Autores: Mucientes Peinador, E; Pérez González, F.J; Bueno Sacristán, Á; Renedo Sánchez-Girón, G; Vásquez Suero, A; Mamolar Herrera, N.
La mejoría en la comunicación y el seguimiento de nuestros pacientes tras recibir el alta de la unidad, nos permite un mejor seguimiento y detección del síndrome post-cuidados intensivos, entidad que abarca un grupo de problemas de salud que se mantiene tras la enfermedad crítica y que comprenden alteraciones psiquiátricas, cognitivas y físicas. Este síndrome afecta también a familiares, sufriendo consecuencias negativas psicológicas y sociales, deteriorando su calidad de vida.
Es una de las unidades estratégicas del manual de buenas prácticas de Humanización en las Unidades de Cuidados Intensivos.
El incremento de la tecnificación en sanidad que facilita el trabajo diario de los profesionales, en ocasiones, deriva en el olvido de las demás esferas que forman parte del tratamiento y seguimiento óptimo del paciente. La peculiaridad de las unidades de críticos, tanto por los enfermos y familias como por el personal sanitario, implica una mayor importancia de la humanización en este ámbito. El tiempo, la infraestructura, los horarios, la paciencia… el dolor. El miedo. La esperanza, la incertidumbre…los sueños.
Y las pesadillas.
La paciencia. Comunicación. Empatía. Malas noticias…y buenas.
Su conocimiento, la evaluación, la prevención y el tratamiento; su seguimiento, inspiran la creación de un proyecto innovador en el hospital con la finalidad de detectar y disminuir la clínica derivada de la patología crítica.
El objetivo principal es el mantenimiento o la mejoría de la capacidad funcional y calidad de vida. La evolución ideal de un paciente que ha sufrido un ingreso en UCI consiste en recuperar el estado de salud previo o el esperado según grupo de edad y situación médica.
Los recuerdos de nuestros pacientes son el núcleo del proyecto, un estudio prospectivo observacional en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Clínico Universitario de Valladolid con la finalidad de realizar un seguimiento de las altas, tanto en planta de hospitalización como, posteriormente, en una consulta. Asimismo, se realiza con el propósito de establecer formas de actuación para prevenir y detectar precozmente la aparición del síndrome post-UCI y hallar, una vez detectado, formas de manejo multidisciplinar para minimizar la sintomatología de tal forma que permita elaborar una escala definitiva a partir de las conclusiones para la detección y tratamiento de la patología descrita.
Durante el ingreso, en primer lugar, se realizarán medidas de prevención y se comprobará su aplicación. Se evaluará y tratará de forma adecuada el dolor, se harán pruebas de despertar y respiración espontánea, la elección correcta de la analgesia y la sedación, la prevención y tratamiento del delirium, el ejercicio y rehabilitación precoz y el compromiso y comunicación con la familia.
Se crea un cuaderno individualizado del paciente y familia; un diario de sus tratamientos, sus antecedentes y escalas de detección de síntomas (dolor, depresión…); así como criterios de derivación a Trabajo Social, Fisioterapia, Psiquiatría y Psicología mejorando los lazos de relación con otros especialistas para un mejor tratamiento del paciente y sus complicaciones, favoreciendo la comunicación interprofesional.
Se establecen protocolos de actuación y diagnóstico. En primer lugar, para la valoración de la afectividad, cognición y sueño se seleccionan escalas que revelen datos que objetiven alteraciones en cada esfera desarrollada. Se evalúa, asimismo, la calidad de vida previa. Se utiliza el cuestionario de salud EuroQOL-5D, el índice de Barthel, cuestionario de depresión de Beck, la escala HADS de ansiedad y depresión hospitalaria, el inventario de ansiedad Estado-Rasgo, la evaluación cognitiva de Montreal y el cuestionario de sueño de Richard Campbell. Se desarrolla, además, la escala de factores estresantes de UCI para valorar qué factores pueden mejorar la estancia del paciente en la unidad.
La evaluación del estado nutricional se establece mediante variables antropométricas y marcadores bioquímicos.
Se advierten alteraciones a nivel respiratorio y funcional que se objetivan en ciertos grupos de pacientes y diagnósticos, valoradas mediante ecografía diafragmática (grosor diafragmático, fracción de engrosamiento diafragmático y desplazamiento o excursión diafragmática) y exploración clínica con escalas de evaluación de fuerza muscular. La debilidad adquirida en UCI, frecuente en nuestras unidades, combina polineuropatía y miopatía. Es importante su diagnóstico y tratamiento precoz para la prevención de complicaciones posteriores y minimizar secuelas.
Al alta de la unidad de cuidados intensivos, se realiza seguimiento en la planta de hospitalización con el fin de favorecer la recuperación temprana de los pacientes y poder ofrecer ayuda tanto a las familias como a los especialistas que continuarán el tratamiento. Con ello, se fomenta la comunicación entre los especialistas, la colaboración y el manejo multidisciplinar mediante la cooperación de diferentes unidades y la ayuda con el conocimiento de los tratamientos y las técnicas realizadas previamente.
La continuación del seguimiento posterior al abordaje en la unidad implica un incremento de la seguridad de los pacientes y familias, una mejor conocimiento de la patología para desarrollar medidas de prevención adecuadas y mayor motivación del personal sanitario desarrollando un refuerzo en la implicación de la mejoría del paciente.
Y se crea la consulta.
La valoración al mes del alta hospitalaria ayuda a la evaluación de las posibles complicaciones que se ponen de manifiesto una vez que se comienza con el inicio de la rutina habitual previa al ingreso tras comenzar la recuperación hacia el estado de salud previo. El impacto socio-laboral y en la calidad de vida cobran importancia al alta y el apoyo psicológico tiene un papel importante durante la mejoría progresiva y la adaptación a la nueva situación.
El índice de sobrecarga del cuidador (Escala de Zarit) advierte una alarma en la familia que precisa un abordaje adecuado. Asimismo, su seguimiento, además de durante la enfermedad del paciente, es importante también en el caso de fallecimiento y prevención del duelo patológico. La comunicación de malas noticias y la empatía cobran especial interés en dichas circunstancias. La educación en este aspecto del personal sanitario y el conocimiento de esta realidad se desarrollan en la creación de este proyecto mediante el mejor seguimiento de los pacientes y familias en diferentes puntos del ingreso hospitalario.
La importancia del síndrome post-UCI en el desarrollo de secuelas y complicaciones y en la adaptación a la nueva situación o a la condición previa implica un mayor conocimiento de la patología, su clínica, prevención y terapéutica.
El manejo multidisciplinar y la mejoría en la comunicación entre personal sanitario y especialistas minimiza las complicaciones y mejora las medidas de prevención.
El seguimiento de los pacientes y familiares permite un mayor conocimiento de los factores implicados en el desarrollo del síndrome post-UCI. La creación de dicho proyecto se realiza con el fin de mejorar la calidad de vida y minimizar las secuelas que deterioren la calidad de vida posterior. El estudio de todos los factores implicados según diagnóstico al ingreso, permite descubrir en qué pacientes hay que incidir más según las variables alteradas detectadas.
La mejoría en las condiciones de la estancia en UCI permite una disminución de las causas que comprenden el síndrome post cuidados intensivos.
El descubrir la mejoría de nuestros pacientes y familias tras la estancia y el impacto en su vida implica una mayor motivación en el personal sanitario y en el trabajo desarrollado por Enfermería, médicos, TCAE, celadores, administrativos y demás personal implicado en el tratamiento e historia y vivencias durante el ingreso.
Minimizar el impacto de las patologías más graves. Pacientes críticos. Mejorar la calidad de vida, la estancia, el día a día, sus sueños. Emociones. Prevenir y tratar. Comunicar. Empatía.
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