Índice
- 1 Resumen
- 2 Introducción diabetes tipo 2
- 3 Hemoglobina glucosilada
- 4 Depresión
- 5 Teoría de la Hiperinsulinemia
- 6 Teoría de las Monoaminas
- 7 Teoría del Déficit de Adenosín Trifosfato
- 8 Teoría de la Inflamación
- 9 Teoría de la Disbiosis Intestinal
- 10 Objetivos
- 11 Metodología
- 12 Resultados
- 13 Discusión
- 14 Conclusiones
- 15 Bibliografía
https://doi.org/10.58842/IKCP8139
Incluido en la revista Ocronos. Vol. VI. Nº 5–Mayo 2023. Pág. Inicial: Vol. VI; nº5: 186.4
Autor principal (primer firmante): Rosalba Salgado Martínez
Fecha recepción: 4 de mayo, 2023
Fecha aceptación: 15 de mayo, 2023
Ref.: Ocronos. 2023;6(5) 186.4
Autores:
Rosalba Salgado-Martínez 1, Blanca Guadalupe Baez-Duarte 2, Irma Zamora-Ginez 2, Adriana Nieva Vázquez 3, Karla Hilsen García-Aragón 4.
- Médico cirujano y partero, alumna de la maestría en Ciencias Médicas e Investigación de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
- Doctora en Ciencias Químicas, Profesor Investigador de la Maestría en Ciencias Médicas e Investigación de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México.
- Doctora en Ciencias Químicas, Profesor Investigador del Complejo Regional Sur de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México.
- Doctora en Ciencias Ambientales, Profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Tlaxcala, México.
Los autores declaran no conflicto de intereses
En cuanto a los recursos financieros, se le agradece a la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP por el apoyo otorgado, así como al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología por la beca con número de registro 771523 para la alumna de maestría.
Resumen
La hemoglobina glucosilada (HbA1c) es una herramienta versátil utilizada para prevenir, diagnosticar, controlar y pronosticar la diabetes mellitus tipo 2; los niveles aumentados se relacionan con sintomatología depresiva; existen teorías que apoyan la interrelación entre la depresión y los niveles de HbA1c, sin embargo, no existen estudios que evalúen esta relación en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes.
Por lo anterior, el objetivo de este trabajo es determinar la relación de los niveles de hemoglobina glucosilada con síntomas depresivos en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes.
Se realizó un estudio observacional, comparativo, transversal y prolectivo en la clínica virtual “Dale un minuto a tu vida”, participaron hombres y mujeres de 18 a 65 años que cumplieron con los criterios de selección; se caracterizaron clínica, bioquímica y antropométricamente, los síntomas depresivos fueron por la escala CESD-7.
Participaron 54 sujetos, 70.4% fueron mujeres y 29.6% hombres, con edad media de 37.52 ± 11.67 años, con circunferencia de cintura (CC) de 93.79 ± 12.97cm; HbA1c de 5.50 ± 0.80% y CESD-7 de 33 ± 2.88 puntos.
No se encontró una correlación significativa entre HbA1c y el CESD-7 (Rho= -0.52, p = 0.710) ni después del ajuste con edad (Rho=0.19, p=0.16), sexo (Rho=-0.12, p=0.93) y CC (Rho=0.07, p=0.96). Tomando en consideración estos resultados se concluye que no se encontró correlación significativa entre HbA1c y el CESD-7, ni después del ajuste con edad, sexo y CC.
Palabras clave: síntomas depresivos, hemoglobina glucosilada, CESD-7.
Introducción diabetes tipo 2
La diabetes es un trastorno metabólico multifactorial caracterizado por una hiperglucemia crónica por la resistencia a la acción o déficit de la secreción de insulina provocando la aparición de complicaciones micro y macro vasculares, que puede causar una alta tasa de invalidez prematura y muerte (1).
Según la Asociación Americana de diabetes (ADA, por sus siglas en ingles) y la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés) los factores de riesgo asociados a la diabetes tipo 2 (DT2) son el sobrepeso, circunferencia de cintura (CC) aumentada, la hipertensión arterial, la mayor edad, los antecedentes heredofamiliares de diabetes, depresión entre otros (2).
La IDF (4) reporta que a nivel mundial existen 463 millones de adultos entre 20 y 79 años con diabetes mellitus tipo 2, estimando que para el año 2030 esta cifra aumente a 578 millones.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2020 (5), reporta que el 10.32% de la población mayor de 20 años cuentan con un diagnóstico médico previo de diabetes tipo 2, de los cuales el 13.2% son mujeres y el 7.8% son hombres.
En el estado de Puebla, la prevalencia de diabetes por diagnóstico médico previo en adultos mayores de 20 años fue del 9%, siendo el 10.2% mujeres y 7.5% hombres (6).
En la fisiopatología de las alteraciones del metabolismo de la glucosa se pueden observar tres fases, la fase inicial es la manifestación de un estado de resistencia a la insulina (RI) periférica que se relaciona con niveles de glucosa normal, la fase 2 continuar con una RI periférica, pero con una hiperinsulinemia que no puede controlar la homeostasis de glucosa conocida como hiperglicemia postprandial y la tercera fase está asociada con la disminución en el funcionamiento de las células beta pancreáticas donde se presenta una disminución en la síntesis de la insulina provocando la aparición de la hiperglicemia en ayuno, fenómeno que desencadena la diabetes mellitus tipo 2 (3).
Existen 3 pruebas para el cribado de la diabetes mellitus tipo 2: la glucemia basal (GB), la sobrecarga oral a la glucosa de 75 gr (SOG) y la hemoglobina glucosilada (HbA1c), siendo esta última la más recomendable en poblaciones con factores de riesgo como sobrepeso, sedentarismo, hipertensión, dislipidemia, RI y depresión (7,8)
Hemoglobina glucosilada
La hemoglobina es una proteína que forma parte de los glóbulos rojos que está formada por dos dímeros de globina asociado a un grupo hemo; la glicación o reacción de Maillard se refiere a la unión no enzimática de glucosa en la porción amino terminal de la cadena beta de la hemoglobina tipo A (9) , esta unión conocida como base de Schiffes una aldimina inestable que puede ser revertida, sin embargo, puede experimentar un reordenamiento convirtiéndose en un producto más estable conocido como compuesto de Amadori o Fructosamina; ambos procesos son reversibles de manera total si existe una disminución en la unión de la glucosa, no obstante la formación de Fructosamina implica que se puede realizar una glicación avanzada que es más lenta e irreversible (10).
La glicación de la hemoglobina transcurre a lo largo de 120 días o durante la vida media del eritrocito, de manera que, los niveles de hemoglobina glucosilada muestran la glucemia media del sujeto en los tres meses anteriores a la toma de la muestra (11) estos niveles se puedan modificar de acuerdo con la unión a la glucosa; por lo tanto, a mayor glucemia, mayor unión de glucosa a la hemoglobina (12).
Los niveles de hemoglobina glucosilada por arriba del punto de corte 5.7%; además de utilizarse para el diagnóstico y control de la diabetes mellitus tipo 2 también se relacionan con la prolongación de la vida media del hematíe en sujetos que presentan esplenectomía, deficiencia de vitamina B12 o de ácido fólico y depresión; mientras que niveles por debajo del punto de corte se han asociado a anemias crónicas por déficit de hierro, drepanocitosis, paludismo, pérdida constante de sangre, así como en transfusiones sanguíneas (13,14).
Los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1c) también se pueden ver alterados por consumo crónico de vitamina C debido a que es una lactona que funciona como potente antioxidante necesario para la prevención de estrés oxidativo y como agente reductor directo del oxígeno funcionando como sustrato donante en las reacciones de peroxidasas (15), sin embargo, esta puede actuar como un prooxidante debido a que al estar en contacto con niveles aumentados de metales como el hierro (16), puede producir radicales altamente reactivos de hidroxilo mediante la reacción de Fenton, los cuales pueden conducir a la oxidación de lípidos de la membrana de los eritrocitos en sujetos sanos (17).
La hemoglobina glucosilada es una prueba de laboratorio que se utiliza para medir el nivel promedio de glucosa en la sangre durante los últimos tres meses, fue identificada por primera vez por Huisman y Meyering en el año 1958, por método cromatográfico y caracterizada como una glucoproteína en el año 1968 por Bookchin y Gallop, en el año 1969 se describió por primera vez que sus valores aumentaban en sujetos con diabetes y se usó como monitoreo de control del metabolismo de glucosa en estos sujetos a partir del año 1976 (13), sin embargo, fue validada para el diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 y prediabetes hasta el año 2010 (1).
De acuerdo con la ADA (18), los niveles de HbA1c en sujetos sanos deben ser menores a 5.7%, para el diagnóstico de prediabetes los valores deben estar entre 5.7% y 6.4%, mientras que para determinar diabetes mellitus tipo 2 debe ser ≥ 6.5%; por otro lado, la Norma Oficial Mexicana NOM-015-SSA2-2010 (19), para la prevención, tratamiento y control de la diabetes mellitus tipo 2 establece que se deben presentar valores de HbA1c menores a 7% para presentar un buen control de la enfermedad.
Depresión
De acuerdo con la Guía de Práctica Clínica de diagnóstico y tratamiento del trastorno depresivo en el adulto el trastorno depresivo se define como una alteración patológica del estado de ánimo con la presencia de descenso del humor en el que predominan síntomas afectivos (dolor profundo, tristeza patológica, decaimiento, irritabilidad o desesperanza); síntomas somáticos (cefalea, fatiga, dolores, alteraciones del sueño o somatizaciones) así como los síntomas de tipo cognitivo (baja atención, concentración y memoria, pensamientos de muerte o ideación suicida) y volitivo (apatía, anhedonia, retardo psicomotor, descuido en sus labores cotidianas) (20,21). Además, como se ha mencionado anteriormente la depresión es considerada un factor de riesgo de presentar diabetes mellitus tipo 2, así como para el aumento de los niveles de hemoglobina glucosilada en estos sujetos (2,14,22,23).
La salud mental favorece de manera significativa a la calidad de vida de la población general por lo que, los trastornos mentales componen uno de los problemas que afectan el desarrollo social tanto por su frecuencia, coexistencia y comorbilidad, así como por la discapacidad que producen.
A nivel mundial la Organización Panamericanade la Salud (OPS) publicó que para el año 2015 el número total de personas que presentan depresión es de 322 millones con un aumento del 18.4% entre al año 2005 y el 2015 con una prevalencia mayor en mujeres entre 55 a 74 años; sin embargo, para el año 2021 se estimó que existirán 450 millones (23,38).
A nivel nacional el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (39) reportó que en el año 2021 el 15.4% de la población entre 18 a > 60 años presentaron síntomas depresivos, con una mayor prevalencia en mujeres (19.5%) que en hombres (10.7%), mientras que, a nivel federativo en el estado de Puebla, la depresión es del 17%, siendo el noveno lugar a nivel nacional.
La etiología de la depresión es multifactorial, existiendo diferentes teorías, entre ellas, la teoría de la hiperinsulinemia, la teoría de las monoaminas, teoría de déficit de adenosis trifosfato (ATP), teoría de la inflamación, así como la teoría de la disbiosis intestinal; a continuación, se explicará cada una de estas.
Teoría de la Hiperinsulinemia
Los sujetos que tienen diabetes mellitus tipo 2 pueden presentar depresión debido a la alteración en el eje Hipotálamo Hipofisario Adrenal (HHA) ocasionada por una hiperinsulinemia compensatoria, esta teoría propuesta por Fruehwald-Schultes (24) menciona que los sujetos con diabetes mellitus tipo 2 en los que hay una hiperinsulinemia compensatoria pueden presentar un estado de hipercortisolemia alterando el estado de ánimo por desajuste del eje HHA que puede dañar estructuras específicas del cerebro en especial aquellas con funciones fundamentales en áreas límbicas; esta teoría es reforzada por los estudios realizados por Chan y colaboradores (25) que demostraron que la hormona adrenocorticotropa (ACTH, por sus siglas en inglés) y la corticosterona se encontraban elevadas en ratas con diabetes inducida con estreptozotocina, así como una hiperactivación del eje por aumento en los niveles de cortisol, este eje de manera normal interactúa con dos tipos de receptores para corticoesteroides:
El tipo I que presenta afinidad al cortisol y estimula el sistema límbico-hipotálamo hipófisis-suprarrenal, mientras que el tipo II tiene baja afinidad al cortisol y su función es evitar la estimulación del sistema HHA (26); este proceso se inicia al liberar a la hormona liberadora de corticotropina (CRH, por sus siglas en inglés) en el núcleo paraventricular del hipotálamo, causando un aumento en la reacción fisiológica al estrés, este proceso estimula la descarga de la hormona ACTH en la hipófisis provocando la liberación de glucocorticoides (GC) de la corteza adrenal a la circulación sanguínea ocasionando como resultado una retroalimentación negativa hacia el hipotálamo y la hipófisis, limitando la activación del eje que activa a la amígdala para ejercer un control excitador sobre el hipotálamo y un control inhibidor en el hipocampo, sin embargo, en los sujetos con depresión existen alteraciones en la regulación de retroalimentación e hiperactividad del eje (27).
Teoría de las Monoaminas
La teoría de las monoaminas consiste en una disminución o desaparición de neurotransmisores como la serotonina (5-hidroxitriptamina, 5HT) producido por un trastorno en la síntesis de la neurona presináptica o por una falla en los receptores posinápticos, este neurotransmisor está involucrado en la actividad ductal, la expresión emocional y las funciones vegetativas (28).
La serotonina se sintetiza en las áreas somatodentrítica de las neuronas serotonérgicas en los núcleos de raphé del sistema nervioso central (SNC) (29); la serotonina es una monoamina que se deriva del aminoácido triptófano que puede ser captada por cualquier célula que presente al receptor 5-HT1A acoplado a proteína G (30).
Existen diferentes mecanismos que pueden alterar la función de la serotonina, uno de estos es el déficit en la transmisión serotoninérgica ocasionado por el polimorfismo G1463A en la enzima triptófano hidroxilasa (hTPH2, por sus siglas en inglés) que ocasiona que exista una menor síntesis de 5HT o por el polimorfismo C (- 1019) G en el promotor del gen del receptor 5-HT1A el cual provoca una disminución en la liberación de la 5HT (31).
Otro mecanismo es la activación de la enzima indolamina- 2,3-dioxigenasa (IDO) que degrada el triptófano a kynurenina un precursor de la neurotoxina 3-hidroxiquinurenina que produce síntomas de depresión análogos a síntomas generales de enfermedad (32,33).
Teoría del Déficit de Adenosín Trifosfato
El ATP es una purina constituida por un anillo de adenina, una ribosa y una cadena de trifosfato, su función radica en capturar la energía libre de los procesos catabólicos para ser utilizado en las reacciones que lo requieren; en las neuronas del sistema nervioso central (SNC), en la terminal presináptica, el ATP transfiere en la información de una neurona a otra por medio de la liberación de neurotransmisores, principalmente por las ATPasas dependientes de H+ de la membrana de las vesículas sinápticas, las cuales bombean iones H+ hacia el interior de la vesícula produciendo una acidificación del lumen y creando un gradiente de protones que impulsa la entrada del neurotransmisor en las vesículas sinápticas, igualmente el ATP también es utilizado para exocitosis del neurotransmisor como la 5HT (34).
Los niveles bajos de ATP en las neuronas son debido a un defecto en el transporte de glucosa, cuando se detectan niveles bajos a nivel neuronal se activa una señal de glutamato que estimula la captación de glucosa a través de la barrera hematoencefálica e inhibiéndola en tejidos musculares y adiposo, sin embargo, cuando existe una falla en neuronas glucosensoras estas no pueden utilizar a la glucosa cerebral para convertirla en ATP afectando así la liberación de neurotransmisores (35).
Teoría de la Inflamación
La teoría de la inflamación hace referencia a las presiones evolutivas que ha presentado el ser humano, como la interacción con agentes patógenos que provoca un estado inflamatorio genético que da lugar a respuestas inmunológicas moduladoras (inducción de células T y B, interleucinas inflamatorias) y conductuales (36).
Las citocinas como la interleucina 1 beta (IL-1β) y la interleucina 6 (IL-6) son las que más se relacionan con depresión y la respuesta inmunitaria innata, en particular con los receptores de tipo toll 4 (TLR4) cuya activación provoca procesos de transcripción proinflamatorios por medio de factor nuclear potenciador de cadenas ligeras de las células B activadas (NF-kappa B), proteína activadora 1 (AP-1) que promueven la producción de citocinas proinflamatorias como la IL-1β, el Factor de necrosis tumoral (TNF- α, por sus siglas en inglés), la IL-6, y la ciclooxigenasa 2 (COX-2); esta teoría está basada en las altas concentraciones en sangre de marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva y el fibrinógeno encontradas en sujetos con depresión que se relacionaron con la fase aguda de la inflamación causada por una infección que responde a los mismos mecanismos que la anhedonia y la disforia observadas durante la depresión (32).
Teoría de la Disbiosis Intestinal
La teoría del desequilibrio del estado de eubiosis del microbiota intestinal (Disbiosis) hace referencia al sistema nervioso entérico (SNE) que está integrado por dos plexos nerviosos que liberan neurotransmisores y neuromoduladores, la microbiota intestinal interactúa con el eje intestino-cerebro por mecanismos relacionados con la elaboración y degradación de transmisores neuronales, sin embargo, trastornos como el estrés o la ansiedad pueden afectar la composición y función de la microbiota por la alteración de la permeabilidad del intestino causando que los antígenos bacterianos atraviesen el epitelio y provoquen una respuesta inmunológica en la mucosa conduciendo a un proceso inflamatorio que puede ser un factor causal de depresión por alteraciones en los niveles de dopamina, norepinefrina y serotonina secundarios al daño intestinal (37).
El diagnóstico de la depresión se lleva a cabo mediante los criterios basados en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) y en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), este último menciona que en el trastorno de depresión mayor se debe presentar tristeza profunda o anhedonia más 5 de los siguientes síntomas: pérdida de peso (>5%) en un mes, insomnio o hipersomnia, agitación o retardo psicomotor, fatiga, culpa excesiva, disminución para concentrarse y pensamiento suicida diariamente por dos semanas (20,40).
Basados en la sintomatología se han elaborado diferentes instrumentos para establecer el diagnóstico, gravedad o tamizaje de síntomas depresivos en determinado tiempo, algunas de ellas son encuestas autoaplicables y breves que facilitan su utilización (41).
Dentro de estos instrumentos se encuentran la escala de Hamilton para la depresión (HDRS), es una escala hetero aplicada que evalúa el perfil sintomatológico y la gravedad de la depresión, presenta un alfa de Cronbach (α) de 0.81 en jóvenes, adultos jóvenes y ancianos, americanos, hispanos y afroamericanos; la escala original está conformada por 24 ítems, sin embargo, existe la versión reducida de 17; la gravedad del cuadro se obtiene según el puntaje total de 0 a 52 puntos clasificando según los puntos de corte en: sin depresión entre 0-7 puntos, con depresión leve entre 8-13, moderada entre 14-18, grave entre 19-22 y muy grave en caso de obtener >23 puntos (42,43).
Otra escala es el Inventario de Depresión de Beck (BDI) es una escala autoaplicable que identifica los síntomas depresivos y su gravedad durante las últimas dos semanas, presenta una α de 0.87 y aunque la escala original es del año 1961 fue estandarizada por Jurado y colaboradores hasta 1998 en población mexicana (44); consta de 21 ítems con cuatro opciones de respuesta con un puntaje total de 0 a 63, que clasifica a los síntomas depresivos según el punto de corte en depresión mínima de 0 a 5 puntos, en leve de 6 a 15, moderada de 16 a 30 y grave de 31 a 63 (45,46).
Por otro lado, se encuentra el Cuestionario General de Salud de Goldberg (GHQ) es un instrumento autoaplicable que evalúa el grado de salud general e identifica la severidad de alteraciones psiquiátricas menores en las últimas dos semanas, presenta un α de 0.90 y ha sido validada en poblaciones de habla hispana, así como en población mexicana por Romero y Medina-Mora en 1987; la escala original consta de 60 preguntas divididas en 4 subescalas con 4 opciones de respuesta tipo Likert que valora la depresión, disfunción social, ansiedad e hipocondría; existen versiones más cortas como el GHQ-28 que asigna valores de 0,0,1,1 a cada ítem dando un puntaje máximo de 7 por cada subescala y un total máximo de 28 con un punto de corte de 5/6 que indica un probable en cualquiera de las subescalas (14,47–49).
Existen instrumentos como la escala para depresión geriátrica (GDS) utilizados para identificar síntomas cognoscitivos de episodios depresivos en el adulto mayor, es una encuesta autoaplicable con un α de 0.78 y fue validada en población mexicoamericana en 1997; la escala original consta de 30 ítems con respuestas de tipo dicotómicas (si/no); sin embargo, existe la versión reducida de 15 ítems donde las primeras 10 preguntas indican depresión si se contestan afirmativamente y las siguientes si se contestan de manera negativa, de acuerdo al puntaje obtenido se considera normal si se tiene un puntaje 0-4; depresión leve 5-8; depresión moderada de 9-11 y depresión severa 12-15 (50–53).
Por otro lado, la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos(CES-D) fue desarrollada por Radloff en el año de 1977, mide los diferentes grados de depresión basados en los síntomas que se presentan durante la primera semana, esta encuesta es autoaplicable, con un tiempo de aplicación de 8 a 10 min, cuenta con 20 ítems con una puntuación de 20 a 100 y se correlaciona de manera negativa con autoestima, apoyo y comunicación familiar, y de forma positiva con el conflicto familiar, estrés, problemas de conducta y victimización; existen versiones reducidas de esta escala (7, 9, 10, 12 reactivos) que se aplican en estudios con base poblacional (encuestas), cuya ventaja radica en el menor consumo de tiempo en su aplicación de manera que se consigue una medición más eficiente de los síntomas depresivos (42,54).
La versión CESD- 7 tiene propiedades psicométricas que la hace una prueba útil para el tamizaje de casos probables de sujetos con sintomatología depresiva clínicamente significativa; esta escala presenta un punto de corte estimado de 9 (α > 0.82) con una sensibilidad del 90.2% y una especificidad del 86% con un valor receptor- operador del 88%; esta versión incluye lo reactivos (7 ítems) que están relacionados con los síntomas más comunes de depresión evaluados en la escala original, que son el estado de ánimo disfórico (reactivos 3, 6 y 18), la motivación (reactivo 7), la concentración (reactivo 5), la pérdida del placer (reactivo 16) y las alteraciones del sueño (reactivo 11, puntuación reversa); el objetivo de escalas como el CESD-7 es la identificación de sujetos con la sospecha de presentar síntomas clínicamente significativos y que, por lo tanto, requieran ayuda profesional (54,55).
Hasta nuestro conocimiento no existe evidencia que relacione los niveles de HbAc1 con la presencia de síntomas depresivos en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes mellitus tipo 2, sin embargo, la información que se presenta a continuación sobre esta relación es en sujetos con factores de riesgo para diabetes mellitus tipo 2 y con diabetes mellitus tipo 2.
En el año 2020, De Luna-Cerda y colaboradores realizaron una tesis por parte del cuerpo académico de Metabologenómica de la Facultad de Medicina de la BUAP, cuyo objetivo fue determinar la relación entre los síntomas depresivos y RI; se estudiaron 68 adultos sin diabetes, 13 sujetos con RI y 55 sujetos sin RI clasificados con el índice del modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina (HOMA2-IR), para la detección de síntomas depresivos se utilizó la escala CESD-7, como resultados no se encontró correlación significativa entre los niveles de HOMA2-IR y los síntomas depresivos con el puntaje total de la escala CESD-7 (Rho=0.130, p=0.296), tampoco se observó diferencia significativa en el número de sujetos con síntomas depresivos clínicamente significativos entre los grupos de estudio (p=0.235). Sin embargo, se encontró una correlación positiva entre el ítem 5 (no dormir bien) de la escala CESD-7 con el índice de HOMA2-IR (Rho=0.247, p = 0.04). La asociación entre obesidad abdominal y RI, incrementó significativamente tras ajustarse al ítem 5 (de OR=8.62, p=0.04 a OR= 9.26; p<0.04 ajustado) (57).
Un estudio transversal realizado en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 (n=323) del centro de Atención Primaria de Salud en Chile; valoró la frecuencia de síntomas depresivos mediante el inventario de Beck y su asociación con el control de la diabetes mellitus tipo 2 a través de la determinación de HbAc1, se reportó que los sujetos con síntomas depresivos presentaron un nivel de HbAc1 (7.2 ±1.68%) más alto que aquellos que no presentan depresión (6.7 ± 1.32%) (p = 0.0005), además de una relación entre depresión y la descompensación metabólica (OR de 2.1 [IC 1.2 -3.5] p= 0.003) (58).
Por otra parte, un estudio transversal en 102 sujetos con diabetes mellitus tipo 2 donde se mide la severidad de los síntomas depresivos, por medio del Inventario de Depresión de Beck, y el control glucémico mediante los niveles de HbAc1, se reporta que la presencia de depresión en general se asocia de manera significativa con un mal control glucémico (OR= 5.91, [IC95%= 1.81 – 19.6], p<0.001); de manera específica cada grado de depresión con el mal control glicémico se asocia de la siguiente manera: moderada- grave (OR= 8.64; [IC95%= 1.74 – 48.5], p=0.001) y leve (OR= 4.55, [IC95%= 1.19 – 18.2], p=0.01) (22).
En otro estudio se analizó a 182 sujetos con diabetes mellitus tipo 2 de 68 ± 8 años, residentes de la Ciudad de México a quienes se les aplicó la escala de Depresión Geriátrica (GDS, por sus siglas en inglés) para indicar el grado de depresión y se determinó su nivel de hemoglobina glucosilada (HbA1c) para el control glucémico; como resultados se reportó a la depresión como factor de riesgo para el control glucémico de los adultos de la tercera edad con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 (OR = 2.50, IC95% 1.34-4.67, p = 0.004) (23).
Un estudio en pacientes con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2 entre los 40 y 70 años, provenientes de Colombia, la muestra (n=60) es de 30 sujetos con diabetes y 30 con diabetes no controlada de acuerdo con los niveles de HbA1c, los síntomas depresivos se calcularon mediante el Cuestionario de salud general de Goldberg (GHQ-28, por sus siglas en inglés), como resultado se observó una correlación significativa entre depresión y niveles de hemoglobina glucosilada para el grupo de Diabetes no controlada, (r= 0.36; p<0.05) (14).
Tomando en consideración la información antes presentada se considera importante la relación que existe entre la sintomatología depresiva y la diabetes mellitus tipo 2, por lo que es necesario estudiar la relación entre la sintomatología depresiva en sujetos sin diabetes mellitus tipo 2 para que se puedan sentar las bases para la implementación de diferentes estrategias de prevención multidisciplinarias, que permitan retrasar el progreso a diabetes mellitus tipo 2 y complicaciones de esta enfermedad.
Objetivos
El objetivo del estudio es relacionar los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1c) con síntomas depresivos en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes.
Metodología
Se realizó un estudio analítico, transversal, prolectivo y homodémico, fue registrado ante el Comité de Investigación y Ética de la Secretaría de Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la BUAP con el No. 884.
La muestra estuvo conformada por sujetos que acudieron a la clínica virtual “Daleun minuto a tu vida” del Cuerpo Académico 319 Metabologenómica, durante el periodo comprendido entre agosto de 2020 y julio de 2022. El diseño fue no probabilístico por cuotas, el tamaño de muestra fue a conveniencia de 54 sujetos, posteriormente, se determinó el compromiso de la muestra en el programa G* Power con un poder del 0.99 y alfa de 0.05.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes: sujetos de ambos sexos, de nacionalidad mexicana de entre 18 y 65 años que aceptaron participar voluntariamente en el estudio y que firmaron el consentimiento informado. Por otro lado, se excluyeron sujetos con enfermedades crónicas conocidas, excepto: dislipidemias, obesidad central determinada por CC, sujetos que hayan recibido transfusiones
sanguíneas en los últimos 3 meses, mujeres embarazadas o en lactancia e Individuos que presentaran dificultad para leer y contestar la encuesta. Se eliminaron aquellos sujetos con diagnóstico previo de diabetes y/o depresión, con un alto consumo de alcohol, que consuman medicamentos como corticoesteroides, psicoestimulantes, sedantes o hipnóticos, vitamina C, sujetos con anemia o con expediente incompleto.
La consulta fue por medio de la plataforma Google Meet, donde se realizó la historia clínica donde se preguntaron las variables descriptivas como edad y sexo, que incluyó medidas antropométricas (CC) y se hizo la entrega de la orden de laboratorios (Biometría hemática y hemoglobina glucosilada), así como el enlace de Google forms, que contiene la escala CESD 7 para la detección de síntomas depresivos y la escala ASSIST para determinación de consumo de alcohol.
Para el análisis bioquímico se determinaron los niveles HbA1c y Biometría Hemática para descartar anemia; estos resultados bioquímicos permitieron clasificar a los sujetos en niveles de HbA1c normal (< 5.7%) y elevada (≥ 5.7%), además de clasificarlos en sanos (<5.7%) con prediabetes (5.7% a 6.4%) o diabetes de recién diagnóstico (> 6.5%) solo con fines descriptivos.
En el análisis estadístico se realizó la comprobación de la normalidad de las variables por medio del modelo de Kolmogorov Smirnov. Se realizó la prueba U de Mann Whitney para la comparación de medianas entre los grupos de HbA1c normal y elevada. Se realizó la correlación Rho de Spearman entre los niveles de HbA1c y el puntaje total de sintomatología depresiva con edad, sexo y CC, así como la correlación entre HbA1c y puntaje total de sintomatología depresiva y entre cada ítem del CESD-7, además se utilizó como variables de ajuste la edad, sexo y CC. Se realizó el poder estadístico de la correlación entre niveles de HbA1c y el puntaje total de la sintomatología depresiva. Se tomó una significancia de p<0.05 y se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS versión 23.; a su vez se cuantifico el poder estadístico por medio del programa GPOWER v.3.1.
Resultados
Con la finalidad de obtener la muestra de estudio se realizó la invitación en general mediante redes sociales obteniendo un total de 120 solicitudes de informes, de los cuales 100 firmaron el consentimiento informado durante la primera etapa del proyecto, de estos se eliminaron 46 pacientes; la causa más frecuente de eliminación fue el expediente incompleto (33 pacientes), en cuanto al resto de los pacientes eliminados, las causas fueron por consumo de vitamina C (6 pacientes), anemia (5 pacientes) y por diagnóstico y tratamiento previo de depresión (2 pacientes), quedando finalmente la muestra conformada por 54 sujetos.
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
La muestra total tuvo una distribución mayor de mujeres (70%) en comparación con los hombres (30%) (Figura 1), además en el cuadro 1 se muestran el resto de las características generales, cabe destacar que el 51.9% de la muestra presentó obesidad abdominal.
Figura 1. Distribución del sexo en la muestra de estudio
Cuadro 1. Características generales de los sujetos de estudio (n=54)
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
DE, desviación estándar; CC, circunferencia de cintura, HbA1c hemoglobina glucosilada; sintomatología depresiva mediante CESD-7 (Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems, punto de corte ≥9).
De acuerdo con los puntos de corte de los niveles de hemoglobina glucosilada se obtuvo un mayor porcentaje de sujetos sanos (61%), seguido de sujetos con prediabetes (26%) y con diabetes mellitus tipo 2 de recién diagnóstico (13%) (Figura 2).
Figura 2. Frecuencia de sujetos sanos, con prediabetes y diabetes mellitus tipo 2 de recién diagnostico por el punto de corte establecido por la ADA.
De acuerdo con los niveles de hemoglobina glucosilada se encontró mayor distribución de mujeres (61%) que de hombres (39%) en el grupo de HbA1c normal, encontrándose el mismo resultado en el grupo de HbA1c elevada, con un 86% de mujeres y un 14% de hombres (Figura 3).
Figura 3. Frecuencia de sujetos de acuerdo con los puntos de corte de HbA1c normal (<5.7%) y elevada (>5.7%). La comparación de frecuencias se realizó por medio de Xi2, tomando como significancia p<0.05
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
En el cuadro 2 se muestran las características generales de la muestra estudiada de acuerdo con los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1c) normal y elevada, cabe resaltar que no se encontró una diferencia significativa en el puntaje de la sintomatología depresiva (p= 0.610) entre grupos; así mismo no hubo diferencia significativa del puntaje de cada ítem del CESD-7 entre grupos como se muestra en el cuadro 3.
Cuadro 2. Características generales de la muestra de estudio de acuerdo con los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1c)
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
Los datos se presentan en mediana (mínimo-máximo) HbA1c: hemoglobina glucosilada punto de corte 5.7%; CC: circunferencia de cintura; sintomatología depresiva mediante CESD-7 (Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems punto de corte ≥9); *p < 0.05, U Mann Whitney, n=54.
Cuadro 3. Distribución de las respuestas de cada ítem del CESD-7 deacuerdo con los niveles de HbA1c
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
Los datos se presentan en medianas (mínimo-máximo) HbA1c: hemoglobina glucosilada punto de corte 5.7%; sintomatología depresiva mediante CESD-7(Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems punto de corte ≥9); p <0.05, U Mann Whitney; n=54
De acuerdo con la determinación de la sintomatología depresiva, las características generales se describen en el cuadro 4, además en el cuadro 5 se muestra la frecuencia de las respuestas de cada ítem.
Cuadro 4. Características generales de la muestra de estudio de acuerdo con la sintomatología depresiva
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
Los datos se presentan en frecuencias, HbA1c: hemoglobina glucosilada punto de corte 5.7%; (sintomatología depresiva mediante CESD-7: Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems punto de corte ≥9); p < 0.05, a X2 con corrección de Yates; n=54.
Cuadro 5. Frecuencia de respuesta de cada ítem del CESD-7
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
Los resultados se muestran en frecuencia y porcentaje, CESD-7: Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems
Se realizó la correlación de los niveles hemoglobina glucosilada y el puntaje de la sintomatología depresiva con edad, sexo y CC, encontrándose una correlación significativa entre HbA1c con edad (p=0.468) y CC (p=0.336) y el puntaje de la sintomatología depresiva con edad (p=-0.422) (Cuadro 6), sin embargo, no se logró encontrar una correlación significativa entre los niveles de HbA1c y el puntaje de la sintomatología depresiva, ni después de haber realizado el ajuste con edad, sexo y CC (Cuadro 7).
Cuadro 6. Correlaciones entre hemoglobina glucosilada (HbA1c) y sintomatología depresiva con edad, sexo y CC en la muestra general
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
HbA1c: hemoglobina glucosilada; sintomatología depresiva mediante CESD-7 (Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems punto de corte ≥9); significancia p<0.05 Rho, índice de correlación de Spearman; n=54
Cuadro 7. Correlación entre HbA1c y sintomatología depresiva con y sin ajuste a edad, sexo y CC en la muestra general
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
HbA1c: hemoglobina glucosilada; sintomatología depresiva mediante CESD-7 (Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems, punto de corte ≥9) significancia p<0.05; Rho, índice de correlación de Spearman; n=54 a ajustado a edad; b ajustado a sexo; c ajustado a CC; d ajustado a edad, sexo y CC.
Finalmente, se realizó la correlación de cada uno de los ítems con los niveles de HbA1c, donde no se encontró correlación significativa ni después del ajuste con edad, sexo y CC (Cuadro 8).
Cuadro 8. Correlación entre HbA1c y cada ítem del CE SD-7
Ver: Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, al final del artículo
n=54, p < 0.005 Rho, índice de correlación de Spearman, a valor ajustado a edad, sexo, circunferencia de cintura; sintomatología depresiva mediante CESD-7 (Centro de estudios epidemiológicos de 7 ítems, punto de corte ≥9)
Por último, se realizó el cálculo del poder de la muestra para el análisis de correlación entre los niveles de HbA1c y la sintomatología depresiva; tomando en cuenta un coeficiente de determinación p2= 0.842, n= 54 y correlación de Rho= -0.052, dando como resultado un poder 1- β= 0.99).
Discusión
Se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal y prospectivo con un tamaño de muestra de 54 sujetos, cuyo objetivo principal fue relacionar los niveles de hemoglobina glucosilada con síntomas depresivos en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes, demostrando una relación entre síntomas depresivos y niveles de HbA1c no significativa, ni aún después del ajuste por edad, sexo y CC, además no se encontró una relación significativa entre los niveles de HbA1c y cada ítem del CESD-7, ni tampoco después del ajuste, finalmente el poder estadístico fue determinado como elevado para el análisis de la relación entre los niveles de HbA1c y síntomas depresivos.
Con el objetivo de adaptar y evaluar los instrumentos en formato electrónico, se transcribieron textualmente sin modificaciones a formato digital en la plataforma GoogleForms, por lo que contaron con las mismas propiedades clinimétricas que los originales (55,59) al finalizar el proceso de evaluación por medio de un grupo piloto y al no reportarse errores se consideraron como una alternativa viable.
También es importante mencionar que con la finalidad de realizar la invitación a participar en el proyecto se diseñaron diferentes propagandas digitales, las cuales fueron distribuidas por medio de redes sociales teniendo un mayor alcance a través de Facebook; que de acuerdo con Digital 2021 Global Overview Report es la red social más usada en México con un 92.3% de audiencia en mayores a 13 años; por lo que los resultados del presente estudio confirman que esta red social tiene un buen alcance comparado con otras redes como WhatsApp e Instagram.
La muestra estudiada estuvo conformada en mayor proporción por mujeres, esto puede deberse a que las mujeres según reportes buscan más información sobre salud y participan más en proyectos de investigación en el área médica comparado con los hombres, además existen otros factores que influyen en la mayor participación de las mujeres como el entorno familiar o de pareja, relaciones interpersonales y normas sociales (60,61); reforzando lo anterior, la Academia Nacional de Medicina en México (62) menciona que las mujeres tienden a participar más que los hombres en programas de prevención debido a las experiencias biológicas que presentan a lo largo de su vida por lo que tienen mayor aceptación a diferentes padecimientos; además de que se ha observado una mayor prevalencia de trastornos emocionales y malestares en la mujer en comparación con los hombres.
Por lo tanto, debido a la mayor participación de mujeres en este estudio y tomando en consideración lo reportado previamente (60,61), podemos aseverar que la participación de mujeres predomina sobre los hombres en proyectos de investigación.
Con respecto a la edad de nuestros participantes, ésta se encuentra en el rango de adultos jóvenes, esto difiere con otros estudios sobre la relación de los niveles de hemoglobina glucosilada con síntomas depresivos, en los cuales participan adultos mayores, sin embargo, los participantes de esos estudios eran pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (22,63), mientras que los participantes de nuestro estudio no tenían diagnóstico previo de diabetes mellitus tipo 2, no obstante, debido a que la invitación para la participación de este estudio se realizó por redes sociales, sería necesario realizar un estudio con adultos mayores sin diabetes mellitus tipo 2 y realizar la invitación por otros medios, para constatar nuestros resultados, esto, tomando además en consideración que, la mayor audiencia de redes sociales pertenece al grupo de edad de 25 a 34 años, es decir de adultos jóvenes, mientras que solo del 2.5% al 2.9% corresponden a adultos mayores (> 60 años) (64).
De acuerdo a la CC de nuestra población de estudio, se encontró que la mayoría presento obesidad abdominal, esto concuerda con lo reportando en el ENSANUT 2018- 19 que menciona que el 81.6% de la población mexicana presentan adiposidad abdominal (obesidad abdominal) (65); en este aspecto, ha sido reportado que la causa más común de obesidad en población mexicana, es el consumo de alimentos con alta densidad energética como alimentos procesados con elevadas cantidades de azúcares o grasas; este entorno alimenticio incluye la sobre exposición a la publicidad de alimentos y bebidas poco saludables, que al propiciar un alto consumo energético y no realizar actividad física provocan un balance positivo de energía, que resulta de una mayor ingestión que gasto causando sobrepeso u obesidad (66).
Al dividir nuestra población de estudio de acuerdo con los niveles de hemoglobina glucosilada se encontró que la prevalencia de los sujetos con recién diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2, medida a través de glucosa sérica (≥ 126 mg/dL), es tres veces mayor (4.6%) que lo reportado en la ENSANUT 2020 (67), esto puede deberse a que el método diagnóstico utilizado en nuestro estudio fueron los niveles de HbA1c, la cual en un método diagnóstico avalado por la ADA desde el año 2010 (1) y que presenta múltiples ventajas sobre otros métodos diagnósticos, entre ellas se encuentran que no precisa ayuno para su valoración, predice complicaciones microvasculares, presenta baja viabilidad día a día y refleja la concentración de glucosa a largo plazo (7), mientras que en la ENSANUT 2020 realizó solo una toma de glucosa sérica, la cual es una prueba diagnóstica recomendada en caso de presentar sintomatología de diabetes mellitus tipo 2, de lo contrario se debe realizar otra medición el día posterior a la primera toma para poder confirmar el diagnóstico (68).
Al clasificar a la población de acuerdo con el punto de corte en HbA1c normal y elevada, se encontró una mayor predominancia de mujeres con HbA1c elevada, esto difiere con lo reportado por el ENSANUT 2020 (67) donde menciona que la mayor prevalencia de sujetos con diabetes mellitus tipo 2 no diagnosticada son hombres con un 6.1% en comparación con las mujeres de 3.2%; sin embargo, no realizan una diferencia entre sujetos con prediabetes y diabetes mellitus tipo 2; aunque no existe evidencia clara que expliquen la manifestación de niveles aumentados de HbA1c de acuerdo con el sexo, esta puede deberse a que existen algunos factores predisponentes para diabetes mellitus tipo 2 exclusivos de mujeres como lo son los antecedentes obstétricos principalmente diabetes gestacional o la macrosomía fetal (69); por lo que esto podría explicar que en nuestro estudio el mayor número de sujetos con HbA1c elevada son mujeres, sin embargo, una de nuestras limitantes es que no se cuenta con una historia clínica gineco obstétrica completa por lo que sería interesante realizar estudios donde se puedan valorar estos antecedentes.
Al comparar los grupos de HbA1c normal y elevada se encontró una diferencia significativa entre edad y la CC, esto concuerda con lo reportado por Altamirano y colaboradores en 2017 (70) que estudiaron a 317 sujetos con una edad promedio de 42.7 ± 15.3 años, encontrando una diferencia significativa en la edad (p=0.0002) y la CC (p=0.003) entre sujetos con y sin diabetes determinada mediante HbA1c; además, Buendía y colaboradores en 2016 (71) analizaron a 2200 pacientes de 66.19 ± 12.01 años con y sin diabetes mellitus tipo 2, encontrando una diferencia significativa en el CC entre ambos grupos (p <0.001). Lo anterior puede deberse por un lado a que las células β pancreáticas presentan un potencial replicativo durante la vida adulta, sin embargo, éste disminuye de forma progresiva conforme aumenta la edad causando un estado de senescencia que junto con el aumento en la apoptosis provocan una disminución parcial o total de la secreción de insulina (72), y a que la obesidad central provoca un aumento de los ácidos grasos libres causando un estado de lipotoxicidad en las células β pancreáticas, causando así la inhibición de la producción de insulina lo que conllevaría al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 (73).
De acuerdo con la sintomatología depresiva solo el 6% de nuestra población presentó sintomatología clínicamente significativa, esto difiere de lo reportado por la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado 2021 (ENBIARE) (39) que menciona que el 15.4% de la población mexicana presentan sintomatología depresiva clínicamente significativa, esto puede deberse a que durante el primer mes del confinamiento por la pandemia de COVID-19 la prevalencia de depresión fue del 27.3% (IC:24.1, 30.4), pero esta disminuyó entre abril y junio de ese mismo año hasta 22.8% (IC: 20.7, 24.8); el descenso continuó hasta octubre, con una prevalencia de 19.7% (IC: 17.7, 21.8) (74); la presencia de síntomas depresivos durante la COVID-19 se dio principalmente por la presencia de eventos estresantes como el miedo al contagio, xenofobia, infodemia y pánico a la muerte, sin embargo, la presencia de mecanismo adaptativos como la resiliencia y el afrontamiento positivo provocaron mejoría en la salud mental (75), por lo que se sugiere que esto podría explicar la baja frecuencia de sujetos con síntomas de depresión clínicamente significativos en nuestra muestra.
Con respecto al sexo, se encontró que por cada hombre con sintomatología depresiva existen 2 mujeres con esta condición, esto concuerda con lo reportado en el INEGI que menciona que en la población general mexicana existe el doble de mujeres con sintomatología depresiva (19.5%) en comparación con los hombres (10.7%), esto puede deberse a que las mujeres sufren más sucesos ambientales estresantes tales como ser jefa de familia, si se dedica exclusivamente al hogar o a cuidar a un enfermo, entre otros; estos factores tienen un impacto en la fisiología cerebral que provocan que las mujeres sufran trastornos depresivos 2 veces más que los hombres (62,76), sin embargo, aunque en nuestro estudio no hubo significancia, sería importante analizar estos factores para observar si existe diferencia significativa entre hombres y mujeres.
Además, no se encontró una diferencia significativa en los niveles de hemoglobina glucosilada (HbA1c) normal y elevada entre la población con y sin sintomatología clínicamente significativa, esto difiere de lo reportado por Valenzuela y colaboradores en 2018 (58) quienes realizaron un estudio en 323 sujetos con diabetes mellitus tipo 2 con una edad de 64 ± 12 años, a los que se les aplico el inventario de depresión de Beck para medir la sintomatología depresiva, encontrando que los sujetos con síntomas depresivos presentaron un nivel de hemoglobina glucosilada significativamente más alto (p=0,0005) que los que no presentaban sintomatología depresiva, concluyendo que la existencia de síntomas depresivos en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 está asociada a malas conductas de autocuidado.
El que no se encontrara esta diferencia en nuestra población de estudio, puede deberse a que nuestros sujetos desconocían que presentaban niveles elevados de HbA1c, por lo que no están expuestos al estrés psicosocial que ocasiona el diagnóstico de enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2 y, que por lo tanto, no presentan alteraciones emocionales que pudieran ocasionar sintomatología depresiva, considerando a esta como un factor de riesgo para presentar niveles elevados de hemoglobina glucosilada, sin embargo, aunque no se encontró diferencia significativa entre los niveles de HbA1c con la sintomatología depresiva en nuestra población, ni tampoco de acuerdo a cada ítem (86), sería necesario realizar estudios en este tipo de población para constatar esta teoría.
En cuanto a las correlaciones entre las variables se encontró que existe una correlación inversa entre la edad y la sintomatología depresiva, esto quiere decir que a medida que aumenta la edad, la sintomatología depresiva disminuye, esto concuerda con lo mencionado por la Academia Nacional de Medicina que reporta que, en el mundo, el 50% de los adultos que presentan algún trastorno mental como la depresión antes de los 21 años y esta disminuye hasta llegar a un 20% en adultos mayores (87); esto puede deberse a que existen factores sociales como la dismorfia corporal, disfuncionalidad familiar o bullying durante la adolescencia que pueden ocasionar la presencia de síntomas depresivos en los adultos jóvenes (88); sin embargo, una de nuestras limitantes es que no se cuenta con información sobre estos factores, por lo que sería interesante realizar estudios donde se puedan valorar estos antecedentes.
Por otra parte, al realizar la correlación entre los niveles de hemoglobina glucosilada y el puntaje de la sintomatología depresiva no se encontró una relación significativa ni después de realizar el ajuste con edad, sexo y CC, esto concuerda con lo reportado por Ortiz y colaboradores en 2010 (89) que estudiaron a 50 sujetos con diabetes mellitus tipo 2 a los cuales se les determinó niveles de HbA1c y se midió la sintomatología depresiva mediante el CESD- 20, no encontrándose una relación estadísticamente significativa entre HbA1c y sintomatología depresiva (r=0.149, p >0.05). Esto puede deberse de acuerdo a la revisión realizada por Juárez en el 2011
(90) a que la salud es considerada como la ausencia de síntomas de enfermedad, lo que ocasiona que aquellos sujetos que presentan enfermedades asintomáticas o que no han recibido un diagnóstico clínico se consideran con una salud positiva, por lo que no presentan el estrés psicosocial que conlleva el presentar una enfermedad; o al modelo salutogénico propuesto por Antonovsky en 1979 (91), que menciona que existen sujetos que presentan cierta resistencia al estrés emocional generador de trastornos como la depresión, este modelo se basa en la potenciación de cualidades positivas que les permite enfrentar de manera positiva diferentes enfermedades.
De igual forma a pesar de que no existió una correlación entre los niveles de HbA1c y cada ítem del CESD-7 ni aún después del ajuste, este instrumento presenta múltiples ventajas, entre ellas que es utilizado para estudios poblacionales para el tamizaje de síntomas depresivos tomando en cuenta las principales dimensiones de la depresión como lo son el ánimo disfórico, motivación, concentración, pérdida de placer y dificultades con el sueño (54,55).
En la dimensión conocida como ánimo disfórico se encuentran los ítems 1, 3 y 7 los cuales hacen alusión a la tristeza que, de acuerdo con diferentes autores, si este se presenta de manera temprana como en la niñez o adolescencia puede conllevar a presentar depresión en la edad adulta; este síntoma es el más común en mujeres con depresión, mientras que en los hombres se manifiesta en forma de consumo de sustancias toxicas (76–79) y en nuestro estudio se excluyeron a sujetos con este tipo de consumo.
Otra de las dimensiones que maneja el CESD-7 es la motivación y la pérdida de placer que corresponden a los ítem 4 y 6, que de acuerdo con el estudio realizado por Martínez y colaboradores en el año 2011 (80) cuyo objetivo fue relacionar la motivación intrínseca con la depresión en 86 estudiantes universitarios de Buenos Aires, Argentina, encontraron que la motivación intrínseca se relaciona de manera negativa con la depresión (r=-0.305, p=0.006), es decir, conforme la depresión aumenta la motivación disminuye; esta relación se establece debido a que existen diferentes factores que causan desmotivación entre ellos perdida de un familiar, problemas familiares, desilusión o enfermedades crónicas, este síntoma se caracteriza por sentirse incapaz de conseguir un objetivo deseado ocasionando un sentimiento de frustración, miedo o depresión (81), por lo que sería importante realizar estudios donde se puedan valorar estos antecedentes y observar su relación.
Por otra parte, el ítem 2 hace referencia a la concentración que es un proceso cognitivo que se efectúa mediante la interpretación perceptual de estímulos para transferirla a una conducta, este síntoma presenta una prevalencia del 7 al 56% en sujetos con nivel socioeconómico bajo, mujeres, con polifarmacia y diabetes mellitus tipo 2 (82); finalmente, el ítem 5, hace referencia a la presencia de alteraciones del sueño, normalmente la función adecuada del ciclo circadiano mantiene al individuo en salud óptima, por lo que al alterar este ciclo por un sueño inadecuado o interrumpido puede desarrollar condiciones patológicas como la diabetes mellitus tipo 2 y depresión (83); se estima que dos terceras partes de la población mexicana presentan al menos un trastorno del sueño a lo largo de su vida, siendo el insomnio el más común; además de que el 30% de los sujetos con este síntoma presentan depresión (84), en nuestro estudio el 61.1%, presentaron alteraciones del sueño, esto puede deberse a que existen factores ambientales como el uso de dispositivos electrónicos en horario nocturno (85), sin embargo, en nuestro estudio no se valoró el uso de medios electrónicos.
En este aspecto, existen otras investigaciones como la realizada por Benítez Agudelo y colaboradores (14) quienes realizaron un estudio en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 entre 40 y 70 años, provenientes de Colombia, los cuales presentaban diabetes mellitus tipo 2 controlada y no controlada determinada por los niveles de HbA1c, a los que se les identificó síntomas depresivos mediante el GHQ-28, reportando una correlación significativa entre síntomas depresivos y los niveles de HbA1c para el grupo de Diabetes no controlada, (r= 0.36; p < 0.05).
Sin embargo, dado a que esta relación en sujetos sin diabetes mellitus tipo 2 no ha sido estudiada previamente no existen estudios con los cuales contrastar nuestros resultados, a pesar de que se ha comprobado que la sintomatología depresiva en sujetos con diabetes mellitus tipo 2 puede ocasionar aumento en los niveles de hemoglobina glucosilada, no se encontró una correlación en sujetos sin diagnóstico previo por lo que es importante realizar otros estudios en sujetos sin diabetes mellitus tipo 2 para determinar si en otras poblaciones se confirma la falta de asociación entre los síntomas depresivo y los niveles de HbA1c.
Este estudio, a pesar de no haber encontrado una relación entre la sintomatología depresiva y los niveles de hemoglobina glucosilada, proporciona información que sienta las bases para la realización de nuevas investigaciones en este tipo de población con la finalidad desarrollar estrategias tempranas de prevención para retrasar el progreso a diabetes mellitus tipo 2 y/o mejorar su pronóstico, así como estudiar otras variables que pudieran verse involucradas en esta relación así como la búsqueda de tratamientos oportunos que favorezcan a la población mexicana.
Conclusiones
La prevalencia de diabetes mellitus tipo 2 en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes mellitus tipo 2 se encontró en un 13%, mientras que la de prediabetes en un 25.9% en la muestra estudiada. No se encontraron diferencias significativas en los niveles de hemoglobina glucosilada, edad, sexo y CC entre los sujetos con y sin sintomatología depresiva, ni en el puntaje de la sintomatología depresiva entre sujetos con HbA1c normal y elevada.
Se encontró una frecuencia 2:1 de las mujeres con sintomatología depresiva significativa con respecto a los hombres. El puntaje total de la sintomatología depresiva correlacionó de manera negativa con la edad, pero no con los niveles de HbA1c, incluso después del ajuste con edad, sexo y CC.
Anexos – Relación entre síntomas depresivos y niveles de hemoglobina glucosilada en sujetos sin diagnóstico previo de diabetes.pdf
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