Drenajes ventriculares externos: colocación y cuidados de Enfermería

Incluido en la revista Ocronos. Vol. VI. Nº 9–Septiembre 2023. Pág. Inicial: Vol. VI; nº9: 111

Autor principal (primer firmante): Elena Marco Santos

Fecha recepción: 9 de agosto, 2023

Fecha aceptación: 6 de septiembre, 2023

Ref.: Ocronos. 2023;6(9) 111

Autores:

  1. Elena Marco Santos. Graduada en Enfermería
  2. Jorge Carbó Cortes. Graduado en Enfermería
  3. Lucia Bolea Murillo. Diplomada en Enfermería
  4. María José Letón Lavilla. Diplomada en Enfermería
  5. María Orruño Paesa. Graduada en Enfermería
  6. Alba Lucia Noguera López. Diplomada en Enfermería

Resumen

Los drenajes ventriculares externos son ampliamente utilizados en pacientes con problemas neurológicos.

Estos dispositivos son de gran importancia tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de lesiones cerebrales, ya que permiten por un lado conocer la presión intracraneal y por otro drenar el exceso de líquido cefalorraquídeo (LCR).

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La inserción de un drenaje ventricular es una técnica que requiere la colaboración de Enfermería, tanto durante el procedimiento de implantación como en los cuidados posteriores.

Aunque es más común utilizar los drenajes ventriculares externos en servicios de urgencias, quirófanos y unidades de cuidados intensivos, es fundamental que cualquier enfermera cuente con conocimientos sobre su manejo.

Palabras clave: Drenaje ventricular externo, líquido cefalorraquídeo, cuidados Enfermería

Introducción

Los drenajes ventriculares externos (DVE) son una herramienta importante tanto para el diagnóstico como para el tratamiento en pacientes con lesiones cerebrales, ya que permiten monitorizar la presión dentro del cráneo.

Dicha monitorización se realiza mediante la colocación de un catéter dentro del ventrículo cerebral, principalmente en el hemisferio lesionado, que se conecta a un transductor que transfiere la información a un monitor.

Además de mostrar de forma continua y gráfica la presión intracraneal, también puede mostrar otros parámetros vitales como la frecuencia cardíaca y respiratoria.

Estos drenajes también se utilizan en casos de hidrocefalia y hemorragias intraventriculares, ya que permiten drenar el exceso de líquido cefalorraquídeo. Además, se pueden administrar medicamentos de forma intratecal, como antibióticos y fibrinolíticos, como medidas terapéuticas específicas.

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La administración de dichos fármacos se realiza bajo prescripción médica y en condiciones asépticas.

Para ello, se utiliza un filtro antibacteriano para prevenir infecciones, colocándolo entre la llave de paso más cercana al drenaje y la jeringa de medicación.

Es fundamental que el medicamento se disuelva en el menor volumen posible para su administración.

El principal factor de riesgo existente son las infecciones, tales como la meningitis y la ventriculitis, que pueden venir dadas por factores intrínsecos del paciente (inmunodepresión debido a cirugía o enfermedad subyacente) o factores relacionados con los procedimientos neuroquirúrgicos, incluyendo los propios catéteres intracraneales (ubicación, tiempo de permanencia o tipo de cirugía, entre otros).

Objetivos

  • Conocer el proceso de colocación de un drenaje ventricular externo.

  • Identificar las diferentes partes que componen los drenajes ventriculares.

  • Analizar los cuidados que el personal de Enfermería debe realizar para el mantenimiento de los drenajes ventriculares externos.

Metodología

Se llevó a cabo una revisión bibliográfica narrativa, mediante la búsqueda de publicaciones científicas indexadas en bases de datos especializadas en ciencias de la salud. Las bases de datos consultadas fueron Medline, Cinahl y Cuiden plus.

Resultados

La colocación del drenaje ventricular externo se lleva a cabo en el quirófano bajo estrictas condiciones de asepsia. Es realizada por el médico neurocirujano, asegurando un buen control hemostático y optimizando la duración del procedimiento quirúrgico.

En cuanto a la técnica de colocación del drenaje ventricular externo, primero se realiza un lavado de la cabeza, cuello y tórax con solución de clorhexidina antes del procedimiento, así como rasurar el cabello en la zona donde se colocará el drenaje con una máquina eléctrica para evitar lesionar la piel.

La asepsia del área operatoria se realiza con solución de clorhexidina, seguida de lavado con suero fisiológico estéril. A continuación, se aplican campos autoadhesivos en toda el área.

La incisión se efectúa en la parte frontal, justo delante de la sutura coronal y a tres centímetros de la línea media.

Se utiliza una técnica de trepanación para alcanzar la duramadre, donde se realiza una pequeña coagulación en la capa cortical.

Luego, se introduce un catéter en dirección al cuerno frontal no dominante del ventrículo lateral. Una vez que el líquido cefalorraquídeo (LCR) comienza a fluir, asegurándose de que no drena en exceso, se procede a realizar la tunelización.

Es importante prestar especial atención a la tunelización subcutánea del catéter, ya que esto puede influir en una menor incidencia de infección y garantizar que el catéter permanezca en su lugar durante más tiempo. La tunelización debe realizarse lo más alejada posible del punto de entrada.

La salida del catéter a través de la piel se realiza mediante una incisión pequeña y se cierra con puntos de sutura en ambos lados del catéter, utilizando hilo de seda de calibre 0.

Una vez finalizada la fijación del catéter a la piel, se conecta a una bolsa colectora para su recolección.

El drenaje ventricular consta de dos partes el catéter largo y tunelizado, que suele estar impregnado de antibiótico y un sistema de recolección de líquido.

El sistema de recolección cuenta con los siguientes elementos:

  • Una llave de tres pasos para la conexión al traductor utilizado en la monitorización de la presión intracraneal (PIC).

  • Un tapón para la extracción del líquido cefalorraquídeo (LCR).

  • Clips en la línea para el cierre del drenaje.

  • Una bolsa colectora fabricada con un material no colapsable, que evita el sifonaje. La bolsa está graduada y cuenta con una llave de tres pasos.

Cuidados de Enfermería

Tras la colocación del catéter, el personal de Enfermería debe realizar una serie de cuidados enfocados al mantenimiento de los drenajes ventriculares y la detección de complicaciones, entre los que cabe destacar:

  • Vigilar y curar diariamente el punto de inserción del catéter, mediante cura oclusiva, salvo que el apósito este manchado o despegado, mediante técnica estéril.

  • Extremar las condiciones de asepsia previa manipulación, incluyendo lavado de manos con solución jabonosa de povidona yodada y guantes estériles.

  • Cerrar la llave de tres vías más cercana a la cabeza del paciente durante un máximo de 30 minutos cuando se produzcan cambios de decúbitos, traslados, cambios en la altura de la cabecera o cambios en la altura de la bolsa de drenaje.

  • Controlar que la posición del paciente sea en decúbito supino con la cabecera de la cama a 25-30 grados (excepto que este contraindicado por la presencia de lesiones o fracturas vertebrales, en cuyo caso la posición será de decúbito supino con la cabeza alineada) evitando las flexiones laterales del cuello para mejorar el retorno venoso.

  • Controlar las conexiones del circuito (recordar que se trata de un circuito cerrado). En caso de desconexión, clampar en el lugar más próximo al paciente, conectar mediante técnica aséptica y avisar a neurocirugía.

  • Controlar que la altura de la bolsa de drenaje esté de acuerdo con la indicación médica, generalmente tomando como referencia el conducto auditivo externo del paciente

  • Vaciar la bolsa colectora cuando esté aproximadamente tres cuartas partes llena o si han pasado más de 24 horas desde el último vaciado.

  • Verificar que el sistema no presente acodamientos.

  • No tomar muestras de líquido cefalorraquídeo de forma rutinaria, solo si existe sospecha de infección, y esto se realiza a través de los tapones de goma del sistema.

  • El catéter debe cambiarse rigurosamente, como máximo cada 7 días y se recomienda no dejarlo por más de 5 días.

  • Si el sistema está obstruido, se debe informar inmediatamente al neurocirujano. En ningún caso, no se debe aspirar ni infundir soluciones sin consultar previamente.

    En casos habituales de obstrucción causada por coágulos, se infunde una dosis de 250,000 unidades de estreptoquinasa junto con 2 ml de suero fisiológico, seguidos de otros 2 ml de suero fisiológico.

    Antes de realizar esta infusión, se debe extraer 5 ml de líquido para evitar un aumento en el volumen circulante.

  • Realizar un registro de las curas del punto de inserción, incluyendo la fecha y hora, el volumen del líquido cefalorraquídeo (LCR) drenado, notificándole al médico si este superara los 20 ml/h y las características del LCR, como su aspecto y color.

    En caso de que presente un color opaco, esto podría indicar una infección, por lo que se debería informar al médico.

Conclusiones

Los drenajes ventriculares externos desempeñan un papel vital en el manejo de pacientes con trastornos neurológicos, al proporcionar tanto información diagnóstica como tratamiento terapéutico al controlar la presión intracraneal y drenar el LCR.

Los drenajes ventriculares externos (DVE) Los cuidados de Enfermería son fundamentales para conseguir un adecuado mantenimiento de los drenajes ventriculares, así como una detección temprana de posibles complicaciones que pueda presentar este tipo de pacientes.

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