Los trastornos de conducta alimentaria

Autor:

Alejandro Micó Marinas

PALABRAS CLAVE

Conducta alimentaria, TCA, trastornos, salud

DESARROLLO DEL CONTENIDO

A continuación, hablaré del factor psicológico del alumnado enfocado a una de las vertientes que podemos observar en las sociedades actuales y que cada vez más los casos van aumentando en nuestras clases. Me refiero a los trastornos de conducta alimentaria en nuestro alumnado.

El docente tiene un papel fundamental en la detección de un trastorno de conducta alimentaria.

Una de las señales más características que nos pueden indicar que algo no va bien son:

– Cambios psicológicos: La persona está ensimismada, aislada de los demás, triste o con dificultades de concentración… A menudo habla de dietas o del peso.

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– Glándulas salivares: El agrandamiento de las glándulas salivares parótidas, que provoca un ensanchamiento en la parte de atrás de los mofletes, puede estar relacionado con la presencia de vómitos repetidos.

– Lesiones en la boca: Heridas en la boca puede estar producidas por la presencia de vómitos repetidos.

– Ropa: La ropa suele ser ancha y tapar gran parte de la piel.

– Constitución: Delgadez progresiva, peso normal e incluso sobrepeso.

– Cuarto de baño: La necesidad muy frecuente de ir al baño durante una larga temporada no justificada por una enfermedad puede indicar que se están tomando medicamentos con la intención de perder peso. Ausentarse para ir al baño justo después de las comidas puede estar relacionado con la autoprovocación del vómito.

– Signo de Russell: Aparecen lesiones en nudillos en personas que se provocan el vómito

– Lesiones: Algunas pacientes pueden presentar autolesiones. Aunque es posible encontrarlas en brazos, es frecuente que se den en muslos o en la barriga.

– Frío: En personas desnutridas aparecen dificultades para tolerar el frío.

Por otro lado, debemos tener presente otras consideraciones para poder detectar los trastornos de conducta alimentaria (TCA). Uno de ellos será el tiempo del almuerzo y comedor. Éste puede ser el primer espacio en el que se detecte una relación inadecuada con los alimentos.

Un individuo con un trastorno de conducta alimentaria puede presentar un incremento de la ansiedad producido por:

– El mero hecho de tener que enfrentarse a la comida.

– El sentirse vigilado por personal del centro que pueda conocer y que puedan sospechar de la enfermedad.

– El comer en público y rodeado de sus amigos, sus competidores y sus acosadores.

Salvo otra indicación, el alumno no debe comer una alimentación diferente a los demás, puesto que sería una manera de observación en la que se le trata a esa persona de forma diferente y puede desencadenar en una indagación impertinente de sus compañeros de clase, etc…

No se debe ejercer una vigilancia estrecha de lo que se come o no se come. Sí se puede estar “pendiente desde la distancia”. Tampoco se debe entrar en discusión o confrontación, ya que esto empeora el ambiente, incrementa la culpa y no mejora la alimentación.

En el periodo tras las comidas, suele haber un incremento de la ansiedad. Actividades que permitan la distracción y dificultar el acceso al cuarto de baño pueden ser de gran ayuda.

Exponer el propio cuerpo en el vestuario puede generar una intensa ansiedad en individuos con un trastorno de conducta alimentaria, puesto que de forma directa o indirecta pueden:

– compararse con los otros cuerpos

– distorsión de la imagen corporal propia

– evidencia de autolesiones

Un ejemplo en el que podríamos observar este tipo de comportamientos es en las clases de Educación Física, a la hora de entrar al vestuario a cambiarse de ropa a la hora de dar comienzo la sesión o, de forma más fácil, al finalizar la sesión y entrar en el vestuario para cambiarse de ropa.

Otros aspectos que se pueden observar en las clases de Educación Física son:

– El uniforme deportivo/ropa deportiva permite detectar cambios corporales ocultos por la indumentaria habitual.

– La compulsión al ejercicio puede hacerse evidente.

Una vez hablado de cómo podemos detectar los trastornos de conducta alimentaria, nos centramos en qué hacer ante estos trastornos.

A continuación, paso a enumerar algunas de las pautas a seguir:

– Demostrar al alumnado que puede compartir sus dificultades con el docente, pudiendo aliviar o ayudar. En esta pauta es importante evitar preguntas inquisitorias o demasiado directas.

– Hay que abordar el tema con confidencialidad.

– Se debe animar al menor a pedir ayuda. En caso de que no lo haga y la situación lo haga necesario, se debe entrar en contacto con los padres, habiendo avisado antes al alumno. En el caso de que éstos estén al tanto de la situación, es bueno que sepan que el centro escolar va a estar a su lado para ayudar a su hijo.

– El alumnado no debe sentir que el docente es su médico ni su policía.

Conclusiones del trabajo

El presente artículo se han detallado actuaciones en caso de observar trastornos de conducta alimentaria por parte de nuestro alumnado y qué podemos y debemos hacer al respecto, puesto que son situaciones delicadas y cada actuación nos va a desencadenar una actuación posterior sobre el tratamiento y la aplicación en el problema de forma satisfactoria o no.

BIBLIOGRAFÍA

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