La intervención del trabajo social en el nivel sanitario asistencial de Atención Primaria

Autores: Moisés Álvarez Alonso (1), Rebeca Juesas Celorio (1), Benito Otero del Castillo (2) y Beatriz García Meré (2). (1) Área IV SESPA, (2) Área V SESPA. Principado de Asturias.

RESUMEN

Los equipos de trabajo de Atención Primaria se han compuesto tradicionalmente de las figuras de Medicina de Familia, Enfermería, Matrona, Auxiliar de Enfermería y personal de Gestión y Servicios, a saber, Administrativos y Auxiliares Administrativos.

En los últimos años se han ido incorporando figuras profesionales adicionales que aportan un componente holístico a la atención sanitaria, tales como los especialistas en Odontología, Higiene Dental, Fisioterapia y especialmente Trabajo Social, único perfil laboral no sanitario de gestión y servicios que ya es considerado una parte esencial del nivel asistencial del que se está tratando en este artículo, si bien su incorporación se ha producido con cierto retraso, en tanto en cuanto la OMS definió en el Preámbulo de su Constitución que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (22 de julio de 1946).

Palabras clave: Trabajo Social Sanitario, atención sociosanitaria, dimensión integral del paciente, problemática social, prestaciones sociales.

INTRODUCCIÓN

El Trabajo Social Sanitario constituye ese pilar complementario de los factores biopsicológicos que las disciplinas clínicas han dejado tradicionalmente de lado en el estudio, diagnóstico y tratamiento de las problemáticas individuales y familiares. Los  usuarios de los sistemas públicos de salud, como es el caso del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA), no son sujetos pasivos en tanto en cuanto deban ser objeto de una asistencia sanitaria de carácter exclusivamente medicalizado. No en vano, la sanidad constituye uno de los pilares del sistema público de servicios sociales generales, polivalentes o de base, los cuales incluyen las políticas sociales de búsqueda de pleno empleo, el sistema de garantía de rentas, la promoción de la vivienda, la educación y los servicios sociales especializados o restringidos a determinados sectores poblacionales (p. ej: discapacitados, minorías étnicas, etc.).

EL CAMBIO DEL PERFIL POBLACIONAL DESTINATARIO DE LAS POLÍTICAS SOCIALES Y DE INTERVENCIÓN DEL PROFESIONAL DEL TRABAJO SOCIAL

La cuestión social de la sociedad industrial de los siglos XIX y XX la constituía sobretodo la problemática de las condiciones de vida de la clase obrera. La sociedad postindustrial de la globalización se caracteriza por un nuevo tipo de situación de tendencia estructural: la exclusión social. Los postulados políticos que triunfaron en el mundo tras la caída del modelo del “socialismo real” de la URSS y el auge de las tesis neoliberales impulsadas durante los años 80 del pasado siglo fueron factores esenciales en la génesis del nuevo orden mundial, el cual se caracteriza  por la pérdida de peso del sector público en la economía y la internacionalización y la desregulación de los mercados, entre ellos el mercado de trabajo. En la actualidad asistimos a una época caracterizada por la precariedad laboral y el desempleo estructural, cuestiones que sitúan a las poblaciones de los países calificados tradicionalmente como “desarrollados” en una posición de vulnerabilidad económica y social sin precedentes.

La dinámica de todos estos procesos conducentes a empleos precarios y mal pagados, cuando no a la exclusión social, sitúa a la sociedad civil en un proceso de dependencia respecto a las políticas públicas de servicios sociales que hasta hace no mucho tiempo orientaban las prestaciones económicas y sociales que dispensaban hacia determinados sectores de la población considerados como marginales o fuera del sistema (p. ejemplo: toxicómanos, trabajadoras sexuales, exreclusos, etc.). En ese sentido, la figura del Trabajo Social del siglo XX se centraba más en una actividad dedicada en gran medida a paliar las situaciones de crisis vital de dichos colectivos que respecto al resto de la población en su conjunto.

LA INTERVENCIÓN DEL TRABAJO SOCIAL SANITARIO EN RELACIÓN A LA NUEVA REALIDAD SOCIAL

El perfil de los nuevos beneficiarios de los servicios sociosanitarios, siendo la sanidad una parte integrante del sistema público general de servicios sociales, es diverso, y comprende desde aquellos individuos excluidos del mercado de trabajo, por voluntad propia o no, y aquejados por problemáticas tradicionales que tienen que ver normalmente con la economía sumergida y/o con hábitos que se sitúan al margen de la ley, hasta personas con una situación normalizada dentro de los parámetros estándar de la sociedad.

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Dichos sujetos sociales activos, en tanto en cuanto participan de los derechos de una ciudadanía plena socialmente integrada conforme al desarrollo de una vida pública y al hecho de no constituir minorías marginales, cuentan con un arraigo sociofamiliar, disponen de un trabajo remunerado (precario o no) y pagan sus impuestos. Sin embargo, precisan de la concesión de determinadas prestaciones sociosanitarias en virtud de la existencia de ciertos derechos subjetivos reconocidos en el ordenamiento jurídico y que son producto histórico de los movimientos sociales, no meras prestaciones graciables o discrecionales: residencias de tercera edad, reconocimiento de la situación de dependencia, valoración del grado de discapacidad física, psíquica o sensorial, prescripción de productos ortoprotésicos reconocidos para pacientes con necesidades especiales, etc.

Todo este catálogo de prestaciones se entiende que configura un complemento a su capacidad individual para adquirir los productos necesarios del mercado y que forma parte de las medidas concretas que implementan las políticas sanitarias que se hacen efectivas en cada nivel asistencial. Así mismo, no puede entenderse la dispensación de dichos recursos en un contexto clínico desgajado de lo social, en tanto en cuanto dicho catálogo de prestaciones constituye un complemento necesario a la asistencia clínica, formando parte al mismo tiempo del ámbito de las necesidades sociales del individuo e integrándose en el conjunto de esas prestaciones que a cada cual le corresponden como un derecho subjetivo social universal e independiente del nivel de rentas. Todo ello constituye una de las características esenciales de nuestro sistema público de protección social y de lo que muchos sociólogos denominan el cuarto pilar del Estado del Bienestar.

CONCLUSIÓN

El Trabajo Social es una actividad profesional caracterizada por su afán holístico, en tanto en cuanto se integra en grupos de trabajo multidisciplinares, sirviendo de nexo de unión entre el planteamiento directivo de los sistemas expertos y el ciudadano que forma parte de la sociedad civil.

En el contexto sanitario ha de ejercer la función de interlocutor o mediador entre los profesionales sanitarios que ven en el individuo a un paciente, lego en materia clínica y simple receptor de una asistencia especializada, y el ciudadano sujeto titular de derechos inalienables como aquel que implica la necesidad de ser considerado una parte activa de la sociedad, tanto a efectos de su contribución para el mantenimiento del propio sistema, como desde el punto de vista de la defensa de dus derechos, partiendo de un punto de vista crítico y consciente, no de su consideración como mero sujeto pasivo cuya opinión ha de carecer de importancia frente al criterio de los especialistas.

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