal sanitario debe tener conocimientos para detectarla y actuar en consecuencia del grado de flebitis.

AUTORES: Laura Bueno Aranda (Graduada en Enfermería), Ángel Fleta Gálvez (Graduado en Enfermería

Palabras clave

Catéter venoso periférico, flebitis, escala visual, prevención, trombosis.

INTRODUCCIÓN

Una de las técnicas más realizadas a diario por el personal de enfermería en el ámbito hospitalario es la canalización de catéteres venosos periféricos (CVP). Como todo procedimiento, no está exenta de posibles complicaciones, siendo la más común la flebitis. La  Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEIMC-SEMICYUC) define a la flebitis como “induración o eritema con calor y dolor en el punto de entrada y/o en el trayecto del catéter.” Por lo que se puede describir como la inflamación aguda producida en la mucosa interna de la pared de la vena debido a la alteración de su endotelio, como respuesta secundaria a su canalización por un catéter. 1-3

Las manifestaciones clínicas que presenta la flebitis son dolor, eritema, sensibilidad, calor local, edema, induración, y/ o cordón indurado a la palpación. Su aparición es más habitual en catéteres venosos periféricos,  así como en catéteres centrales de acceso periférico, sin llegar a producir infección en la mayoría de los casos. Aunque en ocasiones puede acompañarse de fiebre y/o exudado purulento, pudiendo causar una trombosis venosa en los casos más graves. 1,3,4

Una serie de factores que contribuyen al desarrollo de la flebitis son:

  • Características del paciente (edad, sexo y patología base).
  • Higiene de manos del personal sanitario.
  • Desinfección de la piel del paciente.
  • Material del catéter utilizado (calibre).
  • Traumatismo en la vena durante la canalización (localización).
  • Fijación del catéter a la piel.
  • Características de los fármacos infundidos (osmolaridad, pH, modo y frecuencia de administración).
  • Tiempo de permanencia del catéter insertado.
  • Frecuencia del cambio de apósito. 3

Según el mecanismo inflamatorio que origina la flebitis se puede diferenciar en:

  • Flebitis mecánica o traumática: es una respuesta producida por un trauma en la vena, generando cambios en su endotelio y activando los sistemas de coagulación, fibrinolítico y del complemento, los cuales disminuyen el flujo sanguíneo y producen inflamación (enrojecimiento e hipersensibilidad) pudiendo derivar en infecciones o complicaciones trombóticas. Esta respuesta es ocasionada por diversos motivos, como son la zona anatómica seleccionada de punción del catéter (zonas corporales de flexión), longitud y calibre del catéter demasiado grande para el lumen de la vena, la técnica utilizada en la inserción y fijación del catéter. 1,3-6
  • Flebitis química o postinfusión: es la inflamación e irritación producida por la administración de fármacos, siendo el tipo de flebitis más frecuente. Esta depende del tipo, forma, duración y velocidad de infusión de los medicamentos, principalmente de su pH y osmolaridad. La sangre tiene un pH entre 7,35 y 7,45 siendo más agresivos para la vena los valores  <5 (acidez) o >9 (basicidad), y un mayor grado de osmolaridad del fármaco.

Según el material y tiempo de permanencia del catéter, existe la posibilidad de que a las 48-96 horas tras su retirada se produzca una inflamación de la zona. 1,3-5

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  • Flebitis infecciosa o bacteriana: se produce cuando los agentes patógenos que se encuentran en la piel se introducen en el interior de la vena produciendo inflamación en el punto de inserción del catéter y su posterior colonización. Es la flebitis menos frecuente, no obstante puede llegar a ser la más grave de todas por predisponer al paciente a una serie de complicaciones sistémicas como es la bacteriemia. Esto se debe a una nula o escasa higiene de manos del personal sanitario, una técnica aséptica inadecuada, poca vigilancia del lugar de punción, una excesiva manipulación del equipo de infusión, duración del tratamiento, y/o deficiente fijación y mantenimiento del dispositivo. 1,3,4

Existen diferentes escalas para la valoración visual de la flebitis, siendo la más común la escala Maddox (Tabla 1). Es importante observar de manera sistemática y minuciosa los catéteres insertados en los pacientes, detectando los posibles signos y síntomas que pueden ocasionarles. En base a ellos, la escala de valoración visual de la flebitis puede ayudar en la práctica clínica a reconocer los diferentes grados y seguir unas recomendaciones. 3,7

TABLA 1. ESCALA VISUAL DE VALORACIÓN DE FLEBITIS

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Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Proyecto Piloto Multicéntrico. Estrategia Multifactorial “Flebitis Zero”. 2015.

En caso de detectar flebitis se debe interrumpir la administración del fármaco inmediatamente y proceder a la retirada del catéter. En caso de continuar con el tratamiento endovenoso, se canalizará preferiblemente en la extremidad opuesta y se hará la infusión a través de un equipo nuevo. 3

CONCLUSIONES

En la práctica clínica asistencial son muy utilizados los catéteres venosos periféricos. Su canalización se considera un proceso invasivo, el cual puede llegar a producir flebitis en la zona de inserción.

La función del personal sanitario es reconocer los factores de riesgo y realizar medidas de prevención mediante una correcta praxis, disminuyendo así su incidencia y mejorando la calidad de los cuidados.

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