Ejercicio físico en el anciano frágil

INTRODUCCIÓN

El anciano frágil es un síndrome clínico bastante frecuente en personas mayores de 65 años que aumenta el riesgo de mala evolución clínica a través de un incremento de las caídas, discapacidades y hospitalizaciones. A pesar de que existe un concepto intuitivo universal de fragilidad no existe una definición consensuada ni tampoco una herramienta estandarizada de diagnóstico para su uso en la práctica clínica. Si bien es cierto que la mayoría de autores coinciden en que la fragilidad se desarrolla en la mayor parte de los casos de forma escalonada con empeoramientos progresivos precipitados por eventos agudos y comparte características comunes con la pluripatología y la discapacidad.

Autores: Marta Rivera González, Francisco Javier Casamayor  Fernández, Leticia Felgueroso Rebollos

La fragilidad es muy frecuente entre la población anciana siendo más prevalente en mujeres que en hombres. Además, estos porcentajes se incrementan conforme aumenta la edad de las personas. Todo esto se traduce a nivel clínico en un aumento de entre 1,2-2,5 de posibilidades de sufrir caídas, disminución de la movilidad o dependencia en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD).

La falta de actividad física que se asocia regularmente con el proceso de envejecimiento es uno de los factores fundamentales en la aparición de sarcopenia, aspecto central de la fragilidad. Los programas de ejercicio físico son una de las intervenciones más importantes para retrasar los principales síntomas de la fragilidad.

OBJETIVO

Analizar tanto los beneficios y las aplicaciones como los riesgos del ejercicio físico en personas mayores frágiles.

METODOLOGÍA

Se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica dentro de la literatura científica utilizando para ello búsquedas dentro de las bases de datos Scielo, PubMed, Redalyc y Google Académico. Para dichas búsquedas se han utilizado diversas combinaciones de las siguientes palabras clave: ”ejercicio físico”, ”frágil”, ”persona mayor” y “anciano”. Entre todos los resultados obtenidos se desestimaron los artículos que no estaban en castellano o con una antigüedad superior a los 15 años.

RESULTADOS

Una vez que se haya detectado la fragilidad en el anciano es primordial establecer una intervención precoz para prevenir el deterioro funcional y la dependencia tomando especial importancia el ejercicio físico. Los programas de entrenamiento en la persona mayor frágil deben seguir los mismos principios que los programas en jóvenes o en deportistas siendo estos el principio de sobrecarga, de progresión, de especificidad y reversibilidad. De esta forma, el ejercicio físico que se haga producirá en el anciano un estímulo lo suficientemente intenso sin llegar a producir agotamiento. Una vez que el cuerpo se adapte a estos ejercicios será necesario modificar la carga de trabajo para continuar progresando de forma específica en función de las características de cada persona. Si la persona deja de entrenar se producirá entonces una regresión en las adaptaciones conseguidas.

Ejercicio físico multicomponente

Son programas de ejercicio físico que engloban ejercicios para trabajar la resistencia, la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio haciendo que sean una de las intervenciones más efectivas en el anciano frágil por su enfoque global. Además, dentro de este enfoque global podemos hacer ejercicios más específicos en función de los objetivos planteados de forma que en ancianos sarcopénicos daremos más relevancia a los ejercicios de fuerza y en ancianos con problemas de caídas a ejercicios de equilibrio por ejemplo. Todo esto proporcionará que los diferentes estímulos aplicados en un mismo programa provoquen mejores y mayores ganancias funcionales que si los aplicamos individualmente.

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Efectos del ejercicio físico

La práctica regular del ejercicio físico se asocia con un descenso del riesgo de discapacidad en las actividades básicas de la vida diaria (ABVD). No está del todo claro si puede prevenir o revertir la fragilidad, pero sí está claro que la práctica del ejercicio físico interviene en los siguientes campos en el anciano frágil:

          – Caídas: El ejercicio físico es probablemente la intervención más probada y testada en la prevención de las caídas a pesar de su origen multifactorial. El ejercicio físico puede reducir tanto el riesgo como la tasa de caídas tanto en población comunitaria como residencial.

          – Deterioro cognitivo: La relación entre fragilidad y deterioro cognitivo es muy estrecha debido a que comparten bases fisiopatológicas comunes y resultados a corto y medio plazo. De esta forma es lógico pensar que las intervenciones que sean eficaces en el anciano frágil lo puedan ser en pacientes con deterioro cognitivo y viceversa.

          – Depresión: El ejercicio físico mejora los síntomas depresivos a corto plazo, sobre todo en las personas que ya están deprimidas. No obstante, los efectos a largo plazo en ancianos frágiles están aún por clarificar en diferentes ensayos clínicos.

Riesgos del ejercicio físico en el anciano frágil

Dentro de los problemas del ejercicio físico en personas mayores frágiles se encuentran los relacionados con la comorbilidad. Un programa de ejercicio físico de forma general no será contraindicado, pero si requiere de una evaluación médica exhaustiva al comienzo del mismo. Las únicas contraindicaciones absolutas que podemos encontrar son de tipo cardiovascular (angina inestable, insuficiencia cardíaca aguda, hipertensión no controlada…) Además, para los ejercicios de fuerza habrá que prestar especial atención en evitar las lesiones musculares, fracturas o las exacerbaciones de enfermedades articulares.

Recomendaciones para la prescripción de ejercicio físico

          – El entrenamiento de fuerza deberá realizarse 2-3 veces por semana utilizando 3 series de 8 a 12 repeticiones.

          – El programa de ejerció de fuerza deberá incluir ejercicios que simulen actividades de la vida diaria.

          – El entrenamiento de la resistencia cardiovascular deberá incluir ejercicios de caminar en diferentes direcciones y ritmos, subida y bajada de escalera o bicicleta estática.

          – La resistencia aeróbica se puede comenzar con entrenamientos de 5-10 minutos durante las primeras semanas e ir progresando hasta alcanzar los 15-30 minutos.

          – El control de la intensidad de los ejercicios lo podemos hacer a través de la frecuencia cardíaca o la escala de percepción del esfuerzo de BORG utilizando niveles de intensidad entre 12-14.

          – Los programas de ejercicio multicomponente deben incluir aumentos graduales de volumen, intensidad y complejidad en los ejercicios de equilibrio, fuerza muscular y resistencia cardiovascular.

          – En personas con un bajo nivel de actividad física puede facilitar la adherencia al programa un volumen inicial de entrenamiento bajo.

CONCLUSIONES

La práctica regular del ejercicio físico es probablemente la intervención más eficaz para retrasar la discapacidad y los eventos adversos asociados al síndrome de fragilidad. Tanto los entrenamientos de fuerza como los programas multicomponente son los que tienen mejores resultados con efectos muy positivos dentro de las caídas y el deterioro cognitivo. Toda actividad física debe ir acompañada por una previa evaluación médica donde se valoren tanto las posibles limitaciones o incapacidades así como los objetivos a alcanzar. Todos los ejercicios se deben realizar siempre bajo la supervisión de profesionales cualificados.

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