La mononucleosis infecciosa es una enfermedad provocada por un virus de la familia de los herpes. También conocida como la enfermedad del beso, y causa fiebre, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos, signo que suele producirse en el cuello.
Autores: María Jesús Arbolea Fernández, María Luz Riestra Martínez, Aránzazu Gutiérrez Ríos, Jesús Román Domínguez, María Cristina Riestra Martínez
Esta patología está provocada por el virus Epstein-Barr (VEB) en el 90 por ciento de los casos, aunque también puede estar causada por otros virus, como el citomegalovirus (CMV). En España, la infección por VEB puede llegar a afectar al 95 por ciento de la población, pero no siempre cursa con síntomas.
La mononucleosis es una enfermedad que afecta en mayor medida a escolares, adolescentes y adultos jóvenes. Es menos frecuente en niños preescolares (en la mayoría de las ocasiones, si están infectados carecen de síntomas visibles) y es muy inusual que se produzca en el primer año de vida. El periodo de mayor frecuencia es entre los 15 y los 17 años de edad.
Causas
La mononucleosis o enfermedad del beso está producida por un virus de la familia herpes-viridae llamado virus de Epstein-Barr, que está distribuido por todo el mundo. Se transmite principalmente por las secreciones orales (saliva) mediante intercambio de saliva, es decir, con un contacto personal estrecho, dado su bajo índice de contagio.
El nombre de enfermedad del beso se deriva de su transmisión a través de la saliva, pero «lo que indica, sobre todo, es la cercanía entre las personas». Por eso, muchas personas afectadas muestran su sorpresa porque «no consideran que se puedan haber infectado por esa vía». De hecho, no solo se transmite por los besos, sino también por «la tos, estornudos, útiles de cocina… El virus se elimina hasta 18 meses después de la infección primaria, luego se elimina intermitentemente durante toda la vida (en ausencia de enfermedad clínica). Con menos frecuencia puede contagiarse por transfusión sanguínea.
Síntomas
La enfermedad tiene un período de incubación de entre 10 y 15 días durante los cuales no se notan síntomas. Cuando la enfermedad comienza a manifestarse, de 7 a 14 días se produce malestar general, cefalea, astenia, mialgias o dolores de abdomen, aunque a veces el inicio es brusco o agudo y el paciente presenta de forma repentina fiebre alta. En términos generales los síntomas son:
- Fiebre generalmente elevada
- Astenia debilidad muscular, a menudo con malestar general y fatiga.
- Tumefacción de los ganglios linfáticos cervicales u occipitales, resulta muy dolorosa.
- Faringoamigdalitis: inflamación del revestimiento interno de la faringe y amígdalas, generalmente por infección.
- Esplenomegalia: aumento del tamaño del bazo). En muchos casos, el aumento del tamaño de los ganglios es generalizado en ingles, axilas, o en la epitróclea (prominencia ósea que se localiza en la parte interna del codo).
- Hepatitis: es tan frecuente (hay alteración de las pruebas hepáticas en un 80 por ciento de los casos), que se considera otra característica del cuadro sintomático. Es anictérica (no hay color amarillo en piel y mucosas) y benigna. El aumento del tamaño del hígado o hepatomegalia está presente en aproximadamente un 10 por ciento de los casos.
- Otros síntomas que pueden aparecer son rinitis o edema de párpados
Prevención
En materia de prevención, las medidas que se pueden tomar inciden principalmente en una buena higiene sobre todo, es importante lavarse las manos con frecuencia. Además, es primordial evitar el contacto con recipientes o utensilios (como vasos, tenedores o cuchillos) que hayan sido utilizados por personas infectadas. También se recomienda mantener «la distancia terapéutica con las personas que presenten algún episodio de faringoamigdalitis»
Diagnóstico
El diagnóstico de la mononucleosis se realiza por el cuadro clínico y por las alteraciones en la sangre, causadas por un aumento de los leucocitos (glóbulos blancos), siendo habitual la linfocitosis (aumento de los linfocitos) y el predominio de linfocitos atípicos. Existe, además, una elevación moderada de las transaminasas.
También se utilizan los estudios serológicos (análisis de sangre para detectar la presencia de anticuerpos contra el virus responsable) que demuestran la presencia de anticuerpos heterófilos, así como el estudio de anticuerpos específicos. Estos estudios ayudan a diferenciar esta enfermedad de otras que pueden tener síntomas similares, causadas por otros agentes como citomegalovirus, virus de la hepatitis, Epstein-Barr (VEB), etc.
Tratamiento
La mononucleosis requiere de un tratamiento que esté dirigido a tratar los síntomas más que la enfermedad en sí. Se suele recomendar mucho reposo y dormir para que la fiebre pueda remitir con la máxima rapidez y los ganglios linfáticos se alivien. Adicionalmente, pueden recetarse medicamentos para reducir la fiebre en el que caso de que ésta sea muy elevada, siempre que sea bajo prescripción facultativa.
Fuentes
– Hillman, Robert: Hematología en la práctica clínica. 2006 McGraw,
– Hervás A, Forcen T. Mononucleosis infecciosa. Guías clínicas 2002