Incluido en la revista Ocronos. Vol. VI. Nº 9–Septiembre 2023. Pág. Inicial: Vol. VI; nº9: 177
Autor principal (primer firmante): Laura Quijada Ruiz
Fecha recepción: 16 de agosto, 2023
Fecha aceptación: 13 de septiembre, 2023
Ref.: Ocronos. 2023;6(9) 177
Autores:
(1)Laura Quijada Ruiz
(3) Violeta González Guillén
(3) María Cortés Izaga
(3) Alberto Murillo Martín
(3) Alberto Guillén Bobé
(1) Cristina Martín Durán
Categoría profesional: (1)FEA Psicología Clínica, (2) FEA Medicina Interna, (3) FEA Medicina de Familia y Comunitaria
Resumen
La epilepsia una la enfermedad neurológica de alta prevalencia en todo el mundo con importantes consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales asociadas a esta enfermedad.
En este artículo se presenta un caso clínico de epilepsia que ejemplifica el impacto a nivel psicológico de la enfermedad en la etapa vital de la adolescencia, poniendo de manifiesto la importancia de abordajes integrales desde equipos multidisciplinares que tengan en cuenta las posibles dificultades asociadas a esta patología médica.
Palabras clave: Epilepsia, psicología clínica, adolescencia, multidisciplinar
Abstract
Epilepsy is the most prevalent neurological disease worldwide with important neurobiological, cognitive, psychological and social consequences associated with this disease.
This article presents a clinical case of epilepsy that exemplifies the psychological impact of the disease in adolescence, highlighting the importance of comprehensive approaches from multidisciplinary teams that take into account the possible difficulties associated with this medical condition.
Key Words
Epilepsy, clinical psychology, adolescent, multidisciplinary
Introducción
La epilepsia una la enfermedad neurológica de alta prevalencia en todo el mundo (Ngugi et al., 2010), siendo el trastorno neurológico crónico más común y grave que afecta a personas de todas las razas, edades, clases sociales y países.
A nivel mundial se dice que cincuenta millones de personas tienen epilepsia (Figueroa-Duarte, 2010), de las cuales el 85% vive en países en desarrollo donde en muchos casos no existe acceso a diagnósticos acertados ni tratamientos adecuados y oportunos (Carrizosa, 2009, p.11).
Durante mucho tiempo no existió un acuerdo unánime respecto a la terminología y definición de esta, hasta que se adoptó en 1970 la Clasificación Internacional de la Epilepsia (CIE).
Donde se define la epilepsia como “una afección crónica, de etiología diversa, caracterizada por la presencia de crisis convulsivas o no, recurrentes; y que son debidas a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales, asociadas con las diversas manifestaciones clínicas y para-clínicas” (Gustaut, 1973).
El desconocimiento que se ha tenido sobre la epilepsia ha llevado en el pasado a los profesionales de la salud a considerarla una enfermedad mental hasta 1978 en la novena revisión de la Calificación Internacional de las Enfermedades (CIE-9), siendo desde entonces conocida como una enfermedad neurológica (De Felipe- Oroquieta, 2002).
Se caracteriza por la presencia crónica de crisis epilépticas (Matthes y Kruse, 1998), definidas como apariciones transitorias de síntomas y signos debidos a una actividad neuronal excesiva o sincrónica en el cerebro, con importantes consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales asociadas a esta enfermedad (Fisher et al., 2005).
La característica clínica más relevante en la epilepsia es la variabilidad de los signos y síntomas, según sea el lugar de la descarga, y lo impredecible de su presentación y reaparición.
Su origen es múltiple, al igual que sus factores predisponentes y determinantes, que repercuten en la evolución y el pronóstico final (Figueroa y Campell, 2004).
No obstante, es habitualmente un tipo de enfermedad crónica, lo que hace que requiera de atención por un período de tiempo prolongado.
La definición operativa a nivel clínico establece que es necesario el cumplimiento de uno de estos criterios para un diagnóstico correcto como requisito, como que haya al menos dos crisis no provocadas en menos de 24 horas, que haya una única crisis, pero riesgo de presentar nuevas crisis durante los 10 años subsiguientes, o diagnóstico de síndrome de epilepsia (Fisher et al., 2014).
El tratamiento habitual para la epilepsia implica fármacos cuyo objetivo es que el paciente logre estar libre
de las crisis de epilepsia, tales como lamotrigina, fenitoína, carbamazepina, levetiracetam o ácido valproico; englobados dentro de las drogas antiepilépticas (DAE).
La elección del tratamiento más idóneo depende tanto del tipo de epilepsia como de los costes beneficios y de la evidencia clínica (Perucca & Tomson, 2011). Además de la presencia y frecuencia de las convulsiones existen otras implicaciones importantes.
Diversos estudios señalan que los pacientes con epilepsia refieren afectaciones en su calidad de vida significativas (Schachter, 2006), en relación con la severidad, frecuencia y imposibilidad de previsión de las crisis, así como a la percepción de falta de control, discriminación a nivel social, e impacto emocional, cognitivo y laboral (Kerr et al., 2011; Sarudiansky et al., 2018).
Además, se han reportado mayores tasas de trastornos mentales respecto a la población general en pacientes con epilepsia en algunos estudios (Scévola et al., 2013).
En este artículo se presenta un caso clínico de epilepsia que ejemplifica el impacto a nivel psicológico de la enfermedad en la etapa vital de la adolescencia,
El comienzo de la epilepsia durante la adolescencia es menos frecuente respecto a la infancia, pero pese a ello afecta a un a un 1,5-2% de la población adolescente y constituye un 19% de las epilepsias en todas las edades (Ivanovic-Zuvic, 2004).
Por las características de este momento evolutivo, puede generar un gran impacto a nivel evolutivo, pudiendo llegar a dificultar el ajuste social, la conformación de la identidad, la independencia y autonomía y la capacidad de establecer relaciones íntimas fuera del núcleo familiar.
Los factores de riesgo son múltiples por la combinación de variables como lo son la enfermedad en sí, su condición neurológica, el tipo de crisis, los fármacos antiepilépticos, la familia y factores personales del adolescente, de su edad de inicio y de su ambiente personal (Artigas, 1999).
Caso clínico
MC: Mujer de 19 años que acude a primera consulta con Psicología Clínica derivada por Neurología por sintomatología ansioso-depresiva para valoración.
Antecedentes médicos: Diagnóstico de Epilepsia generalizada, 19 meses sin crisis, 1 año sin tratamiento con FAE.
Valorada por parte de neurología. En país de origen con 15 años inicio de crisis epilépticas tónico-clónicas, última en abril de 2021. Desde entonces in tratamiento y asintomática.
No hay documentación, excepto informe electroencefalográfico (EEG) de Noviembre 2020: actividad epiléptica en zona frontotemporal derecha. TAC normal. Refiere mioclonias nocturnas, aisladas. Refiere cefaleas de tensión crónicas, por lo que toma paracetamol a diario.
Exploración: Dentro de la normalidad. Último electroencefalograma (EEG) dentro de la normalidad.
Medicación Actual: Actualmente sin tratamiento farmacológico activo. Sin alergias medicamentosas conocidas hasta la fecha.
Estado Actual: Acude a la consulta de Psicología Clínica acompañada con su cuñada. Entrevista individual inicial con la paciente. Demanda por parte de neurología de valoración, si bien se muestra de acuerdo con la consulta, colaboradora y abordable. En primer plano se aprecia ruptura psicobiográfica relativa tanto a situación médica pasada como a reciente proceso de migración, en momento de reajuste.
Falta de actividades regladas normativas que interfieren con una adecuada funcionalidad y repercuten en el estado anímico e integración, sin haber retomado estudios académicos o actividad laboral y sin contacto social con pares.
Finalizamos la entrevista en conjunto con su cuñada, buen apoyo familiar.
Historia de la sintomatología: Refiere episodios epilépticos desde la infancia sin asistencia médica por condicionantes socioeconómicos del país de origen.
Con 15 años episodio grave, refiriendo pasar dos meses en coma y sin recuerdo de este hasta despertar en el hospital.
Ruptura psicobiográfica significativa, con repercusión tanto a nivel familiar como económica al respecto. Desde entonces mayor aislamiento social, apatía y preocupación por el estado médico, con desajuste respecto a los condicionantes de su edad cronológica.
Desde hace un año traslado a España por motivos académicos y médicos. Retraimiento y apatía, con escasa actividad normativa en el día a día.
Situación sociofamiliar: Natural de Ecuador. Menor de fratria de 4, con una hermana menor que ella fallecida en etapa neonatal. Progenitores permanecen en país de origen con parte de su familia nuclear (algunos hermanos); manteniendo contacto habitual con buena relación.
Convive con su hermano mayor, cuñado y sobrinos (de 7 y 3 años). Familia funcional con pautas socioafectivas adecuadas.
Exploración psicopatológica: Refiere estado anímico oscilante, con momentos de decaimiento acompañados de apatía, tendencia a la clinofilia y aislamiento.
Cierta ansiedad con preocupación por posible repetición de episodio epiléptico, que no interfiere en funcionamiento sin conductas evitativas asociadas.
Cefaleas frecuentes. Apetito conservado, con cierta hiperorexia en contexto de nerviosismo, sin alteración de la imagen corporal o sintomatología alimentaria. Sueño conservado, con sensación de falta de descanso y despertares sin insomnio de mantenimiento ocasional.
No ideas de muerte o IA. No alteraciones del contenido y curso del pensamiento.
OD: (Z60) Problemas relacionados con el ambiente social
Plan de tratamiento: Se realizan consultas de seguimiento con Psicología Clínica, donde se abordan aspectos relacionados con los desencadenantes del malestar actual tratando de facilitar un mejor reajuste y adaptación ante los diversos condicionantes, teniendo en cuenta momento evolutivo. Se devuelve impresión clínica de reactividad de este a la situación sin psicopatología aparente.
Finalmente se procede al alta de la paciente por mejoría.
Conclusiones
Dado que la epilepsia es una enfermedad crónica que produce un impacto significativo en diferentes áreas vitales tanto del paciente como de sus familiares (Kerr et al. 2011, Sarudiansky et al., 2018; C. Thompson, 2018), es importante que los tratamientos destinados a esta enfermedad no se limiten únicamente al control de las crisis.
En este artículo se presenta un caso ilustrativo del impacto del diagnóstico y la necesidad de abordajes psicológicos especializados que permitan un abordaje integral de los factores asociados a esta enfermedad.
Pese a que a nivel médico en el momento de la intervención existe un período prolongado asintomático, existen diversos aspectos psicoafectivos importantes sobre los que se realizó un abordaje e intervención.
A pesar de que como en este caso los aspectos psicosociales asociados a la epilepsia inciden directa e indirectamente en la vida de las personas que la padecen y en su tratamiento, existen pocos estudios que profundicen al respecto.
Son importantes futuros desarrollos tanto a nivel clínico como de investigación que aborden el sufrimiento psicológico y la presencia de alteraciones psicopatológicas concomitantes (De Felipe-Oroquieta, 2002).
Bibliografía
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