Índice
Incluido en la revista Ocronos. Vol. V. Nº 6–Junio 2022. Pág. Inicial: Vol. V; nº 6: 128
Autor principal (primer firmante): Verónica Bazaco Saz
Fecha recepción: 23 de mayo, 2022
Fecha aceptación: 20 de junio, 2022
Ref.: Ocronos. 2022;5(6): 128
Autoras:
- Verónica Bazaco Saz
- Diana Beatriz Barón Molina
- María Belén Ruiz Serrano
- Soledad Alba Pérez
- Adoración Saiz Gracia
- Jessica Enguita Muñoz
Categoría: TCAE
Palabras clave: soporte, respiración, RCP, PCR, infantil, Pediatría
Introducción
La Parada Cardiorrespiratoria (PCR), se define como la interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible, de la respiración y circulación espontánea, traducida clínicamente en pérdida de conciencia, apnea y ausencia de pulsos centrales.
Todas las medidas y maniobras empleadas para intentar, sustituir primero y restablecer después, la respiración y la circulación espontánea, es a lo que denominamos Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Epidemiología
Las causas de PCR en la infancia son distintas a las del adulto, pudiéndose diferenciar dos grupos:
- Las que afectan a niños sanos: el síndrome de muerte súbita del lactante y los accidentes en los mayores de 1 año.
- Las que afectan a niños con enfermedades: respiratorias y circulatorias.
Las causas más frecuentes que producen PCR en la infancia son las de origen respiratorio, seguidas de las cardíacas, las neurológicas y las sepsis.
Las causas respiratorias que producen parada cardiorrespiratoria (PCR) son: obstrucciones anatómicas, inflamatorias o infecciosas de las vías aéreas; neumonías, accidentes (aspiración de cuerpo extraño, inhalación de gas, ahogamiento, etc.).
Las de origen cardíaco se dan en niños con cardiopatías congénitas.
Las neurológicas son por depresión del centro respiratorio debidas a intoxicaciones, traumatismo craneoencefálico, convulsiones, etc.
En las sepsis son por fallo hemodinámico debido a un shock.
Pronóstico
El pronóstico de PCR es malo. La supervivencia suele ser menor del 20%. Los factores que determinan la supervivencia y la calidad de vida tras la parada cardiorrespiratoria (PCR), dependen del estado previo del paciente, de la causa y mecanismo que originó la PCR, del tiempo transcurrido hasta que se iniciaron las maniobras de reanimación, de la calidad de las mismas y de los cuidados post- reanimación.
La prevención de la parada cardiorrespiratoria (PCR) en la infancia es la medida que más vida puede salvar, mediante la prevención de los accidentes, de la muerte súbita del lactante y del diagnóstico precoz y la terapéutica adecuada de las enfermedades de riesgo de PCR.
Reanimación cardiopulmonar básica en Pediatría
Es el conjunto de maniobras que nos permiten identificar la situación de parada cardiorrespiratoria y realizar la sustitución de la respiración y la circulación sin ningún equipamiento específico. Hay que iniciarla lo antes posible, (antes de los 4 minutos desde que se identifica la situación de PCR). Se trata de una serie de maniobras que hay que realizarlas de forma secuencial, no pasando de una a otra sin estar seguros de que la maniobra anterior se ha realizado correctamente.
En primer lugar, se debe conseguir seguridad para el reanimador y para el niño. Se debe movilizar solamente si se encuentra en un lugar peligroso o su situación o posición no son las adecuadas para realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP).
Comprobar la inconsciencia
Se estimulará al niño en busca de respuesta: hablándole en voz alta, pellizcarle, darle palmadas con suavidad y procurando la inmovilización de cuello siempre que se sospeche lesión cervical.
Si el niño responde se dejará en la posición que se encuentre si no corre peligro, se comprobará su situación clínica y se pedirá ayuda si es preciso. Se controlará de forma periódica.
Si el niño no responde, iniciaremos la maniobra de apertura de la vía aérea mediante:
- Maniobra frente-mentón, excepto en sospecha de lesión cervical. Se coloca una mano sobre la frente efectuando una extensión del cuello, moderada en niños pequeños y neutra en lactantes. Con la punta de los dedos de la otra mano se levanta el mentón, con cuidado de no presionar sobre los tejidos blandos debajo del mentón ya que se puede obstruir la vía aérea.
- Tracción mandibular, se efectuará cuando se sospeche lesión cervical. Se debe mantener inmovilización de la columna cervical con alineación de cabeza y cuello, haciendo una tracción de la mandíbula hacia arriba
Comprobar la respiración
El reanimador aproxima su mejilla y oído a la boca del niño para mirar los movimientos respiratorios, oír ruidos respiratorios y sentir la respiración en la mejilla. Esta maniobra se debe realizar durante 10 segundos para decidir que no existe respiración espontánea.
- Si el niño respira se le debe de colocar en posición de seguridad, salvo que se sospeche traumatismo cervical. El reanimador se coloca junto al paciente, colocará el brazo del niño más próximo al reanimador en ángulo recto al cuerpo con el codo girado hacia la cabeza y la palma de la mano mirando hacia arriba. El otro brazo cruzando el tórax, colocando la palma de la mano sobre la mejilla opuesta. Doblar la pierna más lejana por la rodilla y girar al niño 90º hacia el reanimador, quedando en posición lateral
- Si el niño no respira: hay que comprobar que no hay obstrucción de vía aérea y ventilar efectuando unas series de insuflaciones con la boca del reanimador mediante, boca- boca y nariz en los lactantes o boca- boca en los niños. Se deben efectuar 5 insuflaciones lentas, manteniendo en todo momento la apertura de la vía aérea. Una insuflación excesiva puede provocar barotrauma pulmonar o distensión gástrica.
Si el tórax no asciende o hay dificultad para introducir el aire en los pulmones debemos volver a examinar la vía aérea asegurando la apertura de la misma. Se deben hacer 5 insuflaciones de las que al menos 2 sean efectivas.
Si después de comprobar la vía aérea no se consigue la insuflación del tórax lo trataremos como obstrucción por cuerpo extraño.
En el niño mayor de 8 años, las respiraciones se harán a un ritmo de 12 por minuto, y en el recién nacido serán de un ritmo de 30-60 por minuto
Comprobar la circulación
Un paciente en parada, se le reconoce por falta de pulso central durante 10 segundos en las grandes arterias (braquial o femoral en el lactante y carotidea en el niño mayor) se debe iniciar el masaje cardíaco coordinado con la respiración.
Comprobación del pulso braquial en los lactantes, el brazo del niño en abducción y rotación externa, se palpará poniendo los dedos en forma de pinza en la zona interna del brazo entre el codo y el hombro.
Si tiene pulso, se continua con la ventilación a la frecuencia de 20 respiraciones por minuto.
Si no se palpa pulso, se procede a la compresión cardíaca mediante el masaje cardíaco externo.
Se colocará al paciente en decúbito supino y se localizará el punto de masaje, siendo éste en la mitad inferior del esternón, evitando la compresión de la apófisis xifoides.
En los lactantes colocaremos el dedo índice en el esternón por debajo de la línea intermamilar, y con los dedos 3o y 4o iniciaremos las compresiones torácicas hasta un tercio de profundidad del tórax, y a una frecuencia de 100 por minuto. También se puede realizar el masaje rodeando el tórax con ambas manos, colocando los pulgares sobre el tercio medio del esternón, justo debajo de la línea media intermamilar.
En el niño de 1 a 8 años, la compresión se realizará con el talón de la mano colocándola dos dedos por encima del extremo distal del esternón. Se realizarán compresiones de un tercio de profundidad y a una frecuencia de 100 pulsaciones por minuto. Se realizarán 15 compresiones por 2 ventilaciones.
En el niño mayor se realizará igual que en el adulto, colocando las dos manos entrelazadas sobre el tercio inferior del esternón (fig. 5).
Se realizará una secuencia de 15 compresiones por cada 2 ventilaciones, cuando hay uno o dos reanimadores sanitarios. Si se duda se puede emplear la secuencia 30:2 del adulto. Es mejor comenzar las maniobras, aunque no se establezca una secuencia correcta a no hacer nada. Para los rescatadores no sanitarios se puede emplear la secuencia 30:2, ya que facilita el aprendizaje.
Con un solo reanimador se realizará esta secuencia durante un minuto antes de pedir ayuda, mientras que, con dos reanimadores, uno puede realizar la reanimación mientras el otro pide ayuda.
Se debe continuar la reanimación cardiopulmonar básica hasta que:
- El niño recupere el pulso y la respiración espontánea.
- Se reciba ayuda cualificada.
- El reanimador esté agotado.
Bibliografía
- American Heart Association (AHA). Part 1: Executive Summary: 2010 International Consensus on Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care Science With Treatment Recommendations
- Consejo español de RCP. [Sede web]. Madrid. Disponible en: http://www.cercp.com/index.php/ publicaciones/ recomendaciones
- Guías de RCP. SEMICYUC. [Sede web]. Madrid. Disponible en: http:// www.semicyuc.org/node/663
- Manual de protocolos asistenciales. Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias. Servicio Andaluz de Salud. Consejería de Salud y Bienestar Social. Sevilla. Disponible en: http:// www.juntadeandalucia.es/ servicioandaluzdesalud/ publicaciones/listado determinado.asp?idp=557