La socialización y los factores hereditarios en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad: estudio descriptivo

Autoras: Díaz Díaz, Noelia; Barrero García, Noelia; Díaz Cáceres, Elena; San Miguel Lomo, Marta.

INTRODUCCIÓN

El TDAH es un trastorno de inicio en la infancia que comprende un patrón persistente de conductas de desatención, hiperactividad e impulsividad, a los que con frecuencia se suman los síntomas secundarios a la comorbilidad. Se considera que el trastorno está presente cuando estas conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la edad y el desarrollo de la persona, y tales manifestaciones interfieren de forma significativa en el rendimiento escolar o laboral, y en sus actividades cotidianas. (DSM-IV-TR, 2001).

La Impulsividad se manifiesta por impaciencia, dificultad para aplazar respuestas y para esperar el turno, interrumpiendo con frecuencia a los demás. A menudo los niños dan respuestas precipitadas antes de que se hayan completado las preguntas, dejándose llevar por la respuesta prepotente (espontánea y dominante).

Durante los primeros años, la impulsividad hace que el niño parezca “estar controlado por los estímulos” de forma que tiene tendencia a tocarlo todo. En la edad escolar, interrumpen constantemente a los otros y tienen dificultades para esperar su turno. La impulsividad en la adolescencia conlleva un mayor conflicto con los adultos y una tendencia a tener más conductas de riesgo (abuso de tóxicos, actividad sexual precoz y accidentes de tráfico). Las manifestaciones conductuales descritas anteriormente suelen producirse en múltiples contextos (hogar, escuela, trabajo y situaciones sociales). Con la edad suele disminuir la hiperactividad aparente, persistiendo la impulsividad y la inatención.

Estudios familiares, de gemelos, y posteriormente los genéticos, han demostrado que la heredabilidad de este trastorno se sitúa alrededor del 75%, lo que hace que el TDAH sea uno de los trastornos en psiquiatría con una base genética más clara (Faraone et al., 2005). Asimismo, es una de las alteraciones psiquiátricas más diagnosticadas en la infancia y la adolescencia, representando un problema de salud pública debido a su elevada prevalencia, que se estima, según las fuentes epidemiológicas, entre un 4 y un 8% de la población escolar (Quintero, 2009).

En algunas ocasiones, muchos niños y adolescentes con TDAH tienen dificultades para regular su comportamiento y ajustarse a las normas esperadas para su edad y, como consecuencia, presentan dificultades de adaptación en su entorno familiar, escolar y en las relaciones con sus iguales. Un mal desarrollo en las habilidades sociales les condiciona e interfiere en sus relaciones con chicos y chicas de su edad. Estas dificultades están motivadas por la impulsividad, hiperactividad en unas ocasiones, y por el déficit de atención en otras. Según McCormick en el año 2000 es frecuente que los niños con TDAH pasen mucho tiempo solos, y sientan el rechazo de sus iguales.

La correcta detección de dichas alteraciones, permitirá proporcionar un apoyo y seguimiento mas adecuado a aquellos niños que presentan el trastorno, ya que en la etapa educativa en la que se encuentra el desarrollo de las habilidades sociales y el adecuado desarrollo motor es crucial para su tiempo con niños más pequeños que ellos, a los que controlan con más facilidad y toleran mejor sus síntomas. Por todo ello, se debe de intervenir desde la detección precoz de los posibles pródromos de la enfermedad. Es evidente la elevada prevalencia del TDAH en la población infantil y su repercusión en diferentes ámbitos como en la vida diaria, el entorno escolar y las relaciones sociales. Entre otras complicaciones, además presentan problemas de afectividad, alteraciones conductuales, fracaso escolar y de una manera cada vez más significativa comorbilidad con la motricidad.

OBJETIVO E HIPÓTESIS

Describir los aspectos de socialización y antecedentes familiares psiquiátricos entre niños diagnosticados de TDAH vs sin TDAH. Hipótesis: Existen diferencias significativas en la variable socialización y antecedentes familiares entre los niños diagnosticados con TDAH y niños sin TDAH. Mostrando los niños diagnosticados de TDAH más antecedentes familiares psiquiátricos de TDAH y una peor socialización.

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POBLACIÓN Y MUESTRA

La investigación se realizó con una muestra de 40 niños (20 TDAH y 20 sin TDAH), de entre 5 y 10 años. Ambos contaban con el consentimiento informado de los padres para participar.

MATERIAL Y MÉTODO

El cuestionario ad hoc de datos sociodemográficos, clínicos y sociales está formado por una serie de variables sociodemográficas, clínicas y sociales entre las que se encuentran:

  • Variables sociodemográficas: nombre y apellidos, sexo, edad, curso escolar, número de
  • Variables clínicas: seguimiento/tratamiento con especialista, tratamiento farmacológico, edad del diagnóstico, antecedentes familiares que incluyen los ítems (TDAH, trastorno de ansiedad, depresión, trastorno por abuso de sustancias, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de personalidad, trastorno psicótico, suicidio consumado, otros).
  • Variables sociales: socialización. La variable de socialización se exploró a través de 3 preguntas formuladas a los padres con dos posibles respuestas Si/No (Tiene amigos, pasa mucho tiempo solo, acude a los cumpleaños).

La evaluación de las variables sociodemográficas, clínicas y sociales fue de manera independiente para ambos grupos, en horario de mañana para los niños sin TDAH, y en horario de tarde para los niños con TDAH.

Sin embargo, la restante obtención de los datos ha sido igual para ambos grupos; y una vez obtenido el consentimiento de los padres autorizando a sus hijos a participar en la investigación, se cumplimentó el cuestionario ad hoc de variables sociodemográficas, clínicas y sociales de manera individual con cada uno de ellos. Además se recogieron los datos personales tanto del niño como del padre responsable para controlar la entrega del niño una vez finalizada la evaluación. Posteriormente, se identificó a cada uno de los niños con un dorsal numerado correlativamente, lo que permitió llevar un control exhaustivo de los niños que estaban en proceso de evaluación frente a los que ya estaban evaluados.

DISEÑO

Se trata de un estudio descriptivo de corte transversal, realizado con una metodología cuantitativa no experimental. Se han comparado dos grupos (grupo TDAH vs grupo sin TDAH). El grupo TDAH está formado por niños diagnosticados de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el grupo sin TDAH formado por niños sin dicha patología.

RESULTADOS

En el grupo sin TDAH el 50% de la muestra son niños, mientras que en el grupo de TDAH representan el 70%. La edad media en el grupo sin TDAH es de 6.4, mientras que en el grupo de TDAH es de 7.95, siendo la edad más frecuente en el grupo sin TDAH de 5 años (40%), y en el grupo de TDAH de 7 y 10 años (25%). Los niños cursan desde 3º de Infantil a 5º de Primaria, siendo mayor el número de alumnos en 3º de Infantil para el grupo sin TDAH (60%), frente al grupo con TDAH donde el mayor número de alumnos cursa 2º de Primaria (25%). El 20% de los niños sin TDAH no tienen hermanos, frente al 30% en el grupo con TDAH. Siendo adoptados el 25% en el grupo con TDAH frente al 0% en el grupo sin TDAH. El 70% de los niños diagnosticados con TDAH tienen un control/seguimiento por parte de un neuropediatra. Además un mayor porcentaje de niños con TDAH reciben tratamiento farmacológico, siendo el más frecuente el metilfenildato (60%).

Con respecto a la edad a la  que fueron diagnosticados de TDAH, un mayor porcentaje de los niños lo recibieron a los 6 años (35%), mientras que el diagnóstico a edades tempranas (4 años) o edades tardías (10 años) fue mucho menos prevalente (5% en ambos casos) (Véase Tabla 1).

En la Tabla 2 se muestran los análisis descriptivos de las variables categóricas de socialización y antecedentes familiares psiquiátricos. En el grupo sin TDAH se observa como el 100% de los niños tiene una buena socialización: tienen amigos, no pasan tiempo solos, acuden a eventos sociales. Sin embargo, en el grupo TDAH el 15% de los niños no tiene amigos, el 40% pasan mucho tiempo solos y no acuden a eventos sociales el 10%. Además, se observan diferencias de porcentajes en cuanto a los antecedentes psiquiátricos, mostrando los niños diagnosticados por TDAH más antecedentes familiares de TDAH (45%), mientras que los niños sin dicha patología muestran más antecedentes de depresión (15%).

Asimismo, pueden observarse diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos (TDAH vs sin TDAH) en ambas variables (socialización y antecedentes familiares psiquiátricos) (Véase Tabla 2). En lo relacionado a la socialización: “pasa mucho tiempo solo”, los niños diagnosticados de TDAH pasan más tiempo solos que los niños sin dicha patología (X2=17.143, p=.000). Además, se observan diferencias significativas en los antecedentes familiares psiquiátricos, mostrando los niños diagnosticados de TDAH más antecedentes familiares psiquiátricos (X2=10.326, p=.006).

DISCUSIÓN

El TDAH es una enfermedad producto de la combinación de diferentes factores, entre los que se encuentran factores ambientales y genéticos, existiendo un 75% de heredabilidad de este trastorno, lo que hace que sea uno de los trastornos psiquiátricos con una base genética más clara (Faraone et al., 2005). Numerosos estudios familiares, de gemelos y de adopciones demuestran que los genes desempeñan un papel muy importante en la etiología del TDAH. Los estudios familiares estiman un riesgo de padecer TDAH del 60-90% si uno de los padres padece dicho trastorno (Brookes et al., 2006).

Los datos encontrados en el presente estudio muestran diferencias estadísticamente significativas, teniendo los niños diagnosticados de TDAH mas antecedentes familiares de TDAH frente a los niños sin TDAH que tienen más antecedentes familiares de depresión, cumpliendo la hipótesis del estudio. Existen otra serie de características que, sin ser síntomas principales o nucleares, rodean al cuadro de TDAH, una de ellas es la dificultad de los niños para hacer amigos y entablar relaciones con otros niños de su edad. Estas dificultades están motivadas por la impulsividad, hiperactividad en unas ocasiones, y por el déficit de atención en otras. Según McCormick en el año 2000, es frecuente que los niños con TDAH pasen mucho tiempo solos, sientan rechazo desde sus iguales o compartan el tiempo con niños más pequeños que ellos. Esto apoya la existencia de diferencias significativas entre ambos grupos encontradas en el presente estudio, ya que los niños con TDAH pasan más tiempo solos frente a los niños sin TDAH.

Dada la etiología fundamentalmente de base genética del TDAH, la prevención primaria, es decir, las acciones encaminadas a que el trastorno no llegue a producirse, no serían factibles. No obstante, si es posible actuar sobre algunos factores biológicos. A otro nivel de prevención estaría la detección precoz de este trastorno, prestando especial atención, sobre todo, a poblaciones de riesgo como son los niños con antecedentes familiares de TDAH, prematuros, con bajo peso al nacimiento, ingesta de tóxicos durante la gestación y con traumatismos craneoencefálicos graves. (Dopfner, 2004; Mick, 2002; Spencer, 2007; Sonuga-Barke, 2005).

La detección precoz del trastorno ayudará a iniciar cuanto antes el tratamiento adecuado, fundamental para prevenir los problemas asociados (mal rendimiento escolar, dificultades en las relaciones sociales, trastornos de conducta). En este sentido, es importante tener en cuenta que la mayoría de los niños con TDAH ya manifiestan en la edad preescolar síntomas de hiperactividad e impulsividad, suelen ser más desobedientes, tienen más accidentes, les cuesta prestar atención (Connor, 2002; DuPaul, 2001; Sonuga- Barke, 2005), y en algunos casos pueden presentar alteraciones comórbidas como alteraciones de la motricidad (Artigas-Pallares, 2003).

Dado que estos son síntomas propios de la edad, el diagnóstico de un posible TDAH en estos niños puede ser difícil y deberá basarse en la intensidad y la persistencia de los síntomas, los problemas de conducta y la repercusión sobre el entorno (familia, escuela, comunidad). (Connor, 2002; DuPaul, 2001; Sonuga-Barke, 2005). Por lo tanto, el papel de los pediatras, profesionales de salud mental (Terapeutas Ocupacionales, Enfermería y Psicología) y de los profesionales del ámbito educativo es muy importante en la identificación y derivación de estos niños. Por ello, y ante el conocimiento adquirido tras esta investigación, se plantea la necesidad de elaborar protocolos de coordinación y prevención precoz de riguroso cumplimiento por parte de personal sanitario y del ámbito educativo para facilitar el diagnóstico y tratamiento de manera precoz de dicho trastorno.

TABLAS

BIBLIOGRAFÍA

  • American Psychiatric Association. (2001). DSM-IV-TR Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales-IV Texto revisado. Barcelona: Masson.
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