Intervención enfermera en la disfagia orofaríngea en la consulta de Enfermería neurológica

AUTORES: Navamuel Retuerto, Carmen *; Tío Sánchez, Ana María **; Fraile Pérez, Begoña ***; Herrero Santiago, Elena ***.

* Enfermera Consulta Enfermería Neurológica, Hospital Universitario Río Hortega, Valladolid; ** Enfermera Consulta Endocrino, Centro de Especialidades Arturo Eyries, Valladolid;  *** Enfermera Unidad de Hospitalización de Neurología, Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid.

RESUMEN

La disfagia orofaríngea es la dificultad para tragar alimentos sólidos y/o líquidos. A menudo, esta dificultad no es percibida por los pacientes por lo que se hace necesaria la intervención enfermera en base a la educación de dichos paciente y/o cuidadores.

Esta educación se hace en la consulta de Enfermería Neurológica utilizando el método volumen–viscosidad (MECV-V) para el diagnóstico de la alteración, permitiendo a la enfermera dar una serie de recomendaciones sobre el tipo de bolo, en cuanto a volumen y viscosidad, más adecuado al paciente. También se dan unas recomendaciones generales e higiénicas. Todo ello mejora la calidad de vida del paciente y disminuye el riesgo de complicaciones, por lo que la educación enfermera se hace necesaria y recomendable.

PALABRAS CLAVE

Disfagia, método volumen-viscosidad (MECV-V), neumonía, desnutrición, deshidratación.

INTRODUCCIÓN

La deglución es una de las acciones más complejas que realiza diariamente el ser humano. Esta puede verse alterada  por diversas patologías, sobre todo por enfermedades neurológicas y en personas de edad avanzada, provocando una dificultad para tragar alimentos sólidos y/o líquidos que se define como disfagia orofaríngea.

A veces, los pacientes no son conscientes de esta dificultad existiendo una alta prevalencia y siendo claramente infravalorada. Por tanto, los cuidados de enfermería son necesarios en estos pacientes.

OBJETIVO

Educar al cuidador y/o pacientes con disfagia en la consulta de enfermería.

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METODOLOGÍA

Revisión bibliográfica de las publicaciones de los últimos cinco años.

RESULTADOS

Tras la prescripción médica, la enfermera realiza la exploración de la deglución con el método volumen-viscosidad (MECV-V), desarrollado por Pere Clavé y su equipo. Es un método de exploración sencillo, seguro, fácil de aplicar que se puede repetir tantas veces como sean necesarias. Está indicado en cualquier paciente que pueda presentar un trastorno de la deglución. Requiere un mínimo entrenamiento del personal que lo realiza.

Consiste en utilizar  bolos en volúmenes de 5, 10 y 20 ml con viscosidad néctar, líquida y pudin, y observar si aparecen alteraciones en la seguridad (tos, cambios en la calidad de la voz y desaturación de oxígeno) y en la eficacia de la deglución (sello labial, residuo oral, deglución fraccionada y residuo faríngeo).

Durante toda la prueba monitorizar la saturación de oxígeno, con el fin de detectar aspiraciones silentes.

La prueba comienza ofreciendo el bolo de menor volumen (5ml) con viscosidad néctar, y se aumenta la cantidad a 10 y 20 ml si el paciente no manifiesta alteraciones en los signos de seguridad de la deglución.

Si el paciente ingiere sin alteraciones los tres bolos con viscosidad néctar, se continúa la prueba con viscosidad líquida, comenzando por el volumen de 5 ml. Si por el contrario el paciente manifiesta alteraciones en los signos de seguridad con la viscosidad néctar se ofrecerá el bolo más bajo de la viscosidad pudin.

El resultado de este test es positivo si hay alteración de la seguridad de la deglución por mostrar tos, cambios de voz o disminución de la saturación basal por debajo de un 3%.  Las complicaciones que pueden aparecer por la falta de seguridad son la neumonía aspirativa y las infecciones respiratorias.

El MECV-V también detecta los signos clínicos que indican una alteración de la eficacia de la deglución, que son: inadecuado sello labial, existencia de residuos orales en la lengua, debajo de la lengua y las encías una vez acabada la deglución, y sospecha de presencia de partículas del bolo en la faringe, que dejan sensación de tener residuo en la garganta, y deglución fraccionada. La deshidratación y la desnutrición son las posibles complicaciones que pueden aparecen por la falta de eficacia.

Con el resultado del test volumen viscosidad, la enfermera ofrece consejo sobre el tipo de bolo (volumen y viscosidad) más adecuado para cada paciente. 

Aportar una serie de medias generales e higiénicas antes, durante y después de la ingesta de alimentos, mejora la calidad de vida del paciente. Por tanto, las intervenciones enfermeras a realizar en la consulta de enfermería neurológica son las siguientes:

  • El paciente estará despierto  con capacidad para responder órdenes sencillas.
  • Si el paciente puede alimentarse solo debe hacerlo ya que es más beneficioso para él, pero siempre bajo vigilancia. Si necesita ayuda para comer, la persona que le ayuda estará colocada a la altura de sus ojos o justo por debajo de ellos.
  • Concéntrese en tragar, evite distracciones como ver la televisión, hablar con otras personas. Coma en un ambiente relajado.
  • Posición corporal: bien incorporado. Si fuera necesario, ayúdese de cojines para mantener la posición.
  • Mantenga la barbilla ligeramente inclinada hacia el pecho hasta que trague.
  • No hable mientras come.
  • Interrumpa la comida si se atraganta o tose.
  • Coma tranquilamente, en pequeñas cantidades. Utilice cucharas de postres o cadete para alimentarse, ya que los volúmenes pequeños son más fáciles de manejar y tragar. No meter alimento en la boca hasta haber terminado el bocado anterior.
  • Permanezca en posición erguida al menos 30 minutos después de las comidas.
  • Beber líquidos en vaso ancho y bajo.
  • Evite beber líquidos de botellas directamente.
  • Evite el uso de pajitas y jeringas en la alimentación.
  • Mantenga una buena hidratación: tome al día de 5 a 8 vasos de líquido (1.5 o 2 litros al día). Ante la dificultad para tragar líquidos, utilice espesantes o agua gelificada.
  • Mantenga una buena higiene bucal tras las comidas: cepillado suave de la boca antes y después de las comidas o limpiar con una gasa impregnada en colutorio.
  • Tome los alimentos a temperatura ambiente.
  • Evite la ingesta de bebidas con gas y alcohólicas.

CONCLUSIÓN

La disfagia orofaríngea es por tanto un factor de riesgo para la aspiración del alimento. Puede comprometer la seguridad y determina que la alimentación resulte eficaz para cubrir las necesidades nutricionales del paciente.

Actúa, por tanto, como factor asociado en la recuperación funcional, aumentando la morbimortalidad, y provocando estancias hospitalarias más prolongadas y altos costes.

La educación que aporta una enfermera formada y entrenada, que aplica herramientas de cribaje,  realizando una valoración adecuada y adaptando texturas de forma individualizada, contribuye a disminuir el riesgo de desnutrición, deshidratación y bronco aspiración (neumonías) y mejora así, la calidad de vida real y percibida por el paciente.

BIBLIOGRAFÍA

  • Clave P, Arreola V, Velasco M. Evaluación y diagnóstico de la disfagia orofaríngea Guía de diagnóstico y tratamiento nutricional y rehabilitador de la disfagia orofaríngea. Barcelona: Editorial Glosa, 2015
  • Ashbaugh R, Benito M, Gil-Fournier N, Rodríguez V. Métodos de cribado para la disfagia orofaríngea. Disfagia orofaríngea: Soluciones multidisciplinares. Toledo: Editado aula médica, 2018