Índice
Incluido en la revista Ocronos. Vol. IV. Nº 1– Enero 2021. Pág. Inicial: Vol. IV; nº1:40
Autor principal (primer firmante): Irene López Oliveros
Fecha recepción: 22 de diciembre, 2020
Fecha aceptación: 9 de enero, 2021
Ref.: Ocronos. 2021;4(1):40
Autoras
Irene López Oliveros, Francisca del Robledo Vicente Castellano, Mª del Pilar Fernández Méndez, Mª Jesús González Fernández, Mª Inés Calvo Delgado
Resumen
Tal y como se indica en un documento publicado recientemente por el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC), no hay evidencia de transmisión de SARS-CoV-2 a través del manejo de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19. El riesgo potencial de transmisión se considera bajo y está vinculado al contacto directo con el cadáver o sus fluidos, así como con fómites contaminados.
No obstante, de acuerdo a lo observado en otros virus respiratorios y en aplicación del principio de precaución, se considera que estos cadáveres podrían suponer un riesgo de infección para las personas que entren en contacto directo con ellos.
Introducción
Los cadáveres de personas fallecidas por COVID-19 deben ser considerados como cadáveres del Grupo II según lo establecido en el Decreto 2263/1974, de 20 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Policía Sanitaria Mortuoria. Esta clasificación correspondería a cadáveres de grupo III según la Guía de Consenso sobre Sanidad Mortuoria aprobada por la Comisión de Salud Pública en julio de 2018. Sin embargo, dado que el cadáver puede constituir un riesgo biológico, se proponen algunas medidas adicionales para su manejo en base a la información existente y a las recomendaciones aplicables a nivel internacional.
Clasificación de los cadáveres
Los cadáveres, restos humanos y restos cadavéricos se clasifican en tres grupos:
a) Grupo I: aquellos que presentan un riesgo para la salud pública y/o profesional, porque el fallecido padeciera una enfermedad infectocontagiosa de las que se incluyen en el anexo I de la presente guía y que se podrá modificar en función de la evidencia científica disponible.
b) Grupo II: aquellos que presenten riesgo radiológico por la presencia en los mismos de sustancias o productos radiactivos. Para su tratamiento se estará a lo dispuesto en la normativa sobre seguridad nuclear.
c) Grupo III: aquellos que no presenten los riesgos de los grupos I y II. Cualquier persona que tenga conocimiento de la presencia de un cadáver de los grupos I y II deberá ponerlo en conocimiento inmediato de la Autoridad Sanitaria competente.
Clasificación de los cadáveres en función de la causa de la defunción
GRUPO I
1. Carbunco
2. Difteria respiratoria
3. Enfermedades potencialmente transmisibles, de origen conocido o desconocido, que puedan transmitirse de persona a persona y supongan riesgo relevante para la salud pública
4. Fiebres Hemorrágicas Víricas (por arbovirus, arenavirus, bunyavirus, filovirus, flavivirus, hantavirus y otros), así como Fiebres Hemorrágicas de origen desconocido
5. Fiebre Q
6. Peste neumónica
7. Viruela
8. Encefalopatías Espongiformes Transmisibles Humanas
GRUPO II
Cadáveres contaminados por sustancias radioactivas.
GRUPO III
Cadáveres que no pertenezcan a ninguno de los dos grupos anteriores.
Pasos a seguir en el manejo del cadáver
Los cadáveres por fallecimiento por COVID 19 serán incluidos en el grupo II cadáveres del dispuesto en la normativa sobre seguridad nuclear
El cadáver debe ser transferido lo antes posible al depósito después del fallecimiento. Antes de proceder al traslado del cadáver, las personas que accedan a la habitación donde se encuentre deben tomar las precauciones de transmisión por contacto y gotas, Deberán estar provistas de los equipos de protección individual adecuados.
Precauciones estándar
Las precauciones estándar son medidas destinadas a reducir el riesgo de transmisión de agentes patógenos transmisibles que deben ser aplicadas en la atención de cualquier paciente independientemente de su diagnóstico o presunto estado de infección.
Higiene de manos
La higiene de manos es la medida principal de prevención y control de la infección. Deberá realizarse, según la técnica correcta
1. Antes del contacto con el paciente.
2. Antes de realizar una técnica aséptica.
3. Después del contacto con fluidos biológicos.
4. Después del contacto con el paciente.
5. Después del contacto con el entorno del paciente.
6 Además, se realizará higiene de manos antes de colocarse los elementos de protección y después de su retirada.
El haber utilizado guantes no exime de realizar la correcta higiene de manos tras su retirada.
Anexos – Éxitus por COVID SARS-2, normas de actuación
Higiene respiratoria
Los pacientes, el personal y las visitas deben minimizar la potencial transmisión del SARSCoV-2 aplicando de forma correcta las medidas de higiene respiratoria.
1- taparse la boca al toser o estornudar con pañuelos desechables, eliminarlos en un cubo con tapa y pedal de apertura y realizar higiene de manos inmediatamente después
2- evitar tocarse la nariz, los ojos y la boca. .
En los centros sanitarios y sociosanitarios, áreas de hospitalización, zonas de espera o durante el traslado, siempre que sea tolerado, los pacientes deben llevar mascarillas quirúrgicas
El cadáver debe introducirse en una bolsa sanitaria estanca biodegradable y de traslado, que reúna las características técnicas sanitarias de resistencia a la presión de los gases en su interior, estanqueidad e impermeabilidad, tal y como está establecido en la Guía de Consenso sobre Sanidad Mortuoria.
Asimismo, podrá utilizarse una bolsa impermeable específica para ese fin o dos sudarios impermeables no estancos. La introducción en la bolsa se debe realizar dentro de la propia habitación de aislamiento. Una vez cerrada la bolsa con el cadáver en su interior o colocados los dos sudarios con una cremallera a cada lado, se deberá pulverizar con desinfectante de uso hospitalario o con una solución de hipoclorito sódico que contenga 5.000 ppm de cloro activo (dilución 1:10 de una lejía con concentración 40-50 gr/litro preparada recientemente).
Una vez que el cadáver esté adecuadamente colocado en la bolsa, se puede sacar sin riesgo para conservarlo en el depósito mortuorio, colocarlo en un ataúd para llevarlo al tanatorio, enviarlo al crematorio o realizar el entierro.
. Transporte al tanatorio Tras la correcta introducción del cadáver y desinfección de la bolsa o los sudarios, la manipulación exterior de éstas no comporta riesgos. Pueden introducirse en un féretro normal sin que sean precisas precauciones especiales.
El personal que intervenga en el transporte deberá estar debidamente informado de que se trata de un cadáver de una persona fallecida por COVID-19, así como del procedimiento a seguir en el caso de producirse un incidente. Una vez finalizado el transporte se procederá de la forma habitual con el vehículo.
La gestión de los residuos que se puedan producir en la prestación de los servicios funerarios se llevará a cabo tal y como se indica en el Prevención y control de la infección en el manejo de pacientes con COVID-19, siendo la empresa funeraria la responsable de la adecuada gestión de los mismos
El destino final del cadáver puede ser el entierro o la incineración
Bibliografía
- https://www.mscbs. gob.es/profesionales/salud Publica/ccayes/ alertasActual/ nCov/documentos/ Manejo_ cadaveres _COVID-19.pdf
- https://www.mscbs.gob. es/profesionales/ saludPublica/ sanidadExterior/docs/GUIA_ CONSENSO_ SANIDAD_ MORTUORIA.pdf
- https://www.mscbs.gob.es/ profesionales/ saludPublica/ ccayes/alertas Actual/nCov/ documentos/ Documento_ Control_ Infeccion.pdf
- https://sanidad.castillalamancha. es/ciudadanos/enfermedades-infecciosas/ coronavirus/como-realizar-un-correcto- lavado-de-manos
- https://www.astursalud.es/ documents/31867/944252/EPI+ colocacion+retirada+2+y+2+ higiene+manos.pdf/ 263cbc 12-68c7-da9e-75f1-6dfb5ddeaca7