Índice
Autora: Beatriz Quintana Teruel. Graduada en Enfermería por la Universidad Alfonso X el sabio.
Coautoras:
- Nerea Romero Broto. Graduada en Enfermería por la Universidad de Zaragoza.
- Ana Sánchez Molina. Graduada en Enfermería por la Universidad de Jaén.
- Eva María Guijo Sánchez. Graduada en Enfermería por el Centro Universitario de Mérida.
- Ángeles Ceballos Linares. Graduada en Enfermería por la Escuela Universitaria de Enfermería Virgen de la Macarena.
El siguiente trabajo consiste en especificar los cuidados de Enfermería dirigidos a un paciente intervenido de cistectomía radical.
Palabras clave
Cistectomía radical, cáncer de vejiga, neovejiga
Introducción
El cáncer de vejiga es el cuarto tumor más frecuente entre la población masculina de los países desarrollados y junto con el de próstata, son la principal causa de las derivaciones urinarias. La media de edad del paciente con este tipo de cáncer es de 65 años.
El principal síntoma es la hematuria y el tratamiento de elección, en los tumores de tipo más agresivo, es la cistectomía radical, que consiste en la extirpación de la vejiga en su totalidad. Es una solución eficaz para el control de la enfermedad en los estadíos más agresivos y con mayor riesgo de metástasis, a pesar de que la mortalidad a los 5 años alcanza el 50%, igualmente tras la cirugía la mitad de los pacientes mostrarán complicaciones, por lo que tendrán que llevar un seguimiento de por vida.
Este control se centrará en la detección temprana de recidivas tumorales, por ello en los tumores de estado más avanzado o con ganglios positivos se utiliza la quimioterapia de tratamiento complementario tras la cirugía.
Existen varios métodos de cirugía que se pueden emplear ante este problema de salud, destacan dos, su elección dependerá del tipo de paciente y su calidad de vida previa a la cirugía y valorando la posterior.
- Derivación urinaria continente: la neovejiga (Studer). La eliminación de la orina se producirá a través de la uretra. El almacenamiento de la orina se producirá en una vejiga “fabricada” a partir de un asa ileal.
- Derivación urinaria no continente, la externalización de la orina se hará por una vía artificial, una urostomía con catéter tipo Bricker.
Según la técnica realizada, como enfermeras realizaremos unos cuidados u otros. La actuación fundamental ante este tipo de paciente será fomentar la educación sanitaria, el autosondaje o el cuidado de la urostomía, serán los principales conceptos a enseñar. Llevaremos a cabo dicha formación cuando la persona se encuentre estabilizada.
Cuidados postoperatorios inmediatos
- Control de constantes por turno
- Valoración de coloración de piel y mucosas.
- Identificar drenajes, sondas y catéteres para control de débitos posteriores tanto cantidad como aspecto y anotarlo.
El paciente al llegar a nuestra unidad tras la cirugía portará:
- Vía central con fluidoterapia, analgesia y nutrición parenteral si precisa.
- Herida quirúrgica en zona de laparotomía media abdominal.
- Drenajes en lecho quirúrgico
- Sonda vesical que actuará como drenaje si porta catéter Bricker y como eliminación urinaria si se ha realizado neovejiga.
- Estoma con dos catéteres que actúan como uréteres, se mantendrán aproximadamente un mes. Dicha bolsa se conectará a una bolsa de orina para control de débito.
- Sonda nasogástrica, si no se retira tras llegada de quirófano se conectará a aspiración según pauta médica.
Vigilar eliminación urinaria para detección de posible fuga.
- Controlar permeabilidad de catéteres ureterales, realizar lavados con suero fisiológico si procede.
- Controlar permeabilidad de sonda vesical Studer de la neovejiga, normalmente con tendencia a la obstrucción por moco, se realizarán lavados con 10-20cc de suero fisiológico por turno.
- Vigilar volumen y aspecto de la orina.
- Valorar hematuria.
Aspectos a tener en cuenta a lo largo del ingreso
- Prevención precoz de signos y síntomas de íleo paralitico: Nauseas, vómitos, malestar general, distensión abdominal, valorar presencia o ausencia de peristaltismo, mantener SNG o valoración facultativa para instauración, vigilar deposiciones y expulsión de gases.
- Valoración de signos de evisceración: Dolor abdominal al realizar un esfuerzo, débito del drenaje de aspecto bilioso, valorar la aparición de manchas en los apósitos de herida quirúrgica.
- Prevención precoz de signos y síntomas de tromboembolismo pulmonar o tromboflebitis: Vigilar dolor torácico agudo, disnea, desaturación, taquicardia, taquipnea. Administrar profilaxis trombo embólica con heparina de bajo peso molecular, movilizar extremidades inferiores, sedestación precoz según prescripción.
- Prevención de aparición de sepsis: medidas de asepsia para el manejo de drenajes, curas de heridas y manipulación de vía central.
- Valoración del dolor: medición por turno de escala EVA, valorar localización, intensidad y duración, administración de analgesia pautada.
- Prevención de infección de herida quirúrgica: valorar síntomas (fiebre, enrojecimiento, supuración, calor, dolor…) curar herida quirúrgica según protocolo y normas de asepsia, administración de antibióticos pautados.
- Prevención de aparición de procesos respiratorios: vigilar aparición de disnea, fiebre, desaturación. Estimular tos y expectoración de secreciones.
- Control de nutrición tras intervención quirúrgica: dieta absoluta tras nueva orden, instaurada SNG en quirófano hasta nueva orden, en aspiración continua, iniciar tolerancia líquida y dieta progresiva de forma lenta según prescripción.
- Prevención y detección precoz de signos de hemorragia: control de constantes, vigilar débitos de drenajes y diuresis, vigilar herida quirúrgica.
- Mantener cubiertas las necesidades básicas durante la inmovilización: ayudar en aseo, cambio de posición. Implicar a la familia en los cuidados.
- Minimizar riesgo de ansiedad: valorar situación psicológica del paciente, ayudar a verbalizar sentimientos y dudas, aclarar dudas del paciente y familia. Procurar ambiente cómodo y tranquilo las siguientes 72h tras la cirugía.
Conclusiones
Como aspecto a tener en cuenta sobre estos pacientes cuyas vidas han sufrido y van a sufrir grandes cambios. La implantación de una neovejiga (Studer) no provoca cambios externos, pero si conllevan alteraciones en la vida de los pacientes, tener una urostomía implica la responsabilidad de la adquisición de hábitos de vida nuevos. Hecho a tener en cuenta en el momento de la atención integral por parte del personal de Enfermería, además de la manera en la que el paciente y la familia se involucren desde el principio será imprescindible para la adaptación a su nueva situación.
Bibliografía
Herranz Amo F. (2000) Seguimiento de los pacientes con cáncer vesical tratados mediante cistectomía radical. Actas Urológicas Españolas. 24(2): 144-154
Villalobos León M., Molina Villaverde R., Navarro Expósito F. y Álvarez-Mon Soto M. (2013) Cáncer de vejiga. Medicine – Programa de Formación Médica Continuada Acreditado. 11(26): 1568-1577
Riomoros Sanz, M.B.; Herrero Cecilia, I. y Carrasco Díaz, R. (2008) Cistectomía total: un mismo problema, distintas soluciones. Asociación Española de Enfermería en Urología. (108) 10-13