Protocolo de actuación y cuidados de Enfermería a pacientes de trasplante renal

Resumen

El trasplante es para ciertos pacientes la única oportunidad para continuar con vida, mientras que para otros es la mejor alternativa de tratamiento. El trasplante renal es el tratamiento de elección de la insuficiencia renal crónica. Una vez que se ha realizado el trasplante renal, Enfermería juega un papel esencial en la atención y recuperación del paciente, puesto que contribuye al cuidado y orientación del paciente en todos los aspectos que sean de su interés.

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Autor: Francisco Prieto Paredes

Coautores: Fernando Escobar Alonso, Yolanda Gallego Francisco, María Gil Soler.

Palabras clave: trasplante renal, cuidados, protocolo, educación sanitaria.

INTRODUCCIÓN

El trasplante renal constituye la mejor opción terapéutica para los pacientes con insuficiencia renal crónica, ya que ofrece el mayor potencial para restablecer una vida sana, productiva y con mejor calidad de vida. No por ello deja de crear un gran temor y ansiedad en el paciente y su familia, y sin dudarlo, importantes riesgos por sus complicaciones quirúrgicas e infecciones.

Hoy día, gracias a los nuevos fármacos inmunosupresores, se ha alcanzado unas tasas de mortalidad mínima, aunque, para llevar a cabo el trasplante renal se somete al paciente a una evaluación cuidadosa.

La atención a este tipo de pacientes supone un gran reto para Enfermería, puesto que son pacientes sometidos a una cirugía mayor que precisan de múltiples cuidados al que se le  suma un componente de educación sanitaria muy importante. Los cuidados de Enfermería irán encaminados a: detectar precozmente cualquier complicación, evitar las infecciones, reducir  la ansiedad del paciente y su familia, educar al paciente y su familia en el autocuidado.

OBJETIVOS

Objetivo general: habilitar al profesional de Enfermería en el conocimiento y manejo de la terapia inmunosupresora, en aspectos nutricionales, emocionales y en el entrenamiento físico para desarrollar correctamente el proceso de cuidado y educación de los pacientes con trasplante renal.

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Objetivos específicos:

  • Adquirir conocimientos en los cuidados de Enfermería durante todo el proceso del trasplante renal.
  • Realizar correctamente el proceso de educación con el fin de conseguir la promoción de hábitos saludables, la adherencia terapéutica y potenciar el autocuidado responsable en los pacientes trasplantados.

CONSIDERACIONES GENERALES

La compatibilidad entre donante y receptor viene establecida por los siguientes valores:

  • Grupo sanguíneo.
  • Sistema HLA: abarca 6 proteínas: dos del tipo A, dos del tipo B y dos del tipo DR. Cuanto más parecido sea este sistema del donante y receptor, existirá menos posibilidad de rechazo.
  • Factores físicos: peso, talla, edad

Una vez se cumplan estos criterios de compatibilidad entre donante y receptor se procederá a la intervención quirúrgica. La duración de una cirugía de trasplante de riñón depende de la complejidad de dicho trasplante pero de forma general la media suele establecerse en tres horas. Normalmente, en un primer o segundo trasplante renal no se extirpan los riñones dañados, sino que se añade al cuerpo el nuevo injerto y sólo en casos muy concretos se extirpan. La técnica quirúrgica más utilizada para trasplantar el riñón es aquella que lo sitúa en la fosa ilíaca derecha (parte inferior externa derecha del abdomen). Esta zona es muy ventajosa por su fácil acceso, por poseer grandes vasos a los que se unen la arteria y vena del injerto, por tener la vejiga más próxima y hacer que el uréter que lleva la orina desde el riñón trasplantado a la vejiga se una sin dificultad y por estar protegida por los huesos de la pelvis sobre los que se acomoda el riñón.

CUIDADOS ENFERMEROS PRE Y POSTOPERATORIOS

Al ingreso de todo paciente que va a ser sometido a una cirugía de trasplante renal, Enfermería deberá comprobar que al paciente se le han realizado todas las pruebas  establecidas, que incluye analítica en sangre y orina, pruebas radiológicas, reserva de hemoderivados, serologías, etc. Posteriormente, se realizará la valoración inicial del paciente y se planificarán los cuidados preoperatorios. Una vez que la cirugía se ha realizado, el paciente será trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos donde permanecerá ingresado aproximadamente 48 horas. Finalizado el acto quirúrgico, el paciente recibirá los cuidados propios de un paciente intervenido, teniendo encuentra que su sistema inmune está deprimido, lo que implica un riesgo mayor de infección.

Pasada la estancia en UCI, el paciente será trasladado a una habitación individual especialmente acondicionada. Enfermería recibirá al paciente y tras una valoración exhaustiva se establecerá un protocolo de cuidados postoperatorios adaptando a las características individuales de cada paciente. Todos los cuidados irán encaminados a prevenir las complicaciones tanto médicas como quirúrgicas.

Enfermería deberá conocer que de forma general el paciente llega a la unidad con una vía central, sonda urinaria, drenaje abdominal y la herida quirúrgica.

Seguir un protocolo de cuidados contribuye a la continuidad y coordinación entre los distintos profesionales, por eso los cuidados que se establecen son los siguientes:

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  • Educación Sanitaria: será llevada a cabo a partir del segundo día del postoperatorio por la mañana y en el turno de tarde es conveniente que se refuerce la información dada.
  • Aislamiento protector: explicar a los acompañantes la importancia del lavado de manos, el uso de mascarilla y bata y la restricción de visitas.
  • Gráfica de constantes y peso en ayunas.
  • Control de glucemias: pauta del horario de los controles y la pauta insulínica.
  • Cuidados de deambulación precoz y uso de medias elásticas.
  • Ayuda en las actividades de la vida diaria.
  • Valoración de la eliminación fecal.
  • Cuidados de la vía central.
  • Cuidados de la sonda vesical y eliminación urinaria.
  • Cuidados del drenaje y de la herida quirúrgica.
  • Balance hidroelectrolítico estricto.
  • Administración de la medicación prescrita, teniendo especial atención a los inmunosupresores.
  • En los primeros días del trasplante, es frecuente que el paciente presente alteraciones. Por lo tanto, Enfermería deberá vigilar: drenaje hemático, sangrado del apósito, baja PVC, hipotensión, fiebre, dolor brusco e intenso, respuesta inadecuada de diuresis, obstrucción de vías, sonda vesical, catéter de nefrostomía y drenaje y alteraciones analíticas.

En caso de detectar cualquier alteración en el paciente, Enfermería deberá actuar lo más rápidamente posible, sin olvidar reflejar siempre todos los cambios en los registros de Enfermería.

CONTROL Y PREVENCIÓN DE INFECCIONES

Un paciente puede ser trasplantado y no sufrir ninguna infección pero en la mayoría de los casos sufren al menos una infección una vez reciben el órgano trasplantado.

La aparición de infección no debe causar preocupación puesto que en un gran porcentaje los médicos controlan el problema mediante el empleo de fármacos u otros tratamientos.

Los fármacos inmunosupresores pueden favorecer la aparición de las infecciones oportunistas, las cuales se desarrollan en pacientes que tengan sus defensas funcionando por debajo de la normalidad, coincidiendo con las primeras semanas del trasplante.

Los síntomas más habituales que pueden manifestar los pacientes con un riñón trasplantado son:

  • Fiebre.
  • Malestar general.
  • Fatiga, náuseas o vómitos frecuentes.
  • Tos o expectoración sucia.
  • Dificultad en la respiración.
  • Escozor, picazón o dolor al orinar.
  • Lesiones en la piel.
  • Mareos o inestabilidad.
  • Palpitaciones o arritmias.
  • Hinchazón en los pies o en lo párpados.

Siempre que Enfermería detecte signos o síntomas de alerta, deberá avisar al médico, ya que las infecciones oportunistas pueden ser peligrosas si se detectan tardíamente. Las infecciones más frecuentes son las urinarias, respiratorias, de la herida, etc.

Para prevenir las infecciones, Enfermería debe hacer especial hincapié en el cuidado de:

  • Sondaje vesical: Fijar bien la sonda, vigilar la permeabilidad, manipularla lo mínimo posible y siempre bajo medidas asépticas, higiene exhaustiva del meato urinario, realizar cultivos según protocolo y ante la presencia de signos o síntomas de infección y retirada de la misma entre el 4º-6º día.
  • Vías venosas: Fijar bien la vía, proteger la inserción y conexiones con gasas estériles impregnadas en povidona yodada, indicar la fecha en el apósito, observar si el paciente presenta dolor o distermia, tomar cultivo ante signos o síntomas de infección y siempre que se retira la vía, desinfectar el sistema antes de administrar cualquier solución, si es necesario desconectar el sistema, utilizar las medidas asépticas establecidas, retirada precoz (en 48 horas).
  • Cura de heridas: si el apósito está limpio no se debe cambiar hasta el 3º-4º día, excepto si se tiene que realizar alguna prueba diagnóstica, si existe dolor o distermia se inspeccionará la herida de forma exhaustiva y si es preciso se toma muestra para cultivo, poner siempre  la fecha de la cura en el pósito de la herida y en registrar su evolución en registros de Enfermería.
  • Fisioterapia respiratoria.: con ella se pretende reducir el riesgo de infecciones respiratorias.

Hay que enseñar a toser y respirar de forma eficaz al paciente en las primeras horas, sujetándose siempre la herida. Posteriormente se le proporcionará un incentivador y se le indicará que realice los ejercicios cada 1-2 horas, progresivamente y sin fatigarse.

RECOMENDACIONES AL ALTA

En la mayoría de los casos, si no existen complicaciones, el paciente recibirá el alta pasadas dos semanas, iniciando los controles ambulatorios necesarios. El alta representa el final de un largo padecimiento y el comienzo de una nueva vida.

Enfermería deberá dar una serie de recomendaciones para ayudar a que el paciente siga unas pautas acordes a su situación y tome consciencia que él mismo es una pieza fundamental para su recuperación. El paciente tendrá que:

  • Adoptar actitudes positivas.
  • Seguir de forma estricta las indicaciones del equipo médico y Enfermería antes de abandonar el hospital.
  • Hacerle saber que está tomando una medicación inmunosupresora, que resulta imprescindible para evitar el rechazo, pero a su vez, puede resultar motivo de complicaciones.
  • Tomar la medicación prescrita por el equipo médico a las horas indicadas.
  • Descansar las horas necesarias (7/8 horas).
  • Evitar la ingesta excesiva de alimentos y el sobrepeso.
  • No fumar.
  • No consumir alcohol.
  • Realizar ejercicio físico moderado.
  • Reiniciar la actividad laboral tan pronto sea posible y sus fuerzas lo permitan.
  • Acudir a todas las revisiones.

Una vez el paciente abandona la unidad de trasplante renal y llega a casa, inicia una de las fases más complicadas de todo el proceso: la vuelta a la normalidad y la adaptación a la vida cotidiana. Una vez que el paciente sale del hospital deja de estar bajo el control de la Enfermería y el personal sanitario y se convierte en responsable absoluto del seguimiento de las pautas del trasplante.

Durante las primeras semanas posteriores a la salida del hospital, el paciente debe llevar una vida ordenada y relajada. En esta fase aparece una mezcla de alegría e intranquilidad ante lo que pueda suceder. Al ser dado de alta del hospital, el paciente pasa por un periodo de adaptación a la «nueva vida”. Por eso, es fundamental iniciar de inmediato una progresiva adecuación al ritmo normal de vida.

Con respecto a los controles médicos, el médico responsable del trasplante indicará al paciente el día que debe acudir a la primera visita en consultas externas. Estos controles serán periódicos y estrictos, no son estándares y variarán según la evolución clínica y la aparición de complicaciones, que de forma general, se irán espaciando en el tiempo progresivamente si el paciente evoluciona de forma favorable.

Además de los controles médicos propios para los pacientes trasplantados de riñón, estos pacientes deberán seguir los controles médicos recomendados a la población general para mantener su la salud como son: consultas oftalmológicas, visitas al dentista, revisión anual ginecológica en las mujeres, etc.

DISCUSIÓN

El papel de la enfermera en los pacientes de trasplante renal es muy amplio y variado, puesto que realiza la valoración y los diagnóstico de Enfermería, programa los objetivos y planifica las actividades, cuida al paciente según los protocolos establecidos en la Unidad, está atenta ante cualquier complicación para detectarla precozmente, mantiene actualizados los registros de Enfermería, colabora con el resto del equipo, presta educación sanitaria como una medida de cuidados básicos, etc.

Con todas estas funciones se establece un sistema de planificación, ejecución y evaluación de los cuidados de Enfermería que garanticen la calidad a este tipo de pacientes.

Se establece que la protocolización de los cuidados de Enfermería del paciente trasplantado renal facilita la realización y el seguimiento de los mismos, consiguiendo que los planes de cuidados sean más completos y las valoraciones más exhaustivas. Además, aplicando dicho protocolo hace que se fomente la continuidad y coordinación entre los profesionales y se unifique las pautas para el cuidado, a pesar de la necesidad de individualizarlas según las características de cada paciente.

CONCLUSIÓN

La utilización de un protocolo y plan por escrito contribuye a la continuidad de los cuidados, registrando toda la labor que se desarrolla día a día. Dicho plan no es estático, ya que ha de ser modificado según exija el cambio del estado del paciente.

La planificación de los cuidados enfermeros durante la estancia hospitalaria como al alta, así como la educación sanitaria ayudan al paciente trasplantado a incorporarse a su vida cotidiana en las mejores condiciones posibles.

La enfermera/o debidamente preparada tiene la oportunidad, mientras brinda sus cuidados de escuchar al paciente, de detectar sus problemas, de conocer su personalidad y la de su familia, de saber sobre su forma de vida y todo esto utilizarlo para enseñarle pautas correctas y modificar aquellos hábitos que le perjudiquen.

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