Actitud, motivación, empatía, escucha activa y apoyo emocional del TCAE ante el paciente y familia

Autoras: Mónica Ares Díaz, Mª Isabel Álvarez Fernández, Antonia Álvarez Nieto

Actitud y motivación

La actitud es una disposición estable de la personalidad para reaccionar ante ciertas situaciones mediante conductas sistemáticas y uniformes.

Podemos distinguir los siguientes componentes en toda actitud:

  1. Componente cognoscitivo: Formado por la idea, el conocimiento o la creencia que se posee de una persona, creencia o hecho.
  2. Componente afectivo: Es el grado de motivación que hace ser favorable o desfavorable la vinculación afectiva con la persona o el hecho. Nos referimos a los motivos que impulsan a actuar de una manera determinada.
  3. Componente conductual: Formado por la tendencia de la conducta que se traduce en comportamientos indeterminados.

Las actitudes son adquiridas de diferentes maneras:

  • Por Imitación: Las conductas o reacciones se aprenden espontáneamente por transmisión mimética de los semejantes.
  • Por Instrucción: La persona es instruida por otra sobre las actitudes que debe asimilar. Es una forma específica de transmitir la información.
  • Por enseñanza: Es la forma más correcta de promover actitudes favorables, aunque la más difícil en la obtención de éxitos. Respeta la independencia de la persona y le permite ir construyendo y consolidando su forma de ser y actuar. También favorece la aparición de nuevas actitudes.

La motivación es la acción encaminada a impulsar el comportamiento de otras personas en una determinada dirección. En el caso del Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), la motivación es el motor real de ese gran esfuerzo que hace posible que pese a todas las vicisitudes que conlleva nuestro trabajo, éste sea realizado con la mayor profesionalidad, cercanía y empatía posibles.

No vamos a enumerar toda la carga física y emocional que implica nuestro trabajo, pero no engañamos a nadie si reconocemos que, en lo que concierne a lo sanitario, es una de las profesiones más exigentes que hay. Por la naturaleza de sus acciones, por la proximidad con los pacientes, y por la exposición, tanto física como emotiva, que trae consigo el cargo, la motivación, y que ésta se mantenga en un estado alto, es harto esencial en esta profesión.

Empatía y escucha activa

La empatía es la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar del otro y compartir sus sentimientos. Este concepto, si lo adaptamos a nuestro trabajo, diríamos que la empatía es la capacidad de un TCAE de vivenciar la manera en que siente el paciente y de compartir sus sentimientos, lo cual puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o de su forma de tomar decisiones.

La escucha activa es un conjunto de comportamientos y expresiones que adopta el profesional sanitario ante el enfermo o sus familiares para comunicarle, de distintas maneras, que ha entendido y/o comprendido lo expresado por el propio enfermo.

Existen unas reglas básicas para una efectiva escucha:

  • Permanecer en silencio durante la escucha.
  • Responder estrictamente cuando sea preciso a lo manifestado por el paciente y/o familiar.
  • Resumir lo que ha dicho el paciente o su familia, resaltando los aspectos más importantes, como manifestación de interés y comprensión.
  • Demostrarle que hemos comprendido bien lo que se nos ha dicho, a través de alguna afirmación o pregunta clave sobre sus sentimientos.

Por otro lado, la escucha pasiva hace referencia al procedimiento seguido por el profesional sanitario para demostrarle al paciente que ha entendido y comprendido su mensaje, pero sin utilizar para ello el lenguaje verbal. Se vale de un gesto, una palmada, un movimiento afirmativo, una sonrisa, etc…

Apoyo emocional al paciente y familia

El apoyo emocional y la ayuda tanto al paciente como a la familia exigen del Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) un mayor conocimiento para identificar aspectos relevantes de la vida diaria que se relacionan con la salud, el conocimiento de los recursos internos y externos disponibles y el adiestramiento en algunas técnicas o habilidades.

Estas habilidades han de ir acompañadas de las actitudes, las cuales, como hemos dicho antes, tienen un componente cognitivo-evaluativo (conocer y valorar), motivacional-afectivo (explicar y sentir) y conductual. La formación en estos tres vectores constituye el modelo en el cual se ha de sustentar el apoyo y la ayuda a la persona enferma. Su finalidad no es otra que conseguir que la persona enferma y su familia adquieran un conocimiento a través de un aprendizaje reflexivo basado en la experiencia, se trata de un modelo de participación donde la familia es el centro de interés de los cuidados de la persona enferma, dado que es el apoyo social más constante y fiable para los enfermos.

La ayuda y el apoyo se conceptualizan como un recurso evidente que permite a los Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) realizar su papel de mantener la salud (del paciente y familia). Su objetivo es detectar y resolver los problemas que son de su competencia, o remitirlos, de forma oportuna, a quien corresponda para una atención adecuada.

La detección y la resolución de problemas sólo se puede conseguir con el establecimiento de una buena comunicación con el familiar y el paciente. El apoyo familiar da seguridad y confianza al enfermo.

Objetivos del TCAE

Por tanto, podemos acabar resumiendo que los objetivos finales a conseguir por el TCAE son los siguientes:

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  1. Ayudar al paciente a mantener una vida de calidad.
  2. Prestar apoyo a la familia.
  3. Detener o desacelerar el ritmo al que se va perdiendo capacidad funcional.

El apoyo y la ayuda ha de hacerse sobre la base de

  1. Proporcionar ayuda física al paciente para realizar las actividades de la vida diaria.
  2. Poner en marcha los recursos para obtener los equipos y suministros.
  3. Proporcionar conocimientos y asistencia para desarrollar la vida diaria.
  4. Establecer contacto con fuentes de apoyo (familiares, amigos…).
  5. Coordinar las actividades con otros miembros de la familia.
  6. Proporcionar estímulos que faciliten los cambios, evitando la monotonía.
  7. Promover la autovigilancia y el autocuidado si las circunstancias se dan.
  8. Evitar dependencia del enfermo y de la familia.
  9. Estimular la comunicación y participación en el planeamiento.
  10. Establecer mecanismos de retroalimentación.
  11. Establecer una relación humanizada con el paciente y su familia.

Bibliografía

– Más allá de la empatía. Richard G. Erskine, Janet P. Moursund, Rebecca L. Trautmann.

– Auxiliar de Enfermería del Servicio Riojano de Salud. SERIS. MAD. SIETE EDITORES.

– OPS. La salud y los derechos humanos: aspectos éticos y morales. Washington, DC: OPS; 1999 (Publicación Científica; No. 375)