Índice
Autoras: María García Gancedo, Montserrat González Manjón
INTRODUCCIÓN
El proceso de envejecimiento y las agresiones medioambientales, dejarán su huella sobre el estado de la piel, pudiendo variar alguna de sus funciones.
La edad es uno de los factores de riesgo en úlceras por presión (UPP), pero no el único ni el más importante; es ahí donde se deben desarrollar programas de prevención dirigidos a todos los pacientes que pasen periodos de tiempo en cama o sedestación.
Algunas de las medidas de prevención a tomar son los cuidados específicos de la piel, el control de la incontinencia y el exceso de humedad; el manejo de la presión mediante la actividad y movilidad del paciente, los cambios posturales, y la utilización de superficies especiales y dispositivos locales que reduzcan la presión.
Las úlceras por presión (UPP) pueden afectar a la epidermis, dermis, tejido celular subcutáneo y tejidos más profundos.
PALABRAS CLAVE
Úlceras por presión (UPP), UPP, localización UPP, prevención, factor de riesgo.
DESARROLLO
Una vez que se rompe la piel, se forma una úlcera, que puede ser dolorosa o no y cicatriza con lentitud; cuando esta se infecta el trastorno puede afectar al musculo, incluso al hueso.
FACTORES DE PREDISPOSICIÓN
Extrínsecos: Presión, fricción, humedad, tiempo.
Intrínsecos: Déficit de oxígeno, deficiencias nutricionales, disminución de la percepción, pérdida de la función sensitiva y motora.
Combinación de factores: La edad avanzada, permanencia en cama o en silla.
En definitiva, todos estos factores influyen en la resistencia de la piel, cohesión celular en la epidermis y renovación epidérmica.
OBJETIVO
Lo prioritario y a lo que se debe prestar mayor atención en el paciente encamado es a la PREVENCIÓN; puesto que el 95 % de las úlceras por presión (UPP) son prevenibles.
Valoración del riesgo.
Es el primer paso para prevenir UPP, para ellos hay varias escalas como (Norton, Waterlow, etc.).
Cuidados de la piel
La higiene es un punto clave en el cuidado de la piel, se debe observar diariamente para diagnosticar cualquier tipo de lesión, haciendo mayor hincapié en prominencias óseas, puntos de apoyo y zonas expuestas a la humedad y también las que presentan sequedad, eritema, maceración, etc. También las zonas en contacto con dispositivos terapéuticos (sondas vesicales, nasogástricas, gafas de O₂).
Reducción de la presión.
Cambios posturales en cortos periodos de tiempo 2 – 3 horas, también mediante la utilización de colchones anti escaras, cojines, camas especiales, etc.
Manejo de la nutrición
Muy importante es un buen soporte nutricional y mantener una buena hidratación pudiendo utilizarse bebidas proteicas.
BIBLIOGRAFÍA
Revista Rol de Enfermería 30 (12): 9-17-2007. https://hdl.handle.net/10953.1/1732
Libro Evangelina McGraw Hill (El auxiliar de enfermería. 6ª Edición)