Prevención de las enfermedades de transmisión sexual

Michel Sidibé dijo que “el mundo está fallando a las mujeres jóvenes, necesitamos hacer más y de manera urgente. El progreso que hemos logrado es notable, especialmente en lo que se refiere al tratamiento, pero también es increíblemente frágil. Nuevas amenazas están surgiendo y si no actuamos ahora nos arriesgamos a que resurjan y resistan». (12)

5.2.1-Muestra de sangre Positiva de VIH detectado en 2015 a una mujer menor de 24 años, se muestra en la Figura I. (12)

Por otro lado varias investigaciones han aportado interesantes hallazgos sobre la forma en que la vulnerabilidad social de las poblaciones móviles (migrantes) determina un mayor riesgo ante el VIH/SIDA, especialmente entre los trabajadores migrantes hacia los Estados Unidos, las trabajadores del sexo comercial y los traileros (Bronfman et al. 2004; Gayet, Magis, Sacknoff y Guli, 2007). Estos trabajos han documentado cómo la migración determina cambios importantes en las condiciones de vida de los migrantes incrementándose sus posibilidades de prácticas sexuales de riesgo. (13)

Otros factores asociados incluyen las condiciones de vida deprimidas, la disrupción del sistema de apoyo social y la organización social disfuncional a la que se ven expuestos estos conjuntos poblacionales (Cáceres, op.cit.:232).

La desigualdad, la exclusión social, la migración, la falta de acceso a servicios de salud, el sexismo, el racismo, la homofobia, la coerción sexual y el desamparo son algunas de las influencias que facilitan la exposición y transmisión del VIH y disminuyen las posibilidades de los jóvenes para adoptar medidas de protección (Sweat and Dennison, 1995; Harper and DiCarlo, 1999. Citados por Aggleton et al., 2004). (13)

También ciertas condiciones sociales y económicas, así como algunos comportamientos sexuales, amplían la vulnerabilidad de ciertos grupos a padecer las ITS. En el caso de las mujeres, en otro estudio muestra que hay que tener en cuenta que existe un mayor riesgo de transmisión de los hombres hacia las mujeres, como hemos comprobado en estudios anteriores. Además, los signos y síntomas de las ITS pueden permanecer ocultos y causar a medio plazo lesiones irreversibles. También las desigualdades de género pueden acentuar la estigmatización de estas enfermedades, dificultar su diagnóstico, el estudio de contactos e incluso provocar episodios de violencia de género. En otros estudios también se evidencia que los adolescentes sexualmente activos presentan un mayor riesgo de infecciones por N. gonorrhoeae y C. trachomatis, y muchos adquieren la primera infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) entre los 15 y los 19 años de edad. (14)

Son muchos los estudios que promueven que los programas de educación sexual en los centros docentes deberían lograr reforzar su competencia de decidir sobre conductas sexuales seguras, y junto con el uso sistemático del preservativo, las buenas coberturas de vacunación y los cribados periódicos para alcanzar una protección adecuada contra las ITS. Datos recientes señalan un aumento en la incidencia del VIH asociado a una reducción del uso del preservativo, en especial en los subgrupos con más prácticas de riesgo, como los que consumen nitritos y anfetaminas durante las relaciones sexuales. También en este grupo, la promoción de prácticas seguras, la promoción del uso del preservativo a través de los centros de encuentro y en medios como Internet, y la aplicación de las vacunas adecuadas, son igualmente objetivos prioritarios. Hoy día se recomienda el cribado anual (o más frecuente en caso de parejas múltiples y anónimas) para el VIH, la sífilis, la gonorrea y las infecciones por clamidias en orina en insertivos y en frotis rectal en receptivos. También se recomienda el cribado para el virus herpes, el AgHBs y el VHC. Un grupo alejado del sistema sanitario y necesitado de medidas de control son las personas que ejercen el sexo comercial.

(14) Existen evidencias de que las intervenciones basadas en leyes prohibitivas han conducido a una mayor estigmatización y corrupción. Tampoco existe evidencia de que estas leyes contribuyan al control de las ITS. Por el contrario, programas de salud sexual que incluyan educación por compañeros, distribución de preservativos, acceso a los servicios médicos y que además puedan facilitar las vacunaciones, pueden reducir el riesgo de ITS y de transmisión del VIH. Por otro lado los inmigrantes recientes es otro grupo vulnerable, especialmente aquellos en situación ilegal, desempleados y sin medios económicos según revelan algunos estudios. En realidad, un alto porcentaje del sexo comercial corresponde a este colectivo, que también debería ser objeto de medidas que facilitasen su acceso al sistema sanitario y a los programas de prevención y control. (14)

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5.3-COMPRENDER EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LAS PERSONAS AFECTADAS POR ALGÚN TIPO DE ENFERMEDAD DE TRANSMISIÓN SEXUAL.

Cualquier enfermedad cuya causalidad resulte “oscura” o para la cual el tratamiento resulte ineficaz o difícil de sostener, tiende a inundarse de significados “moralistas”. El estigma ha estado vinculado en la historia de la humanidad con enfermedades que provocan reacciones emocionales intensas por su relación con el deterioro físico (poliomielitis y lepra), la muerte (cólera) y la sexualidad (sífilis); en el caso del VIH estos tres componentes (deterioro físico, muerte y sexualidad) se asocian con un solo virus. En el caso del VIH, el estigma está asociado a conductas consideradas marginales, como el consumo de sustancias, el trabajo sexual, y la diversidad sexual en general. Así, el conocimiento o la suposición de un diagnóstico de VIH despierta prejuicios contra las personas afectadas y, por tanto, genera una desaprobación social. (19-20)

Por otro lado cuando las actitudes sociales descalificadoras son internalizadas por el individuo, reciben el nombre de estigma interno o auto-estigma. El estigma interno va a influir en la manera en que una persona se percibe a sí misma y la manera en que cree

ser mirada por los demás. Este, muchas veces conlleva sentimientos de vergüenza, incapacidad y culpa, que afectan psicológica y socialmente a las personas. El estigma interno muchas veces paraliza a la persona quien presenta pensamientos del tipo “No puedo hacerlo”, No soy lo suficientemente bueno”, “Nadie me amara”, “No me merezco nada mejor”, que afectan la autoestima. Un aspecto importante de los procesos de estigmatización es que pueden hacer que la persona anticipe el rechazo, incluso cuando aún no se ha producido. Dicha anticipación puede llevar a la persona a experimentar auto-discriminación, es decir, una forma de actuar en la que es la misma persona quien deja de ejercer sus derechos, se aleja de sus redes de apoyo social, etc, bloqueándose a sí mismo la posibilidad de desarrollo personal. (21)

Los investigadores definen la discriminación cómo el resultado final de un proceso de estigmatización que alude al trato diferente e injusto que se da a una persona sobre la base de su pertenencia, o supuesta pertenencia, a un grupo en particular. La discriminación es la puesta en acto del estigma. Así definida, la discriminación consistiría en acciones u omisiones.

Así pues, las fuentes revisadas nos revelan que las personas que padecen una enfermedad de trasmisión sexual pueden desarrollar algunos problemas psicológicos, tales como la ansiedad, estado de ánimo deprimido, etc. En determinadas ocasiones esto puede conllevar problemas a la hora de mantener relaciones sexuales con otra persona, autolimitaciones a causa de estereotipos sociales, problemas de autoestima, autoimagen, asertividad y toma de decisiones. (19-20-21)

Cuando hablamos de infecciones por transmisión sexual conocemos sus signos físicos: desde verrugas genitales que pueden formar lesiones que si no se tratan llegan a ser muy molestas, hasta un cáncer donde no hay cura sino solamente tratamientos en los que las heridas suelen regresar. Sin embargo las ITS cómo afectan nuestro estado emocional

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5.3.1-Autoimagen de una persona afectada por una ITS, se muestra en la Figura II. (15)

Las ETS se ven como algo común y usualmente desaparecen con el tiempo, pero saberse infectada puede ser devastador. Trauma, cólera y confusión son reacciones naturales. Según algunos estudios dentro de las enfermedades más comunes, las infecciones causadas por el virus del papiloma humano son las que afectan a gran parte de la población mundial.

Este virus puede desarrollarse en el primer contacto sexual e incluso permanecer en el aparato genital durante años por lo que en caso de haber tenido varias parejas sexuales, es prácticamente imposible saber en qué encuentro ocurrió el contagio, sumado a que no todos saben que tienen el virus porque los síntomas no siempre son aparentes. (15) Lo cierto es que saber que una puede tener llagas o ampollas en los genitales es algo que tiene una influencia interior. Es difícil que una pueda sentirse bella o atractiva cuando sabe que está enferma. La preocupación puede afectar el estado de ánimo, la concentración y el sueño; lastimar seriamente la autoestima y afectar al desarrollo en general llevando incluso al aislamiento, a un miedo a desarrollar un cáncer y dañar seriamente o romper una relación.

Según estudios realizados por la Dra. Grossman, cuya carrera profesional y científica se centra en aconsejar a jóvenes en su desarrollo sexual y afectivo, el 75% de los pacientes experimentan ira y depresión en el diagnóstico inicial del virus del papiloma humano, y un tercio de estos sentimientos duran por años.(15)

Otra patología venérea que afecta mucho al estado emocional es la infección por VIH es un problema de curso crónico que por el momento no tiene cura y que supone un gran problema sanitario a nivel mundial. Afortunadamente, a pesar de no tener cura los adelantos médicos y el tratamiento antirretroviral han hecho que en aquellos casos que se tratan la enfermedad haya pasado de ser mortal en pocos años a poder controlarse y pasar a ser una enfermedad crónica.

Sin embargo, su detección supone un duro golpe para quienes lo padecen y la existencia un gran número de cambios en la vida de los pacientes, quienes además de la propia enfermedad suelen experimentar diferentes trastornos como depresión, ataques de pánico y ansiedad como consecuencia del conocimiento de padecer esta afección. Es probable que se presenten también síntomas somáticos debido a la ansiedad, que las personas pueden llegar a relacionar con su afección. No es raro que se muestren distraídos, irritables o que tengan sensación de culpabilidad por haberse infectado. La autoestima puede disminuir en gran medida, así como no es extraño que se presente sensación de vacío y miedo. (16)

Para estos pacientes el estigma genera actitudes negativas que se ponen de manifiesto a nivel cognitivo, afectivo y conductual. Los estereotipos son estructuras cognitivas aprendidas por la mayor parte de los miembros de una sociedad, que representan un acuerdo generalizado sobre lo que caracteriza a un determinado grupo de personas. Conocer un estereotipo no implica necesariamente estar de acuerdo con él. Cuando efectivamente se aplican y se experimentan reacciones emocionales negativas en base a ese estereotipo, se están poniendo en marcha los prejuicios sociales, dando lugar a situaciones de discriminación y comportamientos de rechazo que son precisamente los que ponen a las personas estigmatizadas en condición de desventaja social. La discriminación por VIH se va configurando en una estructura preexistente de prejuicios, estigma y discriminación relativa al género, la identidad y orientación sexual, la clase social y la pobreza, o los estilos de vida y las prácticas de consumo y sociabilidad. (21)

A nivel social no es extraño que el sujeto tienda a retraerse y aislarse, tanto debido a su estado emocional como al miedo a contagiar a terceras personas. Del mismo modo, el VIH supone un estigma que puede hacer que otras personas rehúyan el contacto con el sujeto o que éste considere que va a ser rechazado por su entorno, existiendo graves perjuicios a nivel social y laboral.

A nivel sexual y afectivo también suele darse una inhibición importante, incluso cuando se tiene una pareja estable que conoce la seropositividad del sujeto y a que se empleen mecanismos de protección. Todo ello potencia la presencia de alteraciones afectivas, cosa que a su vez resulta nocivo dado que el estrés disminuye la actuación del sistema inmune.

Así, cuando se habla de discriminación por VIH, se hace referencia al trato diferente, generalmente desventajoso, que recibe una persona debido a que se sabe o se supone que vive con VIH. Este tipo de discriminación no sólo la experimentan directamente las personas en cuestión, sino también sus parejas y familiares. La discriminación relacionada con el VIH puede ser vivida a diferentes niveles: familiar, comunitario, institucional y/o nacional/jurídico. (20)

El impacto del diagnóstico de VIH es diferente para cada persona. Las variables de personalidad, red social y su estilo de afrontamiento son claves para analizar el impacto psicológico de vivir con VIH. Sus experiencias de vida, la clase social, el grupo de pertenencia, el nivel de formación/educación, el género, el acceso a la información y al tratamiento médico generan saberes específicos para enfrentar su vivencia del diagnóstico. Los sucesos vitales como el diagnóstico de VIH son hechos relevantes y decisivos en la constitución de la vida de la persona, afectando el proceso evolutivo. Por ello, es necesario analizar la valoración que la persona realiza del suceso en relación con su capacidad para afrontarlo, en función de su personalidad, nivel de autoestima y de apoyo social. (19)

Relacionado con el problema de la infección por VIH, es necesario pensar al individuo en relación a su contexto, la etapa del ciclo vital que está viviendo y las circunstancias en que contrajo el virus. Si bien cada caso es particular, existen una serie de preocupaciones comunes en relación a tener el virus que acompañará a la persona a lo largo de su vida, como el estigma y la discriminación y la adherencia al tratamiento, pero hay otros miedos y preocupaciones que varían según la edad. (21)

También hay que tener en cuenta que el mantenimiento del tratamiento es imprescindible y de por vida, a pesar de que puede provocar efectos secundarios. Además de al propio sujeto, también debe prepararse al entorno y ofrecerle asesoramiento y guía. (16)

Si consideramos la salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedad, el tratamiento de las personas con VIH debe darse en un marco de salud integral, incluyendo no sólo el tratamiento médico sino un adecuado soporte psicológico y social. Es necesaria la realización de intervenciones multidisciplinarias y no sólo desde el área biomédica para mejorar la calidad de vida de las personas con VIH. (19)

6- CONCLUSIONES

1.      Identificar los factores de riesgo son fundamentales para evitar contagios venéreos. El método anticonceptivo más eficaz para disminuir las enfermedades de transmisión sexual es el preservativo, también se aconseja la monogamia en las relaciones sexuales. Una de las comunidades autónomas que forma parte del Sistema de Información Microbiológica es Andalucía. En 2012, fueron registrados por el Sistema de Información Microbiológica 776 casos de gonorrea, 1.033 de clamidias y 532 de herpes simple (tipo 1 y 2 y no tipados), observándose que el grupo de edad más afectado fue el comprendido entre los 25 y 34 años.