Resumen
El papel del profesional de Enfermería como cuidador y educador en salud de los usuario, y más concretamente en la atención paciente diabético como guía en los procesos crónicos a través de la consulta de Enfermería, lo convierten en el profesional de referencia para detectar situaciones de riesgo y valorar / educar circunstancias de desconocimiento por parte del paciente o de su familia.
Autora: María de Orte Pérez
Introducción
La formación del personal de Enfermería en la realización de exploraciones de cribaje con el fin de detectar situaciones de riesgo y favorecer la educación y el autocuidado en el paciente es indispensable para evitar diagnósticos tardíos. En nuestro caso, la realización de exploraciones ha supuesto la detección de un porcentaje importante de situaciones de riesgo (alteraciones neuropáticas y vasculares) que pueden intentar ser modificadas y restauradas, mejorando la calidad de vida del paciente.
El Ministerio de Salud recomienda que todo paciente diabético debe ser evaluado de los pies al menos una vez al año. Cuando el paciente ya presenta algún factor de riesgo (neuropatía, enfermedad vascular, amputaciones etcétera) debe ser evaluado al menos cada 3 meses. Es importante tener presente que la ausencia de síntomas no significa tener los pies sanos.
Los factores de riesgo en la ulceración del pie diabético son las siguientes:
– Género masculino
– Historias de ulceras previas
– Tabaquismo
– Diabetes de más de diez años de diagnóstico
– Neuropatía diabética
– Enfermedad arterial oclusiva distal
– Deformidades estructurales del pie
– Mal control glucémico
– Sedentarismo
– Cambios en la calidad de la piel
– Hipertensión arterial (HTA)
Examen de los pies
Para un correcto diagnóstico de las complicaciones del pie, la mejor herramienta es una correcta anamnesis y un profundo examen físico.
- Anamnesis. Ante todo, debe ser detallada, consultando los correspondientes datos:
– Años de diabetes.
– Control metabólico (en el domicilio y en la consulta)
– Presencia de complicaciones macro o microvasculares
– Tabaquismo, hipertensión arterial (HTA), dislipidemia, alcoholismo.
– Condición social y económica, red de apoyo familiar.
– Antecedente de úlceras o amputaciones.
– Presencia de calambres, parestesias, dolor urente, claudicación intermitente.
– Datos de la hemoglobina glicosilada en las analíticas anteriores
- Pruebas especiales:
– Detección de pulsos periféricos
– Test del monofilamente
– Índice tobillo – brazo
De forma dirigida podemos preguntar al paciente a través de la entrevista: ¿realiza ejercicio?, ¿piensa que lleva el calzado adecuado para ello?, ¿se le duermen o le arden los pies, principalmente por las tardes o la noche?, ¿qué distancia logra caminar sin presentar dolor en piernas o pies?, ¿examina sus pies con frecuencia?, ¿qué zapatos usa?, ¿quién corta sus uñas?, ¿Camina descalzo? Si presenta dolor en reposo, quemazón, calambres / hormigueo, sensación de frialdad, su corte de uñas (bien cortadas, cortadas con puntos, largas y desiguales, con restos de sangre), frecuencia de higiene de pies, uso de pomadas, control de podología (su frecuencia)
Autocuidado
Se debe educar de forma dirigida al paciente diabético, aun cuando no haya presentado heridas ni ulceraciones, con el fin de prevenir su aparición:
– Inspeccionar los pies (planta y talón) todos los días antes de dormir para revisar la aparición de ampollas, cortes, rasguños o zonas de piel enrojecida. Revisar entre los dedos.
– Examinar los zapatos antes de ponérselos
– Cambiarse los calcetines diariamente
– Lavarse los pies todos los días con un jabón suave, probar la temperatura con la mano antes de bañarse; debe enjuagarse y secar bien, especialmente entre los dedos.
– Evitar temperaturas extremas.
– En su cama, no utilizar manta eléctrica o bolsa de agua caliente.
– Nunca debe caminar descalzo.
– No cortar callos, ni utilizar agentes químicos para su eliminación, ya que pueden macerarse y provocar una herida
– Recomendar recortar las uñas con bordes ligeramente redondeados si su visión lo permite, usando lima de cartón solamente.
– Visitar al podólogo al menos una vez cada tres meses.
– Para la piel seca, debe tratar de lubricarla con cremas humectantes, mejor sin aromas, al menos una vez al día, excepto entre los dedos de los pies. Se recomienda cremas con contenido en urea
– No usar sandalias o zapatos donde los dedos queden expuestos; recordar que el trauma externo es el principal factor de lesiones de los pies. Un calzado adecuado puede reducir la presión anormal, disminuir las deformidades óseas y reducir la formación de callos y de úlceras, es importante que el paciente acepte llevar ese calzado.
Conclusiones
El pie del diabético es un problema sanitario de gran importancia por su elevada prevalencia y las secuelas que puede originar. El conocimiento de los factores de riesgo, la identificación del pie de alto riesgo, el diseño de planes de prevención, la educación diabetológica y el autocuidado de sus pies es la mejor opción de que disponemos hoy en día dirigida a que el paciente adopte, de forma habitual y sistemática, las normas elementales para el cuidado de los pies, para mejorar así las condiciones de vida y las expectativas de los pacientes diabéticos.
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