Existen diversos tipos de trastornos del habla, y la disartria es uno de ellos. Este tipo de trastorno neuromotor afecta al habla y está causado por una afectación en el sistema nervioso central, y/o periférico, generando déficits en el control sensoriomotor del habla, concretamente en los procesos encargados de la programación y/o ejecución motora.
Los distintos tipos de disartria están sujetos a la localización de la lesión, por lo tanto, es importante saber dónde está localizado el foco del problema para poder hacer un diagnóstico correcto y proceder a un tratamiento que se adecue a las necesidades del paciente.
Además, cabe destacar que este tipo de patología suele ser secundaria a patologías más graves, como por ejemplo la Esclerosis Múltiple, el Traumatismo Craneoencefálico, y la Parálisis Cerebral, entre otros. Así pues, es de vital importancia detectar y localizar la lesión a tiempo para evitar posibles trastornos mayores.
Para poder diagnosticar con precisión este tipo de trastorno neuromotor, resulta crucial tener en cuenta las principales causas, y las más habituales son aquellas que provocan alteraciones del sistema nervioso: ictus, tumores en el cerebro, y traumatismos craneoencefálicos. Y es que estas patologías precias suelen provocar incapacidad y/o dificultad para llevar a cabo la función del habla, así como parálisis faciales y linguales.
Sin embargo, la disartria puede producirse también como resultado del daño cerebral antes del nacimiento, la cual se conoce como disartria del desarrollo, y se da con mayor frecuencia en los niños. Los adultos son más propensos a desarrollar disartria como resultado de una lesión, de un tumor, tal como se ha indicado en el apartado anterior, o por una afección como la enfermedad de Parkinson.

La disartria se caracteriza por sentir lentitud, debilidad, imprecisión, incoordinación, movimientos involuntarios y alteración de la musculatura orofacial implícita en el habla. Teniendo en cuenta esta serie de características y síntomas perceptibles, la rehabilitación de este trastorno debe estar orientada al trabajo en un equipo interdisciplinar, es decir, dicho tratamiento debe estar totalmente enfocado a la terapia desde el área de Logopedia con el objetivo de trabajar la voz, la respiración y la terapia miofuncional.
Tal como se ha podido leer en los apartados anteriores, la disartria presenta diversos tipos dependiendo de la localización de esta, así pues, se conocen seis tipos diferentes de disartria: flácida, espástica, atáxica, de la motoneurona superior, hipocinética e hipercinética.
Asimismo, el pronóstico será variable dependiendo del tipo de disartria que se trate. Hay que prestar especial atención a los síntomas y signos de esta patología, puesto que estos suelen variar: dificultad en la movilidad de los órganos bucofonatorios; agotamiento durante el habla; mala pronunciación; prosodia monótona; timbre de voz alterado; voz nasal, ronca, tensa, estrangulada o temblorosa; habla lenta o acelerada; volumen muy alto o muy bajo; ritmo anormal (posibilidad de habla entrecortada); y/o alteraciones respiratorias.
Normalmente se pueden observar cuatro tipos de errores principales en la pronunciación en todos los tipos de disartria, como por ejemplo la sustitución, omisión, inserción y distorsión de algunos fonemas como principal consecuencia de la incapacidad para poder articular correctamente.