Índice
- 1 Resumen
- 2 Introducción
- 3 Diferencia entre movilización y transferencia
- 4 Lesiones musculoesqueléticas
- 5 Principios básicos de la movilización y transferencia de pacientes
- 5.1 Adaptar el medio.
- 5.2 Colaboración del paciente.
- 5.3 Orientar al paciente.
- 5.4 Emplear un único profesional para la comunicación.
- 5.5 Basar la movilización en el contacto.
- 5.6 Hablar poco.
- 5.7 Moverse de forma simultánea y en la dirección del desplazamiento.
- 5.8 Postura del sanitario.
- 5.9 Movilizar imitando el movimiento corporal.
- 5.10 No mover todo el cuerpo a la vez.
- 5.11 No levantar pesos.
- 5.12 No hacer daño al paciente.
- 5.13 Mantener una alineación corporal adecuada.
- 6 Conclusiones
- 7 Bibliografía
Incluido en la revista Ocronos. Vol. VI. Nº 9–Septiembre 2023. Pág. Inicial: Vol. VI; nº9: 197
Autor principal (primer firmante): Francisco Delgado Quintana
Fecha recepción: 19 de agosto, 2023
Fecha aceptación: 16 de septiembre, 2023
Ref.: Ocronos. 2023;6(9) 197
Autores:
- Francisco Delgado Quintana (Celador)
- Carlos García Ruiz (Celador)
- Nuey Alba Montero Sanz (Técnico de Cuidados Auxiliares de Enfermería)
- Irene Figuer Enciso (Fisioterapeuta)
- Carlos Enrique Rastrero (Celador)
- Diego Jeria Ordoñez (Enfermero)
Palabras clave: Movilización, Trasferencia, Principios
Resumen
Se exponen los principios básicos a tener en cuenta para realizar una correcta movilización y trasferencia de pacientes con el fin de prevenir posibles lesiones y sobreesfuerzos tanto en esos pacientes como en los profesionales que las realizan.
Introducción
En el caso de profesionales sin preparación suficiente y sin un entorno de trabajo bien adaptado las técnicas de movilización y transferencia van a suponer un riesgo muy importante de accidentes.
Principalmente los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral que pueden llevar con el tiempo y si no se remedia a una patología invalidante con la subsecuente disminución del potencial físico de la persona.
Diferencia entre movilización y transferencia
Es capital que el profesional reconozca la diferencia entre una movilización y una transferencia, y también que tenga en cuenta los riesgos o el esfuerzo que supone su realización.
Movilización: es el movimiento que se realiza sobre una misma superficie, implicando cambios de posición o de situación (por ejemplo, cambiar de posición en la cama, corregir la postura cuando la persona está sentada, etc.).
Puede ser de dos tipos:
- Activa: la que puede realizar el paciente por sí mismo, bajo la supervisión de un profesional. Pueden movilizarse articulaciones, grupos musculares o zonas corporales. El paciente puede ayudarse de diferentes dispositivos como pesas, poleas, etc.
- Pasiva: aquellas realizadas por el profesional cuando el paciente no puede realizar esfuerzos.
Transferencia: movimiento que se realiza entre dos superficies, de una a otra.
En teoría implica más riesgo en su ejecución porque supone un cambio de plano y de superficie de apoyo y además existe un instante en el que paciente y profesional se encuentran sin apoyo lo que puede provocar una lesión más grave por una caída accidental del paciente; de ahí la importancia de una adecuada adaptación del medio en que éstas tienen lugar.
Lesiones musculoesqueléticas
El trabajo con personas con movilidad reducida o con cualquier otro trastorno del movimiento, es muy frecuente en el ámbito hospitalario, geriátrico, sociosanitario. Supone una carga física considerable para el profesional.
Esto puede generar un conjunto de lesiones inflamatorias o degenerativas de músculos, tendones, ligamentos, nervios y articulaciones que se localizan principalmente en cuello, hombros, codos, muñecas, manos y columna vertebral siendo los trastornos más comunes las tendinitis, tenosinovitis, síndrome del túnel carpiano, mialgias, contracturas, artrosis y, sobre todo, las raquialgias.
El dolor de espalda es el principal trastorno que afecta al profesional; a menudo tiene su origen en la realización de levantamientos incorrectos, cargas excesivas, adopción de posturas inadecuadas.
Se trata de una acumulación de microtraumatismos que tienen gran influencia en la salud del profesional.
Principios básicos de la movilización y transferencia de pacientes
Para realizar una correcta movilización o trasferencia hay que considerar los siguientes principios:
Adaptar el medio.
Realizar los cambios necesarios en el entorno del paciente para mejorar su posición, ya que podrá desplazarse y desenvolverse con autonomía.
También facilita el trabajo del profesional, porque permitirá manejar al paciente y realizar los distintos cuidados y movilizaciones empleando el mínimo esfuerzo posible, reduciendo así la probabilidad de lesionarse o de dañar al paciente.
Colaboración del paciente.
Si el grado de dependencia o su patología se lo permiten, hay que conseguir que el paciente participe activamente, maximizando las capacidades de movimiento que aún posea.
Orientar al paciente.
La desorientación es una de las complicaciones que aparecen con la inmovilidad. Los motivos son variados, pero parte de ellos se pueden evitar mediante tres medidas:
- Pedir al paciente que mire, o girarle la cabeza, en la dirección en la que se le va a girar o desplazar antes de comenzar la operación. Esto se debe a que, siempre que nos movemos, la cabeza nos indica la dirección en que lo hacemos, y acompaña al resto del cuerpo guiándole cuando cambiamos sentido, dirección, o plano de movimiento.
- Emplear términos concretos y comunes a ambas personas No emplear palabras que pueden resultar abstractas, más difíciles de entender, como, por ejemplo, derecha, izquierda si la lateralidad no está bien definida Hay que emplear términos concretos, siendo más adecuadas aquellas referencias que se encuentran en el entorno, como, por ejemplo: gire hacia la puerta, mire a la ventana, etc.
- Al movilizar al paciente hay que tratar que éste se desplace sobre una superficie de apoyo. Estos movimientos aportarán al paciente información sensorial y le ayudarán a orientarse.
Emplear un único profesional para la comunicación.
La información suministrada será más clara para el paciente cuando proviene de una sola persona.
Así mismo, cuando hay dos o más profesionales interactuando existe una mayor dificultad para concentrase sólo en el paciente, ya que en muchas ocasiones y de forma inconsciente las conversaciones se desvían de la actividad que se está realizando, cosa que hay que evitar.
Basar la movilización en el contacto.
Las manos del profesional deben estar en contacto con el cuerpo del paciente, indicándole qué debe hacer en cada momento. Cuanto mayor sea la superficie de la mano que contacta con el cuerpo del paciente más clara será la información y menos dolorosa.
Hablar poco.
La información principal debe ser táctil. La información oral dada al paciente tiene que ser escueta, breve, y sobre todo simultánea a la realización del movimiento.
Moverse de forma simultánea y en la dirección del desplazamiento.
El profesional tiene que moverse de forma armónica con el paciente. De esta manera se consigue por un lado que ambos se transmitan mutuamente la información y la sensación de movimiento y por otro lado el profesional aprovechará la energía cinética y así aplicará menos fuerza.
Postura del sanitario.
Hay que observar varios aspectos de ergonomía:
- Mantener la espalda recta: para que las cargas que actúan sobre ella lo hagan verticalmente evitando contracturas musculares o cualquier otro trastorno de la columna vertebral.
- Situarse en el lado hacia donde se va a movilizar al paciente.
- Los pies deben estar separados coincidiendo con la separación de los hombros. Un pie un poco más adelantado que el otro, consiguiendo una mejor base de apoyo que aumentará la estabilidad.
- Las rodillas estarán ligeramente flexionadas. Según se necesite ganar o perder altura se aumentará la flexión o extensión de estas. Lo que no se debe hacer es doblar la espalda en ningún momento.
- Trabajar a una altura aproximada a la altura del paciente.
Movilizar imitando el movimiento corporal.
Hay que intentar imitar los movimientos del cuerpo con el paciente, siguiendo los principios básicos expuestos anteriormente.
No mover todo el cuerpo a la vez.
Nunca hay que desplazar el cuerpo del paciente en su totalidad, sino por partes. Se moverán las regiones corporales más pesadas de una en una, poniéndolas en dirección al movimiento.
Igualmente, debemos avanzar poco a poco y no cubrir toda la distancia en un único movimiento, hay que hacerlo en pequeños pasos en la dirección adecuada. Así, movilizaremos al paciente empleando el mínimo esfuerzo.
No levantar pesos.
Levantar es la operación que más esfuerzo requiere y la que mayor riesgo de lesión supone tanto para el profesional como para el paciente. Por eso hay que evitar cargar pesos cuando se levanta el cuerpo del paciente.
No hacer daño al paciente.
La movilización y la transferencia del paciente no pueden resultar traumáticas o dolorosas para el paciente. Hay que tener en cuenta que existen determinadas zonas del cuerpo que son especialmente sensibles al dolor como, por ejemplo: el cuello, cintura, caderas y hombros.
Hay que evitar movilizar por estas zonas que son las que permiten la movilidad corporal. Por el contrario, se debe movilizar desde cabeza, tronco, brazos, piernas y pelvis, ya que son zonas más resistentes y menos sensibles al dolor.
Mantener una alineación corporal adecuada.
Cuando la alineación corporal del paciente es la adecuada este se desplazará de forma vertical hacia la superficie de apoyo, siendo la estructura ósea la que soporte el peso, así el resto del cuerpo no tendrá que someterse a ningún sobresfuerzo.
Conclusiones
Es indudable que los profesionales que se dedican a la atención de pacientes están sometidos a una serie de riesgos ergonómicos derivados de su actividad laboral.
Por otro lado, muchos profesionales no realizan de manera adecuada la movilización y trasferencia de pacientes bien por desconocimiento o por prisa. Por ello es recomendable que tengan en cuenta una serie de principios de movilización que les ayude en su trabajo a preservar su integridad o la de los pacientes.
Bibliografía
- Mencía Seco, Victor Ramón. (2003): Trastorno de movilidad y movilización de pacientes. Jaén: editorial Formación Alcalá.
- Dotte, Paul. (1992): Métodos de movilización de enfermos e incapacitados. Barcelona: editorial Doyma.
- Dotte, Paul. (1999): Método de manutención manual de los enfermos. Ergomotricidad en el ámbito sanitario, generalidades y educación general específica (Tomo I. 5ª edición). Barcelona: editorial SpringerVerlag Ibérica, D.L.
- Dotte, Paul. (1999): Método de manutención manual de los enfermos. Ergomotricidad en el ámbito sanitario. Aplicaciones clínicas (Tomo II. 2ª edición). Barcelona: editorial Springer-Verlag Ibérica, D.L.
- Movilización de enfermos. Teoría (Formación Sanitaria). Madrid: editorial CEP Oposiciones, S. L. 2006.
- Colección Nursing photobook. (1988): Movilización, traslado y deambulación del paciente en Enfermería. Barcelona: editorial Doyma