COVID-19. ¿Existen los enfermos asintomáticos?

Incluido en la revista Ocronos. Vol. V. Nº 8–Agosto 2022. Pág. Inicial: Vol. V; nº8: 188

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Autor principal (primer firmante): Alejandro Sousa

Fecha recepción: 29 de mayo, 2022

Fecha aceptación: 23 de agosto, 2022

Ref.: Ocronos. 2022;5(8) 188

Autor: 

Dr. Alejandro Sousa. Urólogo. Experto universitario en Virología. Hospital Comarcal de Monforte. Monforte de Lemos – Lugo

https://orcid.org/0000-0002-4178-4353

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          Según la real academia española de la lengua, se llama oxímoron a la “combinación, en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido, ejemplo: silencio atronador” (1). Otros ejemplos como fuego-helado, instante-eterno o luminosa-oscuridad nos demuestran que se trata de una metáfora, es decir de recurso literario utilizado para dar énfasis a una idea. Sin embargo, su uso en ciencia es intrínsecamente ilegítimo y representa una utilización torticera del lenguaje.

          A finales de mayo de 2022, el número de personas diagnosticadas de COVID-19 era de casi 530 millones y los muertos aceptados son unos 6.3 millones. Sin embargo, un estudio realizado en la universidad de Pekín, que incluía 30 millones de casos procedentes de 95 estudios de 4 continentes, demostró que al menos el 40% de las infecciones por COVID-19 son asintomáticas

          El concepto “enfermo asintomático” se creó de forma “ad hoc” para esta enfermedad. Intencionadamente o no, esto ha sobredimensionado el problema y ha conseguido meter miedo en la población. Intencionadamente o no, con ellos ha podido aplicar reglamentos arbitrarios, limitar derechos civiles y obligar a tener un pasaporte vacunal para viajar o trabajar. Si bien, legalmente no pueden obligar a vacunar a una persona, es evidente que se ejerció una presión psicológica, mediática, política, científica y social para conseguir que se vacunase el mayor número de personas a pesar de tratarse de la inoculación de un tratamiento genético experimental que no tiene precedentes en la historia de la humanidad.

          Termine la carrera de medicina en 1984 y, nunca antes de 2020 se había utilizado la falsa expresión de “enfermo asintomático”. Siempre se ha manejado otro concepto similar, aunque básicamente diferente, que es la fase prodrómica de una enfermedad. La palabra “pródromo” (3) proviene del griego y significa “que precede” o “precursor”. Es decir, es la fase que precede al desarrollo de la enfermedad.

          ¿En qué radica la diferencia? En que los “enfermos asintomáticos” de COVID-19 nunca desarrollaron síntomas de ninguna enfermedad, si estuvieran verdaderamente enfermos terminarían mostrando la enfermedad al pasar de la fase prodrómica a la clínica. Son diagnósticos realizados por un test que demuestra la presencia de un determinado material genético que, en muchos casos, tiene unas concentraciones tremendamente bajas incompatibles con un cuadro infeccioso. Además, existen dentro y sobre nuestro cuerpo billones de virus y bacterias que componen lo que se denomina nuestro “viroma” y “bacterioma” respectivamente (4). Es decir, virus que simplemente viven en armonía con nuestro cuerpo sin causar enfermedad alguna. Se dice que el 80% de los humanos tiene el virus del herpes en forma inactiva. ¿Son todos enfermos asintomáticos?

          Un estudio realizado en la universidad de Plymouth (R. Unido) demostró que la sangre del 43% de los más de 8200 participantes estudiados contenía material genético de 94 virus (ADN y ARN) incluyendo herpesvirus, anellovirus, papilomavirus, VIH, HTLV, Hepatitis B y C, parvovirus C-19 y virus de la influenza (5). ¿Acaso la mitad de la población humana son enfermos asintomáticos?

Imaginemos que nos hacen un cultivo de piel, de saliva o de heces. Con elevada probabilidad veremos respectivamente estafilococo epidermidis, estreptococo mutans y Escherichia coli. ¿Significa eso que padecemos impétigo, caries o enterocolitis? La respuesta es un rotundo no. No existen los enfermos asintomáticos. Existen pacientes en fase prodrómica y la enorme mayoría de los diagnosticados de COVID-19 generalmente con un PCR a más de 30 ciclos eran simplemente personas sanas a las que aislaron y aterrorizaron.

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Respecto al número de muertos, las autoridades de la mayoría de los países han reconocido que al menos la mitad de los pacientes oficialmente contabilizados murieron “con COVID, pero no de COVID”. Es decir, pacientes politraumatizados, con canceres metastásicos, sepsis, peritonitis, postoperatorios complicados y otros muchos enfermos terminales que han fallecido de otras patologías, pero dieron positivo a un controvertido test PCR que fue considerado totalmente ineficaz por un comité de expertos de todo el mundo (6).

Imaginemos por un momento que retiramos los “enfermos asintomáticos” y a los “muertos con COVID” de las cifras de infectados y muertos por COVID-19. Aun así, hablaríamos de 250 millones de afectados y 3 millones de muertos. Si fotografiamos a dos personas convenientemente situadas, la más alejada puede caber en la palma de la mano de la otra. Por tanto, es nuestra obligación hacer una comparativa real del COVID-19 con otras enfermedades infecciosas del mundo.

Entre 2000 y 2020 se produjeron en el mundo 3.230 millones de casos de cólera en el mundo, es decir unos 162 millones al año (7). Desde el comienzo de la epidemia del SIDA, 76 millones de personas han contraído la infección y 35 millones han muerto a causa de enfermedades relacionadas con ella. De hecho, 1,8 millones lo hicieron en 2016 (9). De la misma forma, según datos de la OMS, se estima que cada año mueren casi 1.8 millones de tuberculosis. En la página web “information is beautiful” (10) realizaron una tabla de mortalidad diaria por diferentes enfermedades infecciosas que fue confeccionada con datos publicados por los CDC, la OMS y Lancet a fecha de 16 de marzo de 2020. En dicha tabla comparaban cifras de enfermedades que golpean a la población mundial desde hace décadas con una enfermedad que apenas comenzaba a expandirse de forma mundial.

Para ser justos y objetivos, he recalculado la cifra diaria de muertos diarios de COVID-19 desde el 31/12/2019 hasta el 30/5/2022 y una cifra de muertos DE COVID-19 de 3 millones, lo que arroja un resultado de unos 2.142 muertos diarios. De esta forma, la verdadera mortalidad relativa del COVID-19 frente a otras enfermedades infecciosas seria la que se resumen en la figura 1.

Este análisis nos permite entender que la cifra de muertos anuales “DE COVID-19” (No CON COVID-19) no alcanza las cifras de otras enfermedades infecciosas para las que nunca hemos realizados confinamientos, restricción de derechos civiles ni vacunaciones forzadas.

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La brevedad de este editorial no permite abordar ciertos conceptos que la OMS cambio recientemente “ad hoc” como la definición de pandemia, la de inmunidad de rebaño e incluso del propio concepto de vacuna que se modificó ya 3 veces para poder incluir estos tratamientos experimentales con material genético modificado. Hasta el mayor defensor de la pandemia de COVID-19 y sus “vacunas” sabe que en este tema se mueven muchos billones de euros a nivel mundial y que el dinero es capaz de comprar muchas voluntades incluyendo el relato oficial que la mayoría de la población acepta sin rechistar. Pensar de manera crítica es algo muy saludable que invito a todos a practicar.

Referencias

  1. https://dle.rae.es/oxímoron
  2. Qiuyue Ma, Jue liu, Qjao BD. Et al Global Percentage of Asymptomatic SARS-CoV-2 Infections Among the Tested Population and Individuals With Confirmed COVID-19 DiagnosisA Systematic Review and Meta-analysis JAMA Netw Open. 2021; 4(12):e2137257. DOI: 10.1001/jamanetwork open.2021.37257
  3. https://dle.rae.es /pródromo
  4. Wylie, Kristine M, Weinstock, George M, Storch, G. Emerging view of the human virome. Translational Research 2012, 160 (4): 283-90. doi:10.1016/j. trsl.2012.03.006.
  5. Moustafa A, Xie C, Kirkness E, Biggs W, Wong E, Turpaz Y, Bloom K, Delwart E, et al. The blood DNA birome in 8.000 humans. PLOS Pathogens 2017, 13 (3): e1006292. doi:10.1371/journal. ppat.1006292.
  6. Borger P, Rajesh B, Yeadon M, Craig C, McKernan K, Steger K. et al. External peer review of the RTPCR test to detect SARS-CoV-2 reveals 10 major scientific flaws at the molecular and methodological level: consequences for false positive results. DOI: 10.5281/ zenodo.4298004
  7. https://es.statista.com/estadisticas/ 600362/numero-de-casos-de-colera- registrados-a-nivel-mundial/
  8. García AL, Brew J, Williams B et al. What is the true tuberculosis mortality burden? Differences in estimates by the World Health Organization and the Global Burden of Disease study. Int J Epidem. 2018, 47(5):1549-60. https://doi.org/10.1093/ije/dyy144
  9. https://www.elsevier.com/es-es/connect/ actualidad-sanitaria/sida-el-contador-macabro- que-no-para-35-millones-de-muertes-y-subiendo
  10. https://informationis beautiful.net

Declaración general:   

Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés en la publicación de este manuscrito, el cual es original y no contiene plagio.

El manuscrito no ha sido publicado previamente y no está en proceso de revisión en ninguna otra revista. El grafico utilizado es original y autoría propia