INTRODUCCIÓN
La disfagia orofaríngea o dificultad para la deglución es un trastorno que en ocasiones pasa desapercibido y ya que sus consecuencias pueden ser graves, el diagnóstico precoz es fundamental.
La disfagia es una sensación subjetiva que se caracteriza por la dificultad en el paso de los alimentos desde la boca al estómago. Los motivos por los que aparece la disfagia pueden ser múltiples, desde enfermedades neurológicas, tumores, alteraciones orgánicas y funcionales o factores extrínsecos como el bocio.
Autores: Raquel Garde Echalecu. Irune Álvarez Sagüés.
La prevalencia de la disfagia orofaríngea es muy elevada, siendo la población anciana y los pacientes con enfermedades neurológicas los que presentan las tasas más altas de este tipo de trastorno.
La disfagia orofaríngea puede llegar a producir graves consecuencias con una alta mortalidad asociada, por ello es de vital importancia su detección precoz. Es importante usar métodos de cribado sencillos, rápidos y validados que permitan un diagnóstico precoz con un abordaje multidisciplinario. Para la exploración clínica de la deglución, destacamos el test MECV-V (método de exploración clínica volumen-viscosidad). Permite identificar de forma precoz a pacientes con alteración en la deglución, un método seguro y sencillo que se puede aplicar tanto en el entorno hospitalario como ambulatorio, y que puede evitar las graves complicaciones que ocasiona la disfagia orofaríngea.
OBJETIVO
Búsqueda de la mejor evidencia científica para la detección precoz de la disfagia orofaríngea, destacando el test MECV-V.
METODOLOGÍA
Revisión bibliográfica consultando las bases de datos bibliográficas MEDLINE, SCIELO y COCHRANE LIBRARY. Las Palabras clave utilizadas fueron: disfagia orofaríngea, test MECV-V, detección precoz.
DESARROLLO
La disfagia orofaríngea es considerada uno de los síndromes geriátricos que afecta enormemente a la calidad de vida de los pacientes que lo sufren.
Dentro de las causas de la disfagia encontramos dos grupos. Por un lado las causas de tipo funcional como las enfermedades neurológicas (ICTUS, Alzheimer, Parkinson o esclerosis múltiple), enfermedades musculares o alteraciones del esfínter esofágico superior.
En el otro grupo destacan las causas estructurales, tanto intrínsecas (divertículo faringoesofágico, infecciones, estenosis postradioterapia, postquirúrgica, tumores…) como extrínsecas (bocio, aneurismas…).
Si la dificultad está relacionada con los sólidos hace pensar en una disfagia obstructiva, o si por el contrario, la problemática está en los líquidos nos hará pensar en una disfagia neurógena.
Este trastorno puede llegar a provocar graves consecuencias que conllevan una alta mortalidad asociada. Entre las complicaciones relacionadas con la disminución de la eficacia en la deglución, destacan las alteraciones nutricionales, tanto la malnutrición como la deshidratación. Por otro lado encontramos las consecuencias relacionadas con la disminución de la seguridad en la deglución, en las que destacamos las complicaciones respiratorias como la obstrucción de la vía aérea y la aspiración, de las cuales el 50 % 1 desarrollará neumonía y con ello el consecuente aumento de la mortalidad.
Debido a las múltiples causas que provocan la disfagia orofaríngea, la alta prevalencia de este trastorno, y las graves consecuencias que puede conllevar, es de vital importancia el diagnóstico precoz. A esto hay que sumarle que los grupos que presentan las tasas más altas de disfagia orofaríngea son la población anciana y pacientes con alteraciones neurológicas.
Esto supone que la calidad de vida de estos pacientes se vea enormemente afectada y aumente todavía más su nivel de dependencia. En ocasiones, el diagnóstico de la disfagia, se realiza de forma tardía, cuando ya ha ocurrido alguna de las complicaciones, aumentando de forma considerable la estancia hospitalaria y la morbi-mortalidad.
Por todo ello, es importante usar métodos de cribado sencillos, rápidos y validados que permitan un diagnóstico precoz con un abordaje multidisciplinario. Para evaluar a un paciente en el que sospechemos que pueda llegar a sufrir esta alteración, nos basaremos en los datos clínicos como la historia clínica específica y la exploración física. Debemos prestar atención a los signos/síntomas que nos van a hacer sospechar de una disfagia, como la tos, el atragantamiento, voz húmeda o la sensación de residuo faríngeo.
Destacamos la exploración clínica de la deglución mediante el test MECV-V (método de exploración clínica volumen-viscosidad).
Una vez detectados signos de disfagia, se debe aplicar este test, que consiste en colocar al enfermo en sedestación, con monitorización continua de saturación de oxígeno (pulsioxímetro). Administrar bolos de 5, 10 y 20 ml con viscosidad néctar, puding y líquida. Comenzar por la viscosidad néctar con bajo volumen e ir aumentado. Continuamos el mismo procedimiento con agua y posteriormente con la viscosidad puding. Registrar en cada ocasión si hay signos de alteración en la seguridad como tos, disminución de la saturación basal de oxígeno mayor a un 5% que indicaría que ha habido aspiración de alimento y cambio del tono de voz y/o alteración en la eficacia como sello labial insuficiente, residuos orales o faríngeos y deglución fraccionada.
Si encontramos algún signo que compromete la seguridad, no pasamos a un volumen mayor ni a una viscosidad menor. Podemos concluir que no existe disfagia cuando no se evidencian signos de alteración en la seguridad ni en la eficacia en ningún momento de la prueba.
En pacientes con disfagia neurógena, la disminución del volumen del bolo y el aumento de viscosidad consigue aumentar la mejoría de los signos de seguridad, en especial en las aspiraciones. La prevalencia de aspiraciones aumenta con líquidos y disminuye con la viscosidad néctar y puding. La modificación de la textura de los líquidos es importante en pacientes con disfagia neurógena o asociada al envejecimiento para evitar así la deshidratación.
La aplicación universal del MECV-V entre las poblaciones sospechosas, aumentaría la identificación de pacientes con disfagia orofaríngea y así reduciríamos las potenciales complicaciones que ello supone como la desnutrición y la neumonía por aspiración.
Se ha demostrado que la sensibilidad diagnóstica del MECV-V para las alteraciones de la seguridad de la deglución es del 88,1% y un 89,8% para la eficacia de la deglución. El método MECV-V identifica la disfagia y a los pacientes con alteraciones de la seguridad de la deglución, que precisan por lo tanto, restringir la viscosidad líquida. Informa además de las características del bolo en cuanto a volumen y viscosidad más adecuadas para cada paciente.
En un estudio descriptivo realizado en el servicio de Geriatría del hospital de Barbastro de Huesca, el 86% de los pacientes, fueron diagnosticados de disfagia, utilizando como método diagnóstico el test MECV-V: de los test que dieron positivo, el 82, 5% presentaron alteración de la seguridad y se comprobó alteración de la eficacia en el 81% de los casos 2.
En un estudio realizado en Madrid en 2015, a pacientes hospitalizados con patología cerebrovascular, utilizando el test MECV-V como herramienta para detectar la presencia de disfagia orofaríngea, demuestra que el 46,8% de estos pacientes presenta disfagia orofaríngea 3.
Un estudio transversal, descriptivo, realizado en la Unidad de Subagudos de Geriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón utilizó el test MECV-V, demostrando que la prevalencia de disfagia orofaríngea fue del 53,5%4.
En un estudio longitudinal prospectivo de una muestra aleatoria de pacientes mayores institucionalizados, se realizó una valoración de la deglución por el método clínico estandarizado con diferentes volúmenes y viscosidades (MECVV) Se estudiaron 40 residentes. La prevalencia de disfagia no conocida fue del 42,5%, pasando tras la valoración por el MECVV de un 22,5% a un 65%5.
La disfagia orofaríngea puede constituir un problema infradiagnosticado, pero que conlleva graves complicaciones como es la broncoaspiración del contenido alimenticio al aparato respiratorio, suponiendo un aumento de la mortalidad, especialmente de los pacientes ancianos y con patologías importantes como son las neurológicas.
Los estudios encontrados demuestran la alta sensibilidad diagnóstica del método MECV-V, que nos permite un diagnóstico precoz de la disfagia orofaríngea, permitiendo adecuar y personalizar el volumen y viscosidad de la dieta a cada paciente, y conseguir así disminuir el riesgo de las potenciales y graves complicaciones que este trastorno conlleva.
CONCLUSIÓN
Ya que la disfagia presenta una alta prevalencia en un determinado grupo de pacientes entre los que destacamos la población anciana y los que presentan alteraciones neurológicas, queremos destacar el importante papel que tiene un correcto diagnóstico desde una perspectiva multidisciplinar.
Los estudios demuestran que la aplicación del MECV-V entre las poblaciones de riesgo aumentaría el diagnóstico precoz de disfagia orofaríngea que muchas veces pasa desapercibido. Es un método sencillo y fácil de realizar tanto en el ámbito hospitalario como en el ambulatorio. Por esto, consideramos necesario la realización de este test de forma protocolaria a pacientes en riesgo de disfagia orofaríngea.
Una vez detectado el problema, lo importante es realizar las recomendaciones adecuadas según el resultado obtenido en el test y al tipo de paciente, destacando la adaptación del volumen y la viscosidad de la dieta para cada paciente, realizando así un plan de cuidados individualizado.
Con ello conseguiríamos disminuir las potenciales complicaciones como la desnutrición y neumonía por aspiración y en consecuencia reduciríamos la estancia hospitalaria y la morbi-mortalidad, y en definitiva, mejoraríamos la calidad de vida del paciente.
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