Revisión bibliográfica: beneficios de la lactancia materna frente a la muerte del lactante

Autoras: Sandra Fernández Fariña (1), Beatriz Busto López (1), Marina Rodríguez Suárez (1), María Menéndez Granda (1), Eva Vázquez Fernández (2), Carla García Fernández (1), Clara Suárez Pérez (1), Laura Rodríguez García (3), María Gómez de Cos (1), Elena Sánchez Huerta (1), Alba Couce Pérez (3), Almudena Díaz González (4).

(1) Matrona en Hospital San Agustín (Avilés, Asturias) (2) Enfermera HUCA (Oviedo, Asturias) (3) Matrona en Hospital de Jarrio (Asturias) (4) Matrona Atención Primaria Gijón (Asturias)

Introducción

La causa del síndrome de muerte súbita del lactante se desconoce. En la actualidad, muchos médicos e investigadores creen que el síndrome de muerte súbita del lactante es ocasionado por muchos factores.

Las tasas del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) han bajado en forma considerable desde que los médicos comenzaron a recomendar que se acostara a los bebés de lado o boca arriba para reducir la probabilidad del problema. Sin embargo, el síndrome de muerte súbita del lactante aún es una causa importante de muerte de bebés menores de 1 año. En los estados Unidos, miles de bebés mueren por esta causa anualmente.

El 90% de casos de SMSL se da entre los 2 y 6 meses de edad. Estadísticamente aumenta la incidencia en los meses invernales. El SMSL es responsable de 1 muerte por cada 2.000 nacimientos aproximadamente en Estados Unidos; entre 1,5 y 2 muertes por cada 1.000 en la Unión Europea; y entre 0,15 y 0,23 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en España.Aunque es causa de muchas menos muertes que los desórdenes congénitos y los relacionados con las gestaciones cortas, es la primera causa de muerte entre bebés sanos después de un mes de vida.

La lactancia materna es uno de los tipos de alimentación más común para el recién nacido y sobre todo el más antiguo y conocido de todos los tipos de alimentación. Tipo de alimentación del que la propia naturaleza dota a la mujer para brindar alimento a su descendencia. La leche materna es el alimento que recibe el neonato y que procede de su madre. La lactancia natural se basa en administrar al bebe la leche de una mujer que no es su madre.

Definida por la OMS como: “forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables” (1), recomendando la lactancia materna de forma exclusiva hasta los seis meses de edad y prolongando ésta con la alimentación complementaria hasta los dos años.

La lactancia materna (LM) tiene muchos beneficios para la salud de la madre y el niño (2). La leche materna contiene todos los nutrientes que el niño necesita durante los seis primeros meses de vida. Protege contra la diarrea y las enfermedades comunes de la infancia, como la neumonía, otitis media y síndrome de muerte súbita del lactante (2) (3) (4).

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A largo plazo, la lactancia materna exclusiva se asocia con una menor tendencia a la obesidad y a la diabetes y con mejores puntuaciones en las pruebas de desarrollo intelectual y motor. (3) (6) (7).

Los adolescentes y adultos que fueron amamantados de niños, tienen menos tendencia a sufrir sobrepeso u obesidad. Son también menos propensos a sufrir diabetes tipo 2 y obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia (5).

 La leche materna fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas. La lactancia materna exclusiva reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la infancia, tales como la diarrea o la neumonía, y ayuda a una recuperación más rápida de las enfermedades. Estos efectos son mensurables en todas las sociedades, sin importar los recursos económicos de éstas (7).

Este tipo de lactancia también supone beneficios para la mujer y contribuye a la salud y bienestar de las madres. Ayuda a espaciar los embarazos (MELA), menores tasas de sangrado, reduce el riesgo de cáncer de ovario y mama, aumenta los recursos familiares, es una forma de alimentación segura y carece de riesgos para el medio ambiente. (8) (9).

La lactancia materna exclusiva consiste en ofrecer al lactante únicamente leche materna. No se dan otros líquidos, ni sólidos (ni siquiera agua), exceptuando la administración de soluciones de rehidratación oral o de vitaminas, minerales o medicamentos en forma de gotas o jarabes.

Existen estudios que avalan que, si se empezase a amamantar a cada recién nacido en la primera hora tras su nacimiento, y se continuase con una lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, prolongando dicha lactancia hasta los dos años se conseguirían salvar al año 800000 vidas infantiles (10).

La OMS recomienda que los lactantes empiecen a recibir alimentos complementarios a partir de los 6 meses. Entre los 6 y 8 meses, dos alimentos al día, entre 9 y 11, tres y entre 12 y 24, cuatro alimentos al día, añadiéndoles productos nuevos una vez al día, atendiendo a los gustos individuales de cada bebé. El asesoramiento a las familias es fundamental para que estos criterios se cumplan, ya que la mayoría de las madres, aun conociendo estas recomendaciones, incorporan la alimentación complementaria de forma precoz y el abandono de la lactancia materna es anterior a los 6 meses (11, 12)

La leche materna contiene anticuerpos que ayudan a proteger de enfermedades en la infancia, como la diarrea, y la neumonía, que son las dos causas principales de morbilidad en los dos primeros años en todo el mundo. También es beneficiosa para las madres, ya que reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario, ayuda a las mujeres a recuperar más rápido su peso anterior al embarazo y reduce las tasas de obesidad, pues facilita el restablecimiento del metabolismo materno después del embarazo.

Un número cada vez mayor de estudios han demostrado que la lactancia materna tiene, tanto a corto como a largo plazo, efectos beneficiosos sobre el sistema cardiovascular materno, actuando sobre los factores de riesgo, tales como el nivel de lípidos, la obesidad, la presión arterial, la insulina y los niveles de glucosa. Así pues, la lactancia materna se debe promover tanto para la salud del bebé como de la madre (13)

A pesar de sus beneficios, la prevalencia de la lactancia materna es muy baja. En todo el mundo, los niños menores de 6 meses alimentados con lactancia materna no llegan a un 40% (14) (15).

En España, la prevalencia de lactancia materna al alta hospitalaria es del 84,8%, a los 4 meses del 53,7%, y a los seis meses del 15,4%. (16) (17).

El Síndrome de muerte Súbita del Lactante (SMSL) es un diagnóstico de exclusión. Es la muerte repentina e inesperada de un lactante, en aparente buen estado de salud, que persiste inexplicada luego de una exhaustiva investigación que incluye la realización de una autopsia completa, examen de la escena de la muerte y la revisión de la historia clínica. La Ley 18.537 y su reglamentación hicieron posible que los lactantes fallecidos inesperadamente tuvieran además del peritaje forense, un estudio especializado realizado por patólogo pediatra. De esta manera, además de establecer que se trata de una muerte no violenta, permite identificar su causa e investigar los factores de riesgo para poder evitarla (18).

En España, la ratio promedio de incidencia de mortalidad por el síndrome de muerte súbita del lactante de los países industrializados –de 1,5 a 2 por 1.000 de nacidos vivos–, cada año morirían alrededor de 900 lactantes por el SMSL en nuestro país, que contrasta con el apenas centenar de casos que se contabilizan cada año (19).

Hay un predominio del sexo masculino en la mayoría de los estudios, con aproximadamente un 50% de sobretasa respecto al femenino. La máxima incidencia se produce entre los 2 y los 3 meses de edad, siendo poco frecuentes los casos antes de las dos semanas de vida y después de los seis meses.

LA gran mayoría de los casos ocurren entre la medianoche y las nueve de la mañana, por lo que se ha supuesto que acontecen durante el sueño. También predominan los­ casos acaecidos en los meses fríos y húmedos (doble incidencia) respecto a los cálidos y secos, tendencia que también muestra, en menor grado, el resto de la mortalidad posneonatal (20)

Objetivo

El objetivo principal del presente trabajo es analizar la relación existente entre lactancia materna y el síndrome de la muerte súbita del lactante.

Metodología

Para realizar el presente trabajo, se ha llevado a cabo una revisión bibliográfica de extensa documentación referente a lactancia materna como factor de riesgo ante esta patología en diferentes bases de datos para obtener la información necesaria para abordar los objetivos prefijados.

Para la realización de esta revisión bibliográfica, la información ha sido obtenida mediante el estudio sistemático de artículos y publicaciones científicas sobre los temas antes citados.

Para acceder a estos artículos y publicaciones se ha realizado una búsqueda en diferentes bases de datos, como, por ejemplo: PubMed, Medline, Grateful Med, Embase, Cochrane, Dialnet, Scielo, UpToDate. También se ha utilizado el buscador Google Académico. Han sido también consultadas diferentes páginas web de asociaciones o sociedades como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Asociación Española de Pediatría (AEP), Instituto Nacional de Estadística (INE), Federación Española de Asociaciones Pro-Lactancia Materna (FEDALMA) y consulta de libros y revistas científicas relacionadas con el tema a tratar.

Las palabras clave que se utilizaron en español para realizar la búsqueda en las bases de datos anteriores, fueron: lactancia materna, síndrome muerte súbita del lactante, factores de riesgo del síndrome de la muerte súbita del lactante y beneficios de la lactancia materna. Y en ingles se han utilizado: co-sleeping, sudden infant death syndrome, risk factors for sudden infant death syndrome and benefits of breastfeeding.

La búsqueda se llevó a cabo mediante la lectura y síntesis de la información recogida y la selección de los artículos cuyo contenido estaba dotado de mayor relevancia, especificidad y evidencia científica.

Se han obtenido un total aproximado de 43 artículos en el total de bases de datos anteriormente mencionadas. Tras la lectura y aplicación de los criterios de exclusión se han utilizado para la redacción del presente trabajo un total de 25 artículos, que posteriormente serán referenciados bibliográficamente.

Resultados

Bruñuel y Cuervo, en su revisión sistemática con metaanálisis La lactancia materna se asocia z menor riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante concluyeron que la lactancia materna (LM) protege contra el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Este efecto es mayor cuando la lactancia materna es exclusiva. La recomendación de amamantar a los lactantes deberá incluirse en los mensajes destinados a reducir el riesgo de SMSL.

Continúan comentando que, a pesar, de algunas limitaciones metodológicas del estudio, la lactancia materna debe recomendarse tanto en las maternidades como en las consultas de Pediatría de Atención Primaria, por sus múltiples ventajas, entre ellas su posible efecto protector sobre el síndrome de muerte súbita del lactante. Dentro de los consejos para su prevención (posición al dormir boca arriba, uso de chupete una vez la lactancia materna está bien establecida), la lactancia materna debe ser recomendada como un factor protector más (21).

Chalco Orrego y Rojas Galarza, en su artículo La reducción del riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante por la lactancia materna, reflejan como conclusiones que la lactancia materna redujo el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) en un 50%, en todas las edades de la infancia. Se recomienda que se incluya el consejo de la lactancia materna durante el primer semestre de vida, como medida para reducir el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante.

Añadieron además que, de acuerdo con este estudio de casos y controles bien diseñado y con análisis de supervivencia, parece razonable incluir a la lactancia materna durante los primeros seis meses de vida, dentro de las recomendaciones para reducir el riesgo de SMSL (22).

En la hipótesis de las toxinas de bacterias comunes, la muerte se produce como consecuencia de que una infección vírica y otra serie de factores predisponen a la colonización de la mucosa nasofaríngea por bacterias productoras de toxinas que pueden resultar letales en determinadas etapas de la vida y en individuos susceptibles. Dicha hipótesis no es algo nuevo y además va cobrando fuerza ya que integra muchos de los aspectos que conocemos del SMSL (23).

Por lo que, en este sentido, también se apoya la hipótesis infecciosa el hecho conocido de que la lactancia materna y las vacunaciones se presenten como factores protectores del síndrome de muerte súbita del lactante (24).

El Grupo de Trabajo de la AAP en las recomendaciones que establece en el Pediatrics del 2005, recomienda el chupete, una vez establecida la lactancia materna, desde aproximadamente el mes de vida, para dormir. Aunque no está explicado claramente el mecanismo, se entiende que, utilizándolo durante el sueño, hasta el año de vida, los niños tendrían un patrón de sueño más superficial, aumentando los despertares, además de aumentar el número de episodios de succión-deglución no nutritiva que favorecería el aclaramiento esofágico si existiera reflujo (19).

Se ha demostrado en numerosos estudios de casos y controles y metaanálisis (odds ratio [OR] 0.55) la asociación de la lactancia materna como factor protector de SMSL. La lactancia materna debe prolongarse al menos hasta los seis meses de edad, ya que la gran mayoría de muertes súbitas ocurren en este periodo. En casi todos los trabajos se ha probado la asociación de lactancia materna como factor protector de SMSL (24, 25):

En un trabajo amplio de casos (333) y controles (998), la recogida de datos se hizo mediante un cuestionario que incluía variables independientes y tipo de lactancia (materna exclusiva, mixta y sin lactancia materna). Los resultados de lactancia materna exclusiva y disminución del riesgo de SMSL fueron claros, tanto en el análisis univalente como multivalente: el 50% de los casos frente al 83% de los controles recibía lactancia materna exclusiva a la edad de dos semanas. El 93% de los casos frente al 72% de los controles tenía lactancia materna exclusiva al mes de vida. El 9% de los casos frente al 33% de los controles recibía lactancia materna exclusiva un mes antes del cuestionario o muerte. La lactancia mixta disminuyó el riesgo de muerte súbita, pero perdió su significación en el estudio multivalente, después del ajuste para posibles factores de confusión.

En cuanto a los mecanismos de dicha protección, los autores explican que pueden ser plausibles mecanismos biológicos como a la inducción de la lactancia materna a un sueño con fácil despertar que se asociaría a menor riesgo de SMSL y mecanismos inmunológicos, ya que la lactancia materna protege de infecciones y estas están presentes en muchos casos de muerte súbita, además el pico de edad del síndrome de muerte súbita del lactante es entre el segundo y el cuarto mes (59% de los casos), que es cuando la IgG materna es baja.

En las recomendaciones incluidas en la guía de The Canadian Task Force on Preventive Health Care (25), se incluye como Recomendaciones A (buena evidencia para recomendar la acción preventiva), entre otras, la promoción de la lactancia materna.

Conclusiones

En las enfermedades multifactoriales como el SMSL, no se puede identificar la causa de un caso concreto, lo cual no impide que ante la falta de conocimientos se aplique a una serie de medida para proteger a los niños en este período tan vulnerable de la vida.

En las últimas décadas, los avances en el estudio del SMSL han permitido identificar diversos factores de riesgo (citados en el punto anterior).

Dormir de forma correcta y segura permite al bebé regular el ritmo circadiano que mantendrá durante toda su vida, un factor clave para que el niño pueda crecer física y cognitivamente.). También se sabe que los trastornos del sueño afectan gravemente al sistema endocrino, lo que puede provocar trastornos en la alimentación y derivar también en obesidad infantil, apnea del sueño e hiperactividad.

Como resumen de conclusiones derivadas de la lectura de bibliografía relacionada con lactancia materna y el SMSL podríamos decir que la lactancia materna reduce el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante y dicha protección continúa mientras el niño sea amamantado. Tal y como recomienda la OMS la lactancia materna debe prolongarse al menos hasta los seis meses. Y, debería haber programas que incluyeran la promoción de la lactancia materna como medida preventiva de muerte súbita y que dichos programas estuvieran enfocados sobre todo a las clases socioeconómicas más bajas, donde la prevalencia de lactancia materna es menor.

Modos de reducir el riesgo

  1. No permita que el bebé se acalore mientras duerme. Póngale ropa de dormir ligera. Mantenga el dormitorio a una temperatura que resulte agradable para un adulto.
  2. No fume durante el embarazo. Además, no permita que nadie fume alrededor del bebé. Los bebés que están expuestos al humo de fumadores tienen un mayor riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante. Si los padres o la persona que cuida al niño fuman, una de las cosas más importantes que pueden hacer para el bien de su salud y la salud del bebé es dejar de fumar.
  3. Los chupetes o bobos pueden reducir el riesgo de SMSL. Sin embargo, si su bebé rechaza el chupete o si se le cae de la boca, no lo fuerce. Su usted le da el pecho, espere hasta que el bebé tenga por lo menos un mes para empezar a ponerle un chupete.
  4. Evite comprar productos que dicen prevenir el SMSL. La gran mayoría no han sido puestos a prueba para determinar su seguridad. Ninguno ha demostrado reducir el riesgo del SMSL.
  5. Los monitores de bebés para el hogar, también deben ser evitados. Mientras que pueden ser de gran ayuda para bebés con problemas cardíacos o respiratorios, no se ha comprobado que reducen el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante.
  6. Cuando el bebé esté despierto, permita que pase mucho rato boca abajo. Esto le ayudará a fortalecer los músculos del cuello y evitar la formación de puntos planos en la cabeza.
  7. Comparta esta información con cualquier persona que cuide a su bebé, como niñeras, abuelos y otras personas.

Bibliografía

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