Incluido en la revista Ocronos. Vol. V. Nº 11–Noviembre 2022. Pág. Inicial: Vol. V; nº11: 254
Autor principal (primer firmante): Laura Rodríguez Riestra
Fecha recepción: 7 de noviembre, 2022
Fecha aceptación: 24 de noviembre, 2022
Ref.: Ocronos. 2022;5(11) 254
Autores
Primera autora: Laura Rodríguez Riestra. Segunda autora: M.ª del Rosario Roza García.
Introducción
El embarazo es el estado físico de la mujer cuando ésta quiere tener un hijo. Tiene una duración de aproximadamente 40 semanas, durante las cuales la mujer sufre una serie de cambios físicos, fisiológicos (aumento de peso, aumento de pecho, aumento del volumen abdominal, estreñimiento, pirosis…) y psicológicos en su cuerpo.
Las emociones y sentimientos que se pueden experimentar son diversos (miedo, tristeza, ilusión, felicidad, soledad, vulnerabilidad, cansancio, sensibilidad…) y por eso la salud mental de una embarazada es muy importante y ha de vigilarse. No obstante, uno de los mayores riesgos viene después del parto, ya que muchas mujeres experimentan la conocida depresión post parto.
Durante estas 40 semanas nuestro organismo sufre una serie de cambios:
- Respiratorios:
- Congestión nasal debida al aumento del flujo sanguíneo.
- Elevación del diafragma debido al aumento del diámetro torácico.
- Disnea, sobre todo en pacientes con asma.
- Hormonales: hormonas como la gonadotropina, progesterona o estrógenos son los responsables principales de los cambios físicos.
- Cardiológicos:
- hay un aumento significativo en el volumen de la sangre, lo que hace que aumente la frecuencia cardiaca.
- La presión arterial suele disminuir al principio del embarazo, mientras que al final hay que vigilarla mucho porque se puede ver aumentada produciendo una preeclampsia y un posible parto prematuro.
- Cambios electrocardiológicos debidos al desplazamiento del corazón (elevación de la punta).
- Renales: la creatinina y la urea deben vigilarse en las analíticas rutinarias.
- Hematológicos: durante este periodo pueden aparecer anemias; la más común es la ferropénica.
- Lumbalgias: está considerada la afección más frecuente en el embarazo. El crecimiento uterino provoca un cambio en el eje de la columna vertebral y cambia el centro de gravedad para intentar mantener el equilibrio. Se separan los pies y se curva la espalda en su parte final. Este cambio comprime las raíces de los nervios de la zona lumbar, lo que hace que se acentúen los dolores lumbares.
- Problemas odontológicos:
- Donde el aumento de hormonas incrementa el sangrado de encías.
- Gingivitis, en este periodo, principalmente, las bacterias encuentran un caldo de cultivo perfecto en la boca.
- Caries, los ácidos producidos por los vómitos típicos del embarazo hacen que seamos más sensibles a ellas.
- Digestivos:
- Reflujo gástrico.
- Se debe vigilar la diabetes gestacional
Objetivo
Se deben conocer y agilizar los riesgos que acarrea el puesto de trabajo que se desempeña para poder adoptar medidas preventivas ante riesgos físicos, químicos o biológicos, que garanticen su salud y seguridad. Como se desarrolla en el código de trabajo, se deben de tomar medidas de adaptación tanto en las condiciones como en el tiempo de trabajo, llegando incluso a cambiar a un puesto adaptado a las nuevas condiciones de la trabajadora que no la expongan a riesgos innecesarios (aborto, parto prematuro o bajo peso al nacer); ni al feto ni a ella.
Otro problema añadido durante el embarazo es que, ante una dolencia (dolor de cabeza, lumbalgia…), la toma de medicamentos es muy restringida, ya que durante el embarazo se altera la respuesta del organismo a los fármacos y esto conlleva unas modificaciones especiales en el manejo de estos.
Resultado
Hemos de pensar que algunos de los cambios más significativos a nivel físico es el cansancio, la necesidad de dormir más horas, la necesidad de orinar con más frecuencia (sobre todo en el último trimestre) y la hinchazón de piernas y pies (debida a la retención de líquidos); de ahí, que los descansos y las pautas deberían de ser más frecuentes. Aquí entra en escena la prevención de riesgos laborales que debe de implementar un protocolo que regule los riesgos de la trabajadora durante el embarazo (de principio a fin), el parto y la lactancia. Este protocolo debe consistir principalmente en:
- Identificar los riesgos que puedan afectar al embarazo.
- Tener inventariados y caracterizados los puestos de trabajo que puedan suponer un riesgo directo o indirecto.
- Identificar los trabajadores expuestos.
- Describir los casos y, si es posible, el análisis epidemiológico de los datos disponibles en la empresa relacionados con el embarazo, parto, postparto y lactancia.
Conclusión
Las condiciones laborales deberían de ser las mejores posibles, de forma que no afectasen en ningún sentido, ni físico ni psicológico, a la trabajadora. En el último trimestre se necesita mucho más descanso y tranquilidad, por lo que se debería de disfrutar de un permiso unido a la baja de maternidad que permita dicho descanso y desconexión del puesto de trabajo.
Además, por desgracia, no siempre es posible un puesto adaptado y esto hace que el cansancio acumulado aumente el estrés y que a la vez haya más riesgos, tanto para ella como para el feto.
Bibliografía
- https://www.insst.es/documents/ 94886/96076/Directrices+para+la+ evaluación+de+riesgos+y+protección+de+la +maternidad+en+el+trabajo/ 7caad3b7-f51a-423f-a723-fee50c8e16c7
- https://dmklawyers.com/contrato-de -trabajo-de-la-mujer-embarazada-y-proteccion- de-la-maternidad-al-amparo-del-codigo-de-trabajo/
- https://espanol.nichd.nih.gov/salud/ temas/preconceptioncare/informacion/desarrollar
- https://anestesiar.org/2020/cambios- fisiologicos-en-el-embarazo-y-sus-implicaciones- anestesicas-esquema-parte-i/
- https://nataliavalverdepsicologia. com/cambios-psicologicos-en-el-embarazo/